«Donde arde la nieve»: Archivo personal
La pequeña se desprende de los big-foots[*], los planta con furia en la nieve y dice, en un tono entre lastimero y enrabietado: “Con la monitora me aburro. Yo quiero subir a Culibillas a ver el ibón”. Varios descensos en trineo y una improvisada batalla de bolas de nieve —con el resto de la chiquillería del cursillo de esquí— deshacen todo vestigio de enfurruñamiento pero no la fijación con las alturas. “Cuando tenga seis años subiré al ibón y a peña Telera y a…”
Relumbra el sol pese a los escasos siete grados de temperatura y bruñe las limpias rocas que parecen rozar el azulón celeste de Formigal. Desfilan, cual exuberantes vedettes sobre la mesa escenario del restaurante de Sallent de Gállego, una ensalada de tomate y boquerones con salsa agridulce, cinco pinchos de chuletón a la brasa y un inigualable milhojas de foie fresco que preceden a la deliciosa leche frita con la que se relame la pequeña mientras los mayores vencen el cálido sopor de la sobremesa aferrados a sus tazas de café.
NOTA
[*] Miniesquíes muy cortos que suelen utilizar las niñas y niños para iniciarse en el esquí.
¿Ensalada de tomate y boquerones? ¿Fritos los boquerones? ¿En vinagre? ¿Espichás?
Mira, pues no conocía eso de espichás… Pero el plato de ensalada de tomate y boquerones con salsa agridulce es exactamente éste, sacado del Facebook del restaurante de marras. Y no, no están fritos.
Los bigfoots esos van estupendos tb para adultos si sólo se hace alpino.
Jajaja… Comidas de foodies, me he quedado con el palabro… Foodies más q foodie… Jajaja…
Salu2.
…lo importante es que la persona usuaria de los miniesquíes, sea menor o adulta, se sienta cómoda con ellos.
(Lo reconozco. Un tanto foodies -que no tragaldabas- sí son. 😆 )
¿Ya está nevando por tu tierra?
– Jubi, hasta en el blog se ve caer la nieve.
Con 16 años y con unos esquís que en aquella época se medían levantando una mano y aproximando sus centímetros con la distancia medida desde los pies a la mano levantada, fui a Candanchú a un cursillo de 7 días organizado por la OJE (aunque no estaba inscrito en la mencionada organización), allí los primeros días el monitor me felicitó ya que yo me caía hacía adelante y según me dijo eso era buen síntoma ya que lo normal era sentarse en el suelo para frenar.
Me prometí que volvería para aprender a deslizarme por la nieve, pero los únicos que se deslizaron hasta perderse fueron los esquíes ya que no llevaban el freno que poseen en la actualidad.
Mis padres no pudieron permitirse ese lujo y yo me quedé con las ganas de aprender.
Cómo hubieras disfrutado, de haber nacido sólo unos añitos después, con esas Semanas de Esquí para Escolares…
a disfrutar.
Los manchegos esquiamos en el trigo verde, si nos subimos a unos esquíes nos matamos
…pero siempre queda el socorrido método del saco de plástico -de los de abono- usado como improvisado trineo en alguna cuestecilla, tras una nevada.
A mi, que ahora me han hecho acercarme a deportes que nunca hubiera imaginado que lo haría, me puede ver en las puntas de Aralar, cuando asoma la nieve, arrasando las praderas con el trineo de mi hijo… Así que, aunque nunca me ha gustado eso de esquiar, no le digo que no vaya a hacer… !Qué débiles nos hace la paternidad responsable!
¿Débiles…? Quizás sí. Pero débiles satisfechos, monsieur de Batz, al contemplar la felicidad proporcionada.