«Portal Nuevo de la Taconera»: Archivo personal
Han quedado en los Jardines de la Taconera, el parque más antiguo de Pamplona, con Luis, el exmosén, llegado hace tres días de Putla Villa de Guerrero, localidad mexicana en la que desarrolla una admirable labor social. Luis, berriozartarra de nacimiento, fue el párroco del Barrio durante casi cuatro años, hasta que decidió colgar los trastos de evangelizar y dedicarse en cuerpo y espíritu a una ONG de Oaxaca que, imbuida del empuje zapatista, se ocupa de personas desfavorecidas y vulnerables. Una vez cada uno o dos años, cuando dispone de fondos para costearse los billetes de avión, recala en España para visitar a familiares y amigos.
Pamplona sabe ya a fiesta en esta víspera soleada del ansiado cohete que reverberará en la ciudad, sus gentes nativas y visitantes, dejando en las calles esa impronta que justo cien años atrás marcó al joven corresponsal del Toronto Star, Ernest Hemingway (1899-1961), propagandista, urbi et orbi, de encierros y juergas, paisajes, amaneceres, amoríos y borracheras. Las crónicas, primero, y los libros, después, de Hemingway atrajeron a la capital navarra gente, mucha gente; tanta, que, años más tarde, cuando todos los recovecos etílicos, gastronómicos y taurinos de Pamplona carecían de secretos para el futuro Nobel de Literatura y sus leales seguidores y aquellas fiestas habían pasado de populares a populosas, escribió, entre asombrado y pesaroso: «Pamplona estaba huraña, como siempre, atestada… con 40.000 turistas más, lejos de los 20 de la primera vez, cuando vine hace dos décadas». Ay, si don Ernesto pudiera comprobar lo ridículas que son, comparadas con las actuales, las cifras que le resultaban escandalosas entonces…
“Hace tanto tiempo que no vivo los Sanfermines que estar aquí me parece un sueño”, declara, entusiasmado, Luis. “No me puedo creer que mañana sea el chupinazo y lo vea y lo escuche desde abajo, en la misma plaza del Ayuntamiento. Porque… ¿estaremos allí, no?”
Abandonan el parque por la salida del Portal Nuevo, puente bajo el que fluye la carretera y que pese a sus dos torreones almenados —famosos por su extraordinaria acústica— que trasladan a otra época histórica, fue levantado en los años cincuenta del siglo XX, en el mismo lugar donde estuvo el puente original, destruido en 1823 por los bombardeos que sufrió Pamplona durante el asedio llevado a cabo por las tropas absolutistas.
NOTA
The Sun Also Rises es el título original de la novela Fiesta, de Ernest Hemingway, que universalizó los Sanfermines e hizo famosa la ciudad de Pamplona y sus alrededores.



