«Refugio»: Archivo personal
En el cementerio de Montparnasse está enterrado Étienne Roda-Gil —no lejos de Baudelaire— en una discreta tumba donde solo se lee el nombre de su esposa, Nadine Delahaye, fallecida de leucemia en 1990, catorce años antes que él.
Étienne (Esteve) Roda-Gil —anarquista, militante en la Agrupación de la CNT de Ménilmontant, escritor, actor, dialoguista cinematográfico y, sobre todo, afamado autor de más de setecientas letras de canciones— nació el 1 de agosto de 1941 en el campo de internamiento para refugiados españoles de Septfonds (Montauban, Francia), donde había sido detenida su familia. En ese horrendo emplazamiento llegaron a hacinarse, en 30 insalubres barracones, 16.000 personas hambrientas —muchas de ellas enfermas de tifus y tuberculosis— cuyo único crimen consistía en haber huido de una muerte anunciada en un país, España, donde al final de la guerra le siguió el comienzo de la venganza.
La infancia del pequeño apátrida Étienne transcurrió entre Réalville —donde sus padres formaron parte de la Agrupación de Trabajadores Extranjeros del campo de internamiento en el que fueron reubicados— y el suburbio parisino de Antony; allí sufrió la intolerancia y la xenofobia que marcarían sus ideas futuras.
Buen estudiante y lector avezado —Mallarmé y Lorca le apasionaban—, pronto destacó en Literatura, licenciándose en Letras.
Rebelde, ácrata, antiautoritario, antimilitarista e insumiso, cuando las autoridades francesas le ofrecieron, en 1959, la nacionalidad a cambio de vestir el uniforme francés en la Guerra de Argelia, Étienne Roda-Gil no sólo rehusó, sino que huyó a Londres. Regresó a Francia casi dos años después convertido en representante de productos farmacéuticos y se instaló con su madre, Leonor Gil García, en el barrio de su infancia, Antony. Allí continuó tras su matrimonio, en 1965, con la pintora Nadine Delahaye —hija bohemia de una familia pudiente— y en ese mismo lugar y en los bistrós del Quartier Latin, entre whiskies y cigarrillos, escribió muchos de los poemas que, unos años después, trocará en letras de canciones —entre ellas, la de la Makhnovtchina, himno anarquista dedicado al Ejército Negro de Ucrania, que Roda-Gil escribió en 1961 y que, pese a haber sido registrado en la Sociedad de Autores en 1972, muchos siguen creyendo que se trata de una composición original de 1919—.
A partir de 1967 Étienne Roda-Gil se convierte en un reconocido letrista; sus textos, en ocasiones, herméticos y, casi siempre, simbolistas y surrealistas, se transforman en éxitos en las voces de Julien Clerc, France Gall, Vanessa Paradis, Pink Floyd, Juliette Gréco, Serge Utgé-Royo…
En 1981 publicó su primer libro, la novela «La Porte Marine«, a la que seguirán «Mala Pata«, «Moi, Attila«, «Terminé«, «Ibertao» y la recopilación de textos «Paroles libertaires. À bas tous les pouvoirs«. Pero ni el éxito ni el dinero lo alejaron del ideario anarquista.
Étienne Roda-Gil falleció en París, el 31 de mayo de 2004. Tenía 62 años. Meses antes de su muerte escribió un poema, Réfugié, para que fuera musicado por su recién recuperado amigo el cantante Julien Clerc, que había sido nombrado Embajador de Buena Voluntad del ACNUR.
De él dijo la cantante Juliette Gréco: «Fue un torrente de generosidad, de ternura… Un hombre refinado y culto que siempre estuvo atento a las necesidades de los demás».
Interesantísima la vida de Étienne Roda-Gil. Para mí completamente desconocido. Investigaré sobré sus cancines. Buena tarde.
Salud.
Fue un letrista muy prolífico; escribió hasta el libreto de una ópera en tres actos que Roger Waters, de Pink Floyd, estrenó bajo el histórico título «Ça ira», como la popularísima canción revolucionaria.
Salud.
Estoy escuchando “La Makhnovtchina”, del video y esas voces potentes y unidas emocionan.
Es un homenaje a quienes lucharon por la libertad de Ucrania y un recuerdo al anarquista Néstor Majnó, una figura que ha quedado enterrada en la historia revolucionaria de Europa y que, curiosamente, el nacionalismo ucraniano ha tenido el cuajo de reivindicar pese a que el ideario de Majnó estaba alejado de semejantes pretensiones.
¡Que pena no saber francés! He escuchado Réfugié y La Makhnovtchina”.
No obstante se han disparado todas mis alarmas al reconocer los dos apellidos que llevan mis tres hijos, Gil García
Ya se que es una casualidad, sin embargo la vista se dirige inmediatamente a lo que conoce casi sin llegar a leerlo.
Las canciones de los vídeos aunque sin entenderlas las he saboreado.
La letra de la primera canción, tan emotiva, reivindica el derecho de quienes han salido de su país a vivir en un lugar de este planeta que nos acoge a todos; la segunda, es un himno que recuerda al ejército anarquista que luchó por la libertad de Ucrania.
Roda quiso reivindicar la figura de su madre uniendo el primer apellido y el segundo. Su familia era de origen catalán, así que tampoco está alejado tu Gil del suyo.
Te había dejado un comentario, pero veo que se ha esfumado por algún misterio informático.
No sabía de Étienne Roda-Gil, una vez más, conocido gracias a tí. apasionante historia vital. La sola mención a Juliette Gréco me ha traído recuerdos, pues sonaba en mi casa cuando yo era pequeño. Pero no recuerdo, si la fan era mi abuela o mi madre o ambas. He encontrado un video subtitulado de La Makhnovtchina, para apreciar la enorme fuerza de su letra. Un abrazo.
También vi el himno traducido que comentas, pero me pareció una letra demasiado literal y sin los matices que le da Roda-Gil a la suya; pero, claro, mejor es eso que nada. Normalmente, los letristas siempre quedan arrinconados; Roda, que no era un simple rimador de ñoñerías sino un hombre con excelente cultura literaria, supo dar su toque y eso le supuso que fuera muy reconocido y apreciado en su labor.
Gracias por recomentar pese a las interferencias técnicas.
Cordialidades.
La Makhnovtchina me suena de haberla oído. ¿La has subido aquí alguna vez?
Sí, sí. Este post está recuperado del original desaparecido sobre Roda-Gil. Estaban los dos vídeos, el del himno y el de Julien Clerc, aunque no sé si se trataba de los mismos enlaces.
Saliéndome del tema del post, pero no del anarquismo, tengo una curiosidad. La Wikipedia menciona «La Mano Negra» que actuó en Andalucía en el XIX como un grupo anarquista. ¿Es cierto? Nunca la había visto así.
A título personal y, por todo lo leído sobre el tema, pienso que La mano negra fue la versión de los Gal en aquella época… Los anarquistas de entonces, sin ser unos angelitos, no necesitaban crear un grupo distinto al de la Organización Anarquista de la Región Española para enfrentarse a quienes tuvieran que enfrentarse.
No lo conocía y me ha gustado saber de él y de su vida, tan valiosa.
Me da pena pensar que sigue habiendo refugiados y que los vemos, en general, claro, como personas muy ajenas a nuestras vidas, cuando solo con saber un poco de la historia reciente bastaría para comprender lo cerca que estamos de ellos.
Hay muy mala memoria colectiva. Todas las personas somos fruto de las grandes y pequeñas migraciones y es un absurdo que en un planeta donde germinó la vida humana se considere extranjeros a seres humanos en función de divisiones territoriales y políticas. Esa tierra de nadie de los campos de refugiados hacinados en condiciones insalubres es un pisoteo constante a los Derechos Humanos.
Lo desconocía, pero a favor de lo que lo apasionaba.
Me fui por la tangente del Ejército Negro y me perdí leyendo sobre ellos y escuchando su himno.
Justo ayer leía algo de la Revolución Rusa, y siempre hay algo nuevo por investigar, que influyó directa o indirectamente, desde la letra chica, en la «historia oficial»
Se agradece.
Abrazotes
Es que Majnó y el Ejército Negro tienen su miguilla, aun cuando su historia ha quedado relegada al olvido pese a la importancia que tuvieron en su momento por haberse enfrentado tanto a los blancos como a los rojos defendiendo los ideales anarquistas.
Celebro que te haya nteresado.
Cordialidades.