«Aísa»: Archivo personal
Anochece en estos Valles Tranquilos del Biello Aragón [*].
Bajo el balcón de barandilla ornamentada que preside la fachada de la casa se distinguen en la penumbra las margaritas y tusilagos que crecen junto al portalón rojizo de la entrada, con sus piedrecitas blanqueadas delimitando el espacio y el farolillo que hay a la izquierda de la aldaba dejando caer su brillo desteñido sobre el metal bruñido del buzón. Resuenan pasos en el empedrado de la calle en pendiente, pero no se ve a nadie. “Es el fantasma del rey Batallador vigilando los sueños”, dice la pequeña Jenabou, que no ha dejado de fantasear sobre el monarca navarroaragonés desde la visita a la ermita de San Esteban, donde el futuro soberano fue educado. “O igual marcha a la cascada de Sibiscal a darse un baño bajo la Luna… Bueno, no, que era un rey de otros tiempos y entonces no estaba de moda quitarse la roña, ¿no, mamá…? Para ser un rey guerrero era bien poquita cosa… Uno con sesenta y dos dijeron que le medía el esqueleto, ¿no? En unos meses le paso hasta yo. ¿Sabéis…? Cuando volvamos a casa podríamos parar en San Pedro el Viejo y volver a ver las tumbas del Batallador y del Monje”. “¿Para presentarles tus respetos y hacerles una reverencia?”, bromea Étienne. “Bah, no… Es que me gustan esos claustros y siempre encuentro algo interesante en los relieves de las columnas”.
Se rinden al sosiego las voces nocharniegas en el último tramo sabatino, en la habitación abuhardillada desde cuya ventana encarada al norte se adivina la mole del monte Aspe, a cuyos pies nace el río Estarrún, que discurre suavemente por el valle de Aísa hasta diluir sus aguas en las del brioso río Aragón y marchar con él a tierras navarras para engrandecer el caudal del padre Ebro.
Jenabou duerme.
NOTA
[*] Se conoce como Biello (Viejo) Aragón al territorio pirenaico donde empezó a forjarse el Reyno.
Me han entrado ganas de ir a conocer los Valles Tranquilos, parece un nombre ficticio, como de novela de aventuras.
Me encanta la foto, ¡qué sencilla y bonita!
Su nombre oficial es Valles Occidentales, pero reciben el apelativo de Tranquilos. Su paisaje es fascinante y los pueblos, con sus tradicionales casas montañesas, una preciosidad. Si tienes oportunidad de visitar esa zona, te maravillará.
Valles de Aísa, Ansó, Aragüés del Puerto, Borau, Jasa, Valle de Hecho y Canal de Berdún, los recorrí todos con un seiscientillos, entonces no pensaba que me pudiera dejar tirado… y sin embargo en cierta ocasión llevando a mis padres y dos tíos míos con bastante peso estos últimos, en lo alto del Puerto de Santa Bárbara, al lado de la ermita, al pobre vehículo le salía vapor de agua por todos los sitios. Paré a un vehículo que iba a Jaca y me llevó al concesionario de Seat en el mencionado municipio. Allí compré una bomba de agua, una junta culata junto a todas las juntas y piezas necesarias para poder montar lo que me hubiera fallado ya que todavía no tenía claro quien se había negado a subir a mis acompañantes.
Tuve suerte era la bomba del agua, que estaba muy dañada, el vehículo era muy viejo y al pobre la fallaban la articulaciones…
En otra ocasión al ir al Monasterio de Piedra, la correa de la bomba del agua se me rompió, conseguí arreglarlo… a partir de entonces llevaba en el coche lo que de manera inmediata pudiera necesitar.
Aún hoy en día llevo una caja de herramientas por si acaso, claro que también llevo el número de teléfono de la Mutua por si tuvieran que venir a rescatarme.
Espléndidos pueblos. Y no se puede pasar por la Canal de Berdún sin comprar exquisita repostería en la panadería que está al ran de la carretera… Ahora que cuentas lo del Seiscientos, allí en el puerto de Santa Bárbara solían parar los coches de antaño para refrescar el motor con el agua de la fuente; casi era una tradición… Lo terrible que era ese puerto con nieve, pero aquellos Seiscientos podían con todo. Aún se ven algunos, conservados como reliquias; símbolos de una época.
Eso sí, ya se podía ir a la zona más recóndita del Pirineo, que siempre había una familia de Zaragoza con la mesa y las sillas de camping compartiendo una gran tortilla de patatas o asando unas costillas, que entonces se podía hacer fuego en lugares habilitados o cerca de un río.
amo los gatos y los panes.
No son malos amores, no.
Así, como Jenabou, se aprende Historia…
Pues sí. Nada como recorrer los lugares donde se desarrollaron hechos históricos.
… Y que envidia da ver esos montes nevados y esos riachuelos con el calor que estamos pasando.
En las cumbres apenas quedan pequeñas manchas de nieve perpetua, pero las frías aguas de los ríos reconfortan.
Claro, que yo tuve la suerte de ir el otro día al Valle de Lecrín y eso también es muy distinto de la ciudad. Seis o siete grados de diferencia y un paisaje de naranjos en las estribaciones de Sierra Nevada. A media hora de trayecto… el paraíso.
Y solo a media hora, para aliviar el cuerpo de los calores y mimar la vista con un paisaje idílico e histórico. Qué gozada los naranjales a pie de monte… No siempre hay que realizar grandes trayectos para descubrir edenes; los hay en cada territorio.
Preciosos, recuerdo a esos Valles Occidentales, una maravilla de tranquilidad (bien ganado su apodo) y de paisaje y Aísa, si rebusco seguro que encuentro fotos hechas allí o Aragüés del Puerto. Un lugar para regresar más pronto que tarde. Me ha gustado el comentario de Emilio y la respuesta que le has dado. Han sido como dos post dentro del texto. Un abrazo.
Esos paisajes, llenan y llaman; no importa, como en tu caso, el tiempo que hace que no los visitas; los recuerdas y te siguen llenando. Son rutas para recorrerlas y extasiarse. De eso sabe mucho Emilio, que procede de un pueblo cercano a la encrucijada de Puente la Reina de Jaca, de donde parte la carretera que lleva a los Valles Tranquilos. Sus anécdotas son un privilegio porque acumula un bagaje de conocimientos prácticos y realistas expuestos con buenas dosis de humor.
Cordialidades.
Entre cascada, monasterio, y la curiosidad de Jenabou, a ese paseo por el lugar y su historia no le falta nada.
A disfrutar
Salud!
Bien completito; como tiene que ser para que encandile.
Cordialidades.
Que bonitas las margaritas en la noche!!
Pues sí, unas flores sencillas pero preciosas.
En la anochecida llega el sosiego de un día disfrutado y vivido con creces, como es el caso.
Me encanta esa pequeña Jenabou con su particular curiosidad y manera de entender las cosas, de darles su importancia y de llevarlas a su terreno.
Cuánto deberíamos aprender de la mirada de un niñ@ al descubrir nuevos lugares, personajes, historia, lugares, costumbres y sus gentes.
Yo lo he hecho con esta entrada que me ha encantado 🥰
Besos.
Las criaturas componen lo que aprenden del pasado como si de un cuento de aventuras se tratara, pero el poso de la historia queda allí, en forma de puzzle cuyas piezas van encajando conforme crecen y amplían su visión de la historia. Primero absorben y, posteriormente, establecen relaciones entre personajes y hechos.
Abrazos.