«Sierra de Guara»: Patrick Boit
…cómo envidia la masa corpórea humana, anclada a la gravedad térrea, los señoriales círculos del buitre leonado que engalana las crestas de las nubes con el atrayente trazado de su envergadura, planeando, ingrávido, sobre las piedras calizas esculpidas por el agua.
Contempla el tímido necrófago, con el hambre prendida del buche y la gorguera temblorosa, la vida que se agita en la caprichosa orografía de la sierra lamida por la desenmascarada bravura de las aguas, donde las truchas se agazapan para ocultar sus cruentas intenciones a la infeliz colonia de tritones pirenaicos que dormitan, confiados, en la orilla.
Yo, además de la escena y el paisaje que describes, envidio tu manera de plasmarlos.
Abrazos
la ley de la supervivencia…
feliz domingo para ti
🙂
Ay, Trini, que me vistes el ego con traje de fiesta…
Besotes.
Exactamente, Almena. Supervivencia. Y de eso saben mucho las aves carroñeras, a quienes se les escaquea el ganado muerto y se les limita el sustento.
Buen domingo, sí.
Uf, qué maravilla de fauna y de paisaje; creo, sin exagerar, que ese parque es uno de los lugares más bellos del planeta.
Besos
Sí, yo también lo creo. Bello lugar. Y mágico…
La sierra de Guara -según la leyenda- es un gigante acostado al que mató otro gigante pétreo, Gratal, en venganza por haber creado una sima, de la que brotó un río, entre él y su amada Gabardiella.
Si se mira Guara desde lejos, se distinguen la cabeza, el pecho y las rodillas del gigante…
Afectos, Luz.
No me extraña que defiendas a capa y espada el lugar, la foto lo dice todo. Precioso.
Saludos
Así es, Esperanza. Pero no es la zona donde hay amenaza de empantanamiento. Afortunadamente.
Afectos.