«Horizonte cambrilense»: Archivo personal
Rufo Batalla, el personaje que, dicen, es una prolongación de Eduardo Mendoza, se agita entre la cubierta frontal y la contraportada de El rey recibe, que reposa, nuevo y cuidadosamente velado por la toalla, sobre la hamaca recién abandonada en la playa semidesierta que un Sol timorato y borroso apenas se esfuerza por templar.
Sale del agua la señorita Valvanera —madura y arrecida ondina de las aguas cambrilenses— tatuando sobre la arena seca y encrespada los firmes contornos de los pies que, zancada a zancada, la acercan a la tumbona desde donde el horizonte trazado con escuadra y cartabón semeja al finis terrae, esa antesala de un novelesco precipicio poblado por criaturas que la inventiva de cada cual moldea a su capricho.
Bonita manera de dar la bienvenida al Otoño.
Aquí, por ahora, también está siendo muy salífera la estación, y se multiplican las «Señoritas Valvaneras»,con ese ritual de zancada tras zancada llegar a la hamaca tras salir del agua del mar.
Tengo que hacer una anotación con Eduardo Mendoza, que hace tiempo no leo nada suyo.
El Rey Recibe. Apuntado queda.
Un beso, y feliz Domingo!
A los Otoños de los últimos años les pasa que han perdido su ubicación estacional subsistiendo entre el verano que se prolonga y el invierno que llega sin avisar. Menos mal que sus colores siguen prodigándose.
«El rey recibe» es una novela muy Mendoza; si te gusta el escritor, te gustará la novela.
Abrazos.
Voy a imitar a FaerieGlen y tomar nota del libro de Mendoza. De eso que escribes sobre la escuadra y el cartabón del horizonte, mirando la fotografía si la franja del cielo fuera más estrecha y se quitaran las tumbonas parecería talmente una bandera.
Te deseo una feliz semana.
No se me había ocurrido el símil con la bandera, pero ahora que lo dices, la veo. La bandera de los tres elementos.
Buena semana y grata lectura.
Tiene buena pinta el libro, y no se me ocurren mejores formas de pasar el mes de septiembre. Solo leí, de momento, la genial Sin noticias de Gurb, con la que me reí muchísimo.
¡Disfruta de la orilla!
La versatilidad de un buen libro reside, precisamente, en que suele ser atemporal y cualquier momento es óptimo para sumergirse en él, pausarlo y retomarlo; él siempre está ahí, dispuesto para quien se aventure a abrirlo.
En nuestra costa están haciendo unos días muy buenos de mar y baño. Y del libro tengo muy buenas referencias y hace poco he leído una entrevista con el autor.
https://www.ideal.es/culturas/libros/eduardo-mendoza-rey-recibe-rufo-batalla-20180905233432-ntrc.html
Es un tipo, Mendoza, que no deja indiferente a nadie. A mí me regaló el libro una persona que, paradójicamente, asegura que no tiene tiempo para «perderlo con un libro«.
con dos …ojones, los hay guasones, mira que su tiempo es oro. Bueno que Mendoza nunca defrauda, me lo apunto.
…pero mientras regale libros para que el tiempo lo «pierda» el prójimo…