«Photoart #240»: Teddynash
La clausura de las piscinas de la Huerta de Blanquiador, por fin de temporada, ha concentrado a los bañistas a la orilla del río, junto al remanso conocido como O Pozanco, donde las sombrillas publicitarias, las esterillas, toallas y neveras portátiles añaden cierto pintoresquismo al paisaje que sobrevuelan los buitres en su ruta hacia la cresta en cuya vertical se halla el Fosal de la Reineta.
Los veraneantes más osados, aquellos que consideran domingueros a quienes se contentan con instalarse sobre las toallas para apurar la agradable tibieza de los rayos solares, atraviesan en peligroso equilibrio el murete del antiguo azud para bajar, arrastrándose por una leve inclinación de la cortada, hasta la poza de aguas gélidas y borde resbaladizo.
El espectáculo de improvisado funambulismo que se desarrolla en la parte alta, atrae las miradas y los comentarios de quienes reposan junto a las aguas en calma.
—Pues ya son ganas de meterse en pinganetas.
—Estos se esmorran.
—No se les estaría mal un buen tozolón, por tordoletes.
—Luego vendrán que el culo me hace mal.
—¿No es ese el yerno de la señora Palmira?
—Otro estalentau.
Meterete, la obsequiosa compañera de la desaparecida cigüeña Bascués, observa la panorámica desde el nidal alternativo que, sobre una plataforma de madera, domina los alrededores del azud. Pronto, el retejado de la iglesia habrá concluido y el ave retornará a su casa de siempre. Meterete, con cerca de tres lustros de existencia, renunció a su condición de ave migratoria hace cinco años, habituada ya a las duras condiciones climatológicas del invierno.
Las palabras aragonesas suenan di-vi-nas de verdad.
Salu2,
…a mí me suenan próximas y cotidianas, 😉
O Pozanco, me lo imagino todo parejo al Ojo del Canal en Zaragoza en sus buenos tiempos, cuando el agua que bajaba por el río Huerva, estaba limpia y bastante clara, allí nos concentrábamos unos cuantos osados mozetes, en mi caso con mis padres y con una cámara de neumático de camión y bañándonos apurábamos casi hasta que llegaba la nuei, ya que la merienda también se minchaba a orillas del Huerva. Tengo una foto actual, pero hecha desde el canal y casi no se aprecia nada. Así que una mayor idea, si no lo conoces, te la harás con un grabado de 1833, (casi, casi, iba yo a celebrar mi primera comunión). 😀
Sí se le da un aire, sí, Jubilado, aunque sin ojo y sin agua bajando por la almenara. Afortunadamente, todavía no hay que recurrir, en O Pozanco, a imágenes del pasado para contemplar un paisaje idílico.
En grabado de 1833, hay un enlace, yo desde mi ordenador no lo aprecio si no paso el cursor por encima.
Tu relato me trae agradables recuerdos de mi niñez, cuando los ríos de Madrid y alrededores cursaban con aguas cristalinas y las familias pasaban el día en las orillas disfrutando de la naturaleza. No necesitábamos más que bañador, toallas y ganas de compartir el tiempo y las tortillas de patata. Ahora es imposible gracias al progreso.
Un abrazo
Qué pena -…y rabia-, Luz, que los paisajes de tantas niñeces hayan quedado circunscritos, exclusivamente, a los recuerdos.
Besos de veranillo.
Esta primavera estuve unos días por Ordesa (y alojado en el pueblecito de Puyarruego), en donde descubrir que se mantiene el léxico autóctono, especialmente referido a plantas y animales.
(Aprovecho para darte las gracias por tu idea del «color berenjena», que me lo guardo para un post próximo. Saludos).
Añisclo y Ordesa, edenes para el espiritu. Buena elección viajera. Lluís. La lengua aragonesa resiste precariamente en minúsculos islotes, pero el vocabulario permanece todavía en el mundo rural.
Mi cordialidad.
P.S.- Será una gozada leer ese futuro post colorista.
Bueno, te avisaré en cuánto tenga el post berenjena. Tengo el tema y el título, sólo falta el texto.
Si así piensan los «domingeros» no quiero ni imaginar qué pensará la cigüeña:)
Si es que no tenemos remedio:)
Un placer reencontrarme con la belleza de tu prosa
Gracias
Abrazos
…seguramente teme que cualquier día se le instale el personal en el nido, de realquilados.
Celebro que tu brazo magullado haya recuperado fuerzas y podamos deleitarnos contigo, reina.