«Les feuilles rouges»: Archivo personal
Iliane entra, vocinglera, en la Biblioteca: “¿Pero a qué alma de cántaro se le ha ocurrido colocar a mi Canek junto al Che Guevara?”. Remarca ese «mi» con cierta fiereza posesiva, acentuando exageradamente la vocal mientras arranca, mas que coge, los dos libros de la estantería y los traslada al otro lado de la sala. “Mi Canek va en la zona de los anarquistas. A ver si nos vamos enterando”. Y sitúa 33 revoluciones y el primer volumen de Diario sin motocicleta entre un ajado libro de Emmett Grogan y El arroyo de Élisée Reclus. “Aquí están mejor”, dice. “Luego me ocuparé de colgar su fotografía”.
Canek Sánchez Guevara, peregrino existencial y disidente de realidades impostadas, huyó de ese Olimpo de Privilegiados donde la Cuba castrista acomodaba a los descendientes de sus Gloriosos Revolucionarios.
Nació en La Habana, el 22 de mayo de 1974, hijo de Hilda Guevara Gadea —hija, a su vez, de Ernesto «Che» Guevara y su primera esposa— y de Alberto Sánchez Hernández que, en 1972, formó parte del comando de la Liga de Comunistas Armados de Monterrey que secuestró y desvió a Cuba el vuelo 705 de Mexicana de Aviación. Alejado del fervor revolucionario de su padre y su famoso abuelo, empeñó sus energías en luchar contra cualquier imposición. En Cuba, formó parte de un grupo de punk-rock cuyos miembros eran considerados por las autoridades “jóvenes alienados por el imperialismo que querían destruir las instituciones de la isla”. Plasmó sus observaciones de esa época en la novela 33 revoluciones, que su padre se encargó de publicar como homenaje póstumo.
A los veintidós años, tras la muerte de su madre, Canek se marchó de Cuba. Aferrado a su mochila, su ordenador y su curiosidad, fue un errabundo militante y con sentimientos apátridas, amén de lector y escritor compulsivo que rellenaba cuartillas y más cuartillas con sus impresiones —que, a modo de crónicas, se fueron publicando en los diarios Milenio y Le Nouvel Observateur— ante el espectáculo de la vida que observaba en cada rincón que se convertía, momentáneamente, en su hogar. Sus experiencias viajeras por Europa y América se recogieron posteriormente en cuatro volúmenes, editados en España por Pepitas de Calabaza, bajo el título Diario sin motocicleta, juego de palabras que hace referencia al libro de viajes de su abuelo llevado a la pantalla grande como Diarios de motocicleta
El 21 de enero de 2015 la vida de Canek Sánchez Guevara se extinguió en la mesa de operaciones de un hospital de Ciudad de México, mientras se le sometía a una cirugía cardíaca. Tenía cuarenta años.
De todo lo que hoy he leído no tenía ni idea, así que volveré a dar un repaso a todos los enlaces que nos has dejado, incluso de algún vídeo que he encontrado.
Yo me enteré de su existencia porque, casualmente, leí la noticia de su muerte, hace cuatro años, en un digital extranjero y, tiempo después, a través de un colega riojano, supe que la editorial logroñesa Pepitas de Calabaza había empezado a publicar los textos de Diario sin motocicleta.
No es lo mismo un guardameta que te la meta un guardia
…ni tampoco tener un candado que un can dado, 😛
Pocos años para quien por lo visto tenía aún mucho que escribir. No tenía ni idea de su existencia, paro ahora me has despertado la curiosidad. La mera elección del título ya augura cosas buenas.
Murió joven, como su madre y el propio Che. Supo, no obstante, dirigir su propia vida hacia aquello que más lo atraía aunque no sé si consiguió que las demás personas vieran en él a alguien más que al nieto rebelde del revolucionario mitificado.
No lo sabía Una Mirada… creo que a pesar de la disidencia le hizo honor a su abuelo. El actual es un mundo difícil para héroes y revolucionarios, lo que no quita que sea una época y actos tan románticos como el del Che yendo a Bolivia o subiéndose a su moto para buscar su destino. Pero debe ser muy difícil ser nieto de un prócer, de un mártir.
En el mismo 2015 en que falleció Canek Sánchez Guevara tuve la suerte de ir a Cuba, y me encontré con un lugar ya no tan romántico pero repleto de historias, y , apenas se dan cuenta que uno es argentino empiezan las historias del che, que está en las paredes, en los tatuajes, en las remeras, en monumentos en plazas, en las banderas…
Gracias por desasnarme!
PD. por el título de la entrada, deberías visitar el sitio de un amigo:
https://lamiradaflaneur.blogspot.com/
La época del Che fue la de la América que se alzaba contra la opresión y el agravio; la época de las guerrillas libertadoras. Y sí, con cierto halo romántico y esperanzador entonces. El tiempo el Implacable, acabó trastocando aquellos ideales, desgraciadamente. Y esto último es lo que afectó a Canek, que sin renegar jamás de su familia y de las viejas luchas, entendió que ese bien preciado de la libertad es una búsqueda permanente, un combate personal contra cualquier sistema de Poder.
Recorreré, como sugieres, esa otra mirada, la flâneur; que vaya si es casualidad.
Saludos.
Muchas gracias Una mirada…. ,por presentarnos a esta persona tan interesante, de la que yo particularmente no sabía nada.
Y qué joven murió Una vida demasiado corta, para quien parece, tenía tanto que ofrecer y que decir.
Tomo nota de «Diario sin motocicleta». Me ha picado la curiosidad y creo que podría resultar muy interesante.
Feliz Domingo.
Un beso.
En la Red hay algún PDF de Diario sin…, para que tu curiosidad sea compensada. Es una obra de itinerarios; ciudades, rincones, gentes, sensaciones… Pensamientos de un viajero que observa y siente lo que acontece y le sugieren esos entornos.
Un abrazo.
Tampoco tenía idea, como me pasa con tantos escritores y artistas que has ido nombrando en el blog. Esas pinceladas que has dado de él me lo muestran como una persona inquieta, inconformista y crítica y con tan sólo eso despierta mis simpatías.
Un abrazo y que empieces bien la semana.
Bien expresado: Fue un inquieto, inconformista y crítico ser humano que no sólo quiso soñar con la libertad sino vivirla plenamente.
Otro abrazo y buen recorrido por cada momento de esta semana.
Soy Nélida. No sé por qué, pero mi comentario de antes salió como “Anónimo“.
No te preocupes; en ese Anónimo se reconocía tu presencia.
Es curioso como ponemos grandes luces a ciertos personajes pero como pasa con los focos, alrededor de la luz más brillante parece haber oscuridad. Y no lo digo por Canec, sino por la exposición que le damos a la historia.
Es curioso ser el nieto del che, puesto que compite con el mote de revolucionario y para serlo no hay que serlo en lo absoluto, no al menos a la manera del Che.
Interesante historia de los anónimos de la historia que como tod@s, buscamos un camino, con motocicleta o sin ella.
Nos seguimos!
El problema de mitificar es que se termina reinventando al personaje puliéndolo al antojo del personal fabricante del Olimpo de Seres Extraordinarios y enterrando, adrede o no, a la persona real que fue. Nunca hay objetividad cuando se enaltece o denigra a una persona.
Muchas gracias por tu participación.
Ser descendiente del “Che” debe ser una carga pesada cuando han pasado los años y se ha visto en que terminó aquella revolución tan ilusionante. Y pensar que yo celebraba la Eucaristía bajo aquel retrato de la boina y la estrella…
Esa famosa boina del icónico retrato estaba comprada en Madrid… Y, por cierto, que a Canek, en su paso por España, también le regalaron una.
Tus recuerdos son una clase magistral de la historia de la esperanza. Nunca se agradece lo suficiente a quienes soñasteis y os involucrasteis, dentro de vuestras posibilidades, para forjar un futuro distinto en tiempos poco propicios para la libertad. E imagino que ciertas arengas involucionistas, escuchadas desde este futuro que buscaste enmendar, sonarán a amargas cacofonías del pasado.
…la historia de la esperanza. Supongo que sabes que la Teología de la Esperanza fue el orígen de la Teología de la Liberación. Saltó el océano y allí adquirió el carácter propio de otro mundo y otras necesidades, pero en el fondo es lo mismo.
Pues no, no conocía ese antecedente. Pero buscaré más información.