«Bureaucrat 1»: Katrin Rüütli
[…] Que Gadafi era un dictador, un tirano ególatra y brutal es algo sabido, incluso por quienes hace pocos años lo apoyaban, porque les interesaba, y ahora lo han derrocado, o sea los países que integran la OTAN. Que es un motivo de satisfacción su derrocamiento, por supuesto. Que pocos, salvo algunos fieles libios, van a llorar su muerte, es igualmente cierto. Pero no lo es menos que no se han respetado sus derechos como ser humano, como persona. Y precisamente lo que debería diferenciar a su régimen del nuevo escenario es ese respeto por los derechos de cada individuo. […].- Fran Sevilla: Libia, Gadafi y la democracia
La Europa política respira. Ha vuelto el color primigenio a las fachadas de los edificios donde, dicen, reside la soberanía popular.
Petróleo, petróleo… Reconstrucción, reconstrucción… Maratón de países en pos del botín.
No resucitará el estrafalario personaje al que besuqueaban y reían las astracanadas los ahora mentores de los nuevos amos de la tribal Yamahiriya. No elevará la voz, desde el estrado de los reos, para narrar el periplo de dádivas, fraudes y negocios ilegales que se escenificaron entre banderolas, himnos nacionales y alfombras protocolarias.
Los antiguos partenaires occidentales celebran las oportunas balas y se lavan las manos con esencia de alcanfor para erradicar las últimas partículas gadafistas; para asear sus conciencias -si acaso algún avezado buscador tuviera la improbable suerte de hallarlas- no habría suficientes minas de liparita de donde extraer la piedra pómez necesaria para pulimentarlas hasta dejarlas en óptimas condiciones de uso.
Dicebamus hesterna die…
Arrimarse al sol que más calienta. Eso es lo que van a hacer los poderosos ahora, como ayer, como mañana; sin reparar gastos en derrocar a quién se les cruce en el camino, sean estos alimañas o mártires.
Abrazos
Mientras obtengan beneficios, seguro, Trini. A los talibán afganos los patrocinó y armó EEUU en la época de la invasión rusa, etiquetándolos como patriotas para, unos años después, considerarlos terroristas e invadir Afganistan para «salvar» el país de aquellos a quienes antes se había aupado.
Los intereses son cambiantes; lo único que no cambia es el desprecio por los derechos y la vida de esa especie de abstracción denominada población civil, en la que los de aquí, los de allí y los de más allá se ceban.
Besos.
Todos esos discursos de libertad, democracia, igualdad, etc…son papel mojado. Cada uno va a lo suyo, sin importar lo demás. Por poner un ejemplo, la misma Alemania no tuvo inconveniente en comprar materia prima a Rusia para fabricar armas, con las que más tarde les invadirían.
Así funciona el mundo, señores.
Saludos.
Bueno, Alemania y la Unión Soviética fueron socios en su momento… Extraña asociación, sí, porque la Gestapo seguía deteniendo, torturando y asesinando a los comunistas alemanes mientras las diplomacias se estrechaban las manos. Claro, que entre asesinos de masas iba la cosa…
Un saludo, Tío Antonio.
Las Leyes existen para aplicarlas se trate de los delitos que se trate y coincido con la opinión de Fran Sevilla, en que la base sobre la que se levantará la democracia no es la más idónea, pero en fin… Veremos cómo sigue la historia. Al menos hay esperanza.
Un abrazo
Efectivamente, Luz, mal han empezado… Ya sólo ha faltado esa declaración de estado teocrático que, de llevarse a cabo, supondrá un retroceso en muchos aspectos fundamentales de la sociedad.
Afectos.
En Lbia se demuestra que si el uno era un desalmado los otros, por el estilo. La otan, como siempre, haciéndole el trabajo sucio a las multinacionales. Tendrá suerte la población civil a la que decían proteger si no terminan siendo otro Irak con gobierno monigote formado por antiguos ministros de Gadafi. El Jalil ese era ministro de justicia del gobierno de Gadafi hasta hace un par de telediarios. ¡¡¡¡De justicia!!!!, y ahora va de salvador…. Anda, que con un cargo como el que tenía ese pájaro y estando tan próximo a la órbita del antiguo lider, qué no habrá hecho antes y qué no estará dispuesto a hacer ahora.
Salud.
Algunas revoluciones, Fer, empiezan en las calles y terminan siendo conducidas por los mismos que, voluntariamente, le sacaban brillo al atril del que anteriormente manejaba la batuta.
Saludos.