«In Memóriam»: Archivo personal
«Nosotros solo somos una familia corriente a la que la Historia tocó con sus dedos funestos. Nunca quisimos salir de la discreción de una vida sencilla, hasta que el terrorismo yihadista nos alcanzó. Tras el asesinato de nuestro hijo, enfrentamos nuestra vida privada, la existencia de gente común que sufre una muerte, con toda la entereza y esperanza que podemos. Pero en lo público, en lo que no nos quedó más remedio que arrostrar, exigiremos hasta el fin de nuestros días la justicia de la reparación y la memoria digna de lo sucedido».- Marisol Pérez Urbano, madre de Rodrigo, víctima del atentado terrorista del 11 de marzo de 2004; autora del libro DINOS DÓNDE ESTÁS Y VAMOS A BUSCARTE.
Tenías cerrado los comentarios, no sabía si avisarte o era que lo habías dejado así adrede.
Un primo de mi mujer de 18 años, se salvó de la explosión gracias a que se le cayó al suelo del vagón un objeto, al agacharse a recogerlo le protegieron los asientos, se quedó totalmente sordo, ahora ha recuperado un tanto por ciento muy pequeño de uno de los oídos.
Ese día los hados le fueron propicios al familiar de tu esposa. Cuántas veces he pensado en el espanto de quienes vivieron esa terrorífica situación, en su angustia y dolor, en el terrible drama de tantas familias… Inimaginable.
P. S.-Como le ha explicado a Nélida, cerré este apartado por los comentarios irrespetuosos que estuvo vertiendo una persona.
Quince años han pasado ya.
Este fragmento de texto que nos compartes, escrito en primera persona por el familiar de una de las víctimas, nos pone en la piel de cualquiera de ellos. En cómo de la noche a la mañana, truncan una vida y la de todos sus familiares que aquí se quedan.
Escalofriante imaginar tanto dolor. Brutal. Tremendo.
Rodrigo. Sí, no son números son personas (fallecidas en atentado terrorista) con nombre y apellidos, que tenían una vida, una familia, un trabajo, unos amigos, unos sueños propios, inquietudes, anhelos, gustos, aficiones, sentimientos……
Claro que no es justo y por mucho tiempo que pase, creo que no se terminará de superar nunca.
Por eso considero tan importante que no caiga en el olvido. Porque a estas familias rotas, una de las cosas que aún les queda es ser escuchados.
He echado un vistazo al libro, me pareció interesante y creo que merece la pena leerlo. Gracias por traerlo aquí. Y por todo lo demás.
Un abrazo.
«Memoria digna», escribe esa madre dolorida. Por eso no puede faltar el recuerdo de ese día y de esas personas, muertas y heridas, cuyo futuro quedó roto o fragmentado. Y ese recuerdo supone también el apoyo moral a los supervivientes, a las familias, que viven el día a día con esa terrorífica fecha marcada para siempre en el calendario de sus existencias.
Otro abrazo y me alegra que hayas vuelto a dejar tus palabras.
Todavía recuerdo haber encendido la radio al escuchar el ruido de las bombas. Solo sabía que esa mañana teníamos atentado.
Efectivamente, detrás de cada historia particular hay gente corriente, y esta madre, aún recuerda la pérdida. Puede que el tiempo le haya dado mesura, pero no olvido.
Muy triste que el Gobierno de entonces quisiera ocultar los hechos y desviar la atención hacia otro lado. Muy sospechoso que las pruebas se hayan destruido con tanta prisa también.
Los hechos posteriores fueron tan delirantes y hubo tantos despropósitos que resulta imposible separar el dolor de la vergüenza ajena.
Quince años parecen muchos sin embargo para quienes sufrieron esa masacre el día a día seguirá siendo difícil. Voy a mirar el video de la charla para conocer más sobre el libro. Muchas gracias por poner el enlace.
Son experiencias traumáticas que quizás el tiempo suaviza pero cuyo recuerdo no desaparece jamás.
Un abrazo.
A mí, como a muchos, no nos cogió de sorpresa. Por desgracia, lo esperábamos. Todos sabemos por qué…
Quienes no parecen saberlo son aquellos medios empeñados en estrambóticas conspiraciones.
Hola, gracias por hablar del libro de Rodrigo. Soy su madre y la autora. Un abrazo grande.
Muchas gracias a ti por la deferencia y un abrazo inmensamente solidario.