«De humani corporis fabrica»: Archivo personal
En el Archivo Histórico Nacional, entre los expedientes ejecutados por el Santo Oficio, se halla el legajo 234 (exp. 24), en el que se reflejan, de manera harto prolija, las acusaciones, declaraciones y disposiciones judiciales que el Tribunal de la Inquisición de Toledo, presidido por Lope de Mendoza, incoó y ejecutó contra María del Caño y Elena de Céspedes, ambas acusadas de sodomía y profanación del sagrado vínculo matrimonial y, la segunda encausada, además, de usurpación de vestimenta masculina, bigamia, herejía, apostasía y hechicería, cargos que a la rea Elena de Céspedes le acarrearon, en el Año del Señor de 1588, la confiscación de bienes, diez años de trabajo hospitalario sin retribución y doscientos azotes que recibiría, en públicos Autos de Fe, en dos tandas de cien, en las localidades de Yepes y Ciempozuelos. María del Caño, merced a los esfuerzos de Elena para probar su inocencia y desconocimiento, obtuvo, indemne, la libertad, con la prohibición expresa de mantener cualquier tipo de contacto con la condenada.
La extraordinaria y novelesca historia de Elena de Céspedes —mulata y esclava herrada en ambas mejillas, que halló la libertad y el amor transformada en hombre y cuyo empecinamiento vital estuvo a punto de costarle la vida— es la historia de la lucha de un ser humano por vivir y sentir de acuerdo a sus propias convicciones, en una sociedad donde el papel de la mujer carecía de relevancia y su supeditación a los dictados masculinos no se cuestionaba.
Elena, nacida mujer en 1545, pobre y libre —aunque herrada en la adolescencia en el rostro, cual esclava—, originaria y con residencia en tierras granadinas, hija de la esclava africana Francisca y del bien situado comerciante Benito de Medina, en cuya casa laboró como criada hasta matrimoniar obligada con un albañil, Cristóbal Lombarda, que la abandonó, embarazada, a los tres meses de la boda, juró ante el Tribunal de la Inquisición que su condición física de mujer se vio extrañamente mermada tras el nacimiento de su hijo —al que, por no poder alimentar, hubo de dejar con unos panaderos—, advirtiendo, tras el parto, que en sus partes femeninas le habían nacido unas excrecencias similares a las que poseen los hombres en las suyas, aunque de tamaño más discreto y que, un tiempo después, notó cómo aquello que podía ser un pene aumentaba de volumen cuando se hallaba junto a mujeres de su gusto, por lo que entendió que podía ser hombre como antes había sido mujer.
Tras una reyerta pública, en la que laceró con un cuchillo a un hombre que se propasó con ella —acción por la que fue condenada a pasar un tiempo en la cárcel—, Elena decidió fajarse los pechos y vestir de hombre —haciéndose llamar Eleno de Céspedes—, entendiendo que era la única solución para moverse libremente y establecerse como cirujano, oficio que desempeñó —tras haber sido criada, sastre, calcetera…— el resto de su vida y en el que tuvo ocasión de ejercitarse en la Revuelta de las Alpujarras, donde sirvió diligentemente como soldado y sanador bajo las órdenes de Luis Cristóbal Ponce de León. Por esa época, Elena —ya como Eleno— había tenido contactos carnales satisfactorios con mujeres que, en ningún caso, dudaron de su masculinidad.
El día que Eleno de Céspedes conoció a la joven María del Caño y se enamoró de ella, comenzó la cuenta atrás que daría con sus huesos en la prisión inquisitorial de Ocaña, reo de cargos susceptibles de transportarlo a las hogueras donde se quemaba a quienes se rebelaban contra los sacrosantos preceptos establecidos. Porque Eleno de Céspedes no sólo se enamoró de María del Caño, sino que decidió casarse con ella, circunstancia que llevaba aparejada una obligatoria revisión médica para comprobar que el futuro desposado estaba en posesión de los atributos necesarios para la generación. En el caso de Eleno, el médico que comprobó su masculinidad fue don Francisco Díaz, médico personal de Felipe II, que no encontró impedimento alguno para que se llevara a cabo el matrimonio canónico, a celebrar en Yepes.
Casados Eleno y María en 1586, parecía que la felicidad sería vitalicia, mas no duró sino un año. El 17 de julio de 1587, un hombre —se cree que el mismo al que había acuchillado años atrás en Granada— la reconoció y la denunció a las autoridades civiles bajo la acusación de “mujer que iba vestida de hombre y convivía en aparente matrimonio con otra mujer”, delito que atrajo al Santo Oficio toledano, que encarceló al matrimonio, hizo revisar a Eleno por el galeno real y otros doctores designados, que confirmaron —retractándose esta vez don Francisco Díaz de su primigenia opinión— que se trataba de una fémina, y enjuició a ambas dictando la ya conocida sentencia.
En su descargo, Elena alegó que aquellos atributos que el médico de Felipe II había confirmado, en la primera revisión, como masculinos, los había ido perdiendo a trozos putrefactos debido a un cáncer, raspándose ella misma, por sus conocimientos de cirujano, los restos adheridos a la carne y sin conocimiento de su esposa María de Caño, con la que hacía unos meses que no intimaba.
En 1589, se pierde para siempre la pista de Elena/Eleno de Céspedes y de su amada María del Caño, aunque se cree que los servicios hospitalarios a los que fue condenada atrajeron infinidad de pacientes pobres, dada su generosidad y buen hacer. O eso asegura el catedrático y escritor Agustín Sánchez Vidal en su espléndida novela Esclava de nadie, ganadora, en 2011, del Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza, en la que, con la minuciosidad acostumbrada, el autor recrea la vida de la impetuosa alhameña Elena de Céspedes a partir de la documentación archivada sobre su juicio y condena.
ANEXO
- Fotografías de Alhama de Granada, incluida la de la placa que recuerda a Elen@ de Céspedes, realizadas por Senior Citizen, autora de la bitácora EL MACASAR.
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NOTA
Edición revisada de un artículo publicado en esta bitácora el día 14 de septiembre de 2019.
Muchas gracias por compartir todo esto porque la verdad es que me ha impactado
Impacta, sí. Es una historia que, cualquiera que desconozca que se trata de hechos reales, creería encontrarse ante un thriller actual ambientado cinco siglos atrás.
Salud.
Tremenda historia. Todo lo que tuvo que pasar Elena(o) para llegar a sentir y vivir su condición de hombre.
No conocía para nada a este personaje, cuya vida da para una novela (como mínimo).
Te deja pensando…..incluso comparando con situaciones actuales……..y es que a pesar de que la sociedad, hoy en día, se lo siga poniendo difícil en ocasiones, ni punto de comparación con aquella época, en pleno siglo XVI.
Ya no solo es una condición sexual sino física (hermafrodita). Es complicado, lo mínimo que tenemos que hacer el resto, es entender y respetar, pero sobre todo no juzgar.
Tomo nota de la novela y autor. Gracias, Una mirada.
Un fuerte abrazo!
Es tan azarosa la vida de Elen@ que cada vicisitud suya encoge el corazón. No queda sino admirar su valentía en una época escasamente propicia para vivir según los propios ideales y solo nos queda desear que en esos últimos años, que desconocemos, hallara esa merecida felicidad personal y profesional que las leyes y los convencionalismos le habían negado.
Otro abrazo inmenso para ti.
Fíjate que había oído una vez hablar del caso en un programa de estos de misterio en televisión. No es que lo trataran como un tema de misterio, sino como algo realmente sorprendente hoy día y (según yo siento) tristísimo pensando en lo que tuvo que sufrir física y moralmente su protagonista.
Tomo nota del libro que ditas.
Gracias, Una Mirada.
Y gracias a Senior Citizen por sus magníficas fotos.
Un abrazote!
La vida de Elen@ fue un continuo sobresalto, huyendo de acá para allá para no ser reconocida. En su etapa de soldado padeció lo indecible para evitar que se la señalara como mujer; y cuando parecía que lo peor había pasado, termina en manos del Santo Oficio. Tremendo.
Cuando publiqué, hace casi cuatro años, la primera versión de esta historia, coincidió que había viajado Senior a Alhama de Granada, así que, en esta segunda edición, decidí incluir su álbum fotográfico en el post de la misma manera que ella, en su momento, enlazó la foto de la placa conmemorativa con la historia de Elen@ narrada en el post de entonces.
Otro abrazo.
Vaya vida de dolor, penurias y atropellos.
Que mentes más sucias y enfermas debían de tener los inquisidores. Horribles tiempos de la Historia.
Salud.
Elen@ apenas tuvo un respiro de felicidad pero no por eso dejó de luchar hasta el final. Lo terrible de esa época es que las siguientes fueron exactamente iguales (la Inquisición estuvo vigente hasta el siglo XIX y su última víctima fue un maestro de escuela) y muchos de esos convencionalismos en cuestiones de género o de capacidad de las mujeres han rozado nuestros días.
Salud.
Estoy sorprendido e impactado con esta historia, que parece un guión de película. Un ejemplo de lucha y sufrimiento contra lo convencional a base de valentía. El colmo, la sentencia del santo oficio. malos tiempos debió vivir Elen@. Tremendo. Un abrazo.
Si un guionista actual hubiera pretendido escribir, sacado de su imaginación, un drama de estas características, es posible que ni lo publicase por parecerle excesivo. Y lo es. Es una historia excesiva pero tan real que todos los datos están sacados de las declaraciones hechas ante la Inquisición por Elen@ y que el escribiente de turno apuntó con tanta diligencia y detalles que apenas hay lugar para las suposiciones.
Otro abrazo para ti.
Muchas gracias por todas las menciones y el enlace a mis fotos… pero tengo un problema. Estoy buscado la entrada anterior en la que hablaste de este asunto y no me aparece nada el 14 de septiembre de 2019. Durante el día, le he echado la culpa al móvil, pero ahora tampoco lo encuentro con el ordenador. Seguro que no he buscado bien, pues soy muy mala para eso…
Ya lo siento, Senior, pero esa entrada del 14 de septiembre ya no existe. Cuando reviso y reedito un texto, borro el original anterior; únicamente guardo, durante un par de semanas, copia de los comentarios por si alguna de las personas que comentaron en el post de origen, me solicita el suyo. Así que, ya ves, ni tiene la culpa el móvil ni el ordenador…
Es lógico lo que haces y debería haberlo supuesto, pues lo hubieras enlazado de estar publicado. Yo lo he buscado más que nada porque no recuerdo que dije entonces y no quería repetirme.
No te preocupes por las repeticiones, porque este es un post nuevo.
En el anterior, además de decirme que habías estado en Alhama, me hablaste de Juan Latino, del que habías escrito tiempo atrás en tu blog, también de la Madraza granadina donde dio clases Ibn-al-Jatib. A finales de mes, cuando ya habías subido las fotos, me pasaste el enlace y comentaste que habías colocado la fotografía de la placa de Elen@ («y no casualmente», añadías) junto a la Casa de la Inquisición.
Pero INSISTO: Este es un post NUEVO y eso es lo que has de tener en cuenta.
pobre Elena que tuvo que recurrir a ese montaje y no poder vivir como quería. Que pena que fue juzgada Me gusto conocer la historia te mando
Hace cinco siglos la transexualidad era impensable, y menos para una mujer que, además, era cirujana.
Salud.
💜💜
Merci, Christine!!!
Efectivamente, iba a repetirme, porque esta historia siempre me recuerda la de Juan Latino. Los dos de la misma época, en Granada, ambos de raza negra y esclavos, y ambos con una historia de las que ahora llaman de superación.
No sé si lo decía entonces, pero yo siento cierto orgullo de pertenecer a una tierra en la que fueron posibles estas vidas, pues ya sabemos que Juan Latino se puede decir que «triunfó» y fue completamente aceptado, y de Elena/o lo que nos consta es que empezó a tener problemas serios cuando salió de Granada. A pesar de que aquí lo habría conocido mucha gente como mujer, participó en la guerra de las Alpujarras. Con más o menos dificultades, pero allí estuvo como soldado y médico. Pensad en la época… y aquello no tuvo que ser nada corriente.
Elen@ no podía permanecer en Granada porque la habían conocido lo mismo como mujer que como hombre y, aunque se había «inventado» un hermano, Eleno, para disimular que era ella quien se vestía con ropas masculinas para ejercer de cirujano, la superchería no podía mantenerla por mucho tiempo. Fuera de Granada, sus posibilidades como cirujano eran mayores, y podía completar sus estudios como hombre porque nadie la había conocido como mujer. No olvidemos que fue su pasado granadino (el hombre al que acuchilló en la ciudad nazarí) el que terminó con ella en el Santo Oficio.
La versión que da la Academia de la Historia es ligeramente distinta. No dice nada de ese hombre al que agredió ni de ese primer internamiento en la cárcel y achaca la denuncia a unos que lo conocieron en la Guerra de las Alpujarras. Y la tradición oral en Alhama es que allí fue mujer y luego fue hombre. O sea, que fue las dos cosas. Que es lo mismo que dice aquí Juan Luis Tapia, un periodista siempre bien informado, que sí menciona esa pelea, pero la sitúa en Jerez de la Frontera.
El baile de datos entra dentro de lo aceptable, ya que no toda la biografía de Elen@ puede rellenarse con la documentación del Santo Oficio. Lo que sí consta es ese primer encarcelamiento, siendo mujer, de resultas de la agresión.
Teniendo en cuenta que el Santo Oficio no solía poner nombre a los denunciantes, quiénes fueron estos entra dentro de las suposiciones, y, en cualquier caso, tampoco altera demasiado la biografía de Elena e Céspedes.
Azarosa vida la de Elena, Eleno, en aquella época donde el castigo por sentirse hombre era en la mayoría de ocasiones la hoguera.
Una vida azarosa y llena de penalidades, siempre de sobresalto en sobresalto, que no terminó en una pira porque fue más astuta que sus apresadores, aunque no quiero imaginar en qué condiciones estaría tras las dos tandas de cien azotes.
No me gusta el formato de tu blog no se donde empieza o termina saludos
[…] Notomía — Una mirada alrededor […]
Poco hemos avanzado para la pila de años transcurridos. Todavía el sábado discutía con alguien sobre el cambio de sexo. De haber estado él allí, se habría sumado sin dudarlo a la condena. Todavía queda mucho cerril por la vida.
En este y tantos temas que competen a la libertad de las personas, el paso del tiempo no difumina las controversias. Hay quienes no se resisten a dirigir la privacidad ajena desde su propia moral.
Una de las tantas historias que avergüenzan a la historia de la humanidad, ¡y cuántas habrá que no fueron documentadas y tendrán aberraciones de la misma calaña!
Cuando me cuentan historias de hace 80 años me resultan increíbles, esta de 1580 no me sorprende tanto por la cantidad de años transcurridos, pero al ir a los detalles no deja de conmoverme.
¿cómo verán nuestra época dentro de un siglo? (aún le tengo fe al ser humano, como verás)
Abrazo
Son los detalles de la historia de Elen@, como bien dices, los que la hacen tristemente inolvidable porque la represión contra lo no convencional ha estado presente hasta hace bien poco; en algunos países, todavía existe.
¿Qué imagen habrá de nuestra época dentro de un siglo…? No sé; dependerá de los cambios sociales que se hayan producido, que ignoro si seguirán evolucionando o se estancarán.
Cordialidades.