«En la piel»: Archivo personal
«No es importante quién soy; si soy suiza, si soy gitana, si soy negra, blanca, roja; la cuestión para mí ha terminado. Soy un ser humano».- Mariella Mehr.
En 1996, el gobierno suizo reconocía, tras catorce años de denuncias, su complicidad en la represión contra los jenischen helvéticos llevada a cabo por la organización Pro Juventute, institución donde trabajaba Alfred Siegfried —fiel seguidor de las teorías raciales nazis— que decía velar por el bienestar de la infancia suiza y que, durante cerca de medio siglo, se dedicó a la infame tarea de arrebatar niños jenischen de sus familias para ingresarlos en orfelinatos e instituciones mentales o cederlos en adopción.
El gerifalte de Pro Juventute, que consideraba a los gitanos jenischen “vagabundos, alcohólicos, débiles mentales, psicópatas e ignorantes”, actuó, con la complicidad de las autoridades, entre 1926 y 1972, año este último en el que el semanario suizo Der Schweizerische Beobachter informó a la opinión pública de la verdadera naturaleza de la organización que decía “prestar asistencia a los niños nómadas”. A lo denunciado en prensa se unieron las voces de las víctimas, entre ellas, la de la escritora Mariella Mehr que, de niña, había sido dada en adopción con la excusa de “ser hija de madre prostituta y padre asocial”. Mariella, que jamás renunció a sus orígenes jenischen, se rebeló contra la institución que pretendía transformarla y fue terriblemente represaliada: Internada en cuatro ocasiones en hospitales psiquiátricos y condenada a diecinueve meses de cárcel, Pro Juventute le quitó a su hijo —fue, oficialmente, el último niño sustraído por la tenebrosa institución— y la internó en una clínica donde fue esterilizada a la fuerza.
NOTAS
- Mariella Mehr, nacida en Zurich en 1947, fue galardonada, en 1988, con el Premio Ida Somazzi por su lucha por los derechos de las mujeres. En 1998, la Universidad de Basilea le otorgó un doctorado honorario por su trabajo sobre la represión contra las minorías étnicas. En 2012 y 2016, se le concedieron sendos premios por su dedicación a la literatura (escribió artículos, novelas, obras de teatro…). Residente en Italia desde 1996, regresó definitivamente a Suiza en 2015. Falleció en Zurich, en una residencia de ancianos, el 5 de septiembre de 2022.
- En 1973, la organización asistencial Pro Juventute fue investigada judicialmente. El creador del Fondo para los Niños de la Calle, Alfred Siegfried, había fallecido un año antes. Clara Reust, responsable, junto con Siegfried, de Pro Juventute fue imputada por un delito continuado contra los derechos de las personas; otros miembros fueron acusados de abusar sexualmente de las criaturas jenischen a las que decían proteger.
- En 1999, el gobierno suizo aceptó indemnizar a las víctimas de las esterilizaciones forzosas y a las familias jenischen cuyos hijos e hijas habían sido tutelados por la siniestra institución. Se calcula que más de 600 menores de etnia jenisch fueron separados, de manera definitiva, de sus familias.
Qué acertada tu elección del título para esta entrada. No conocía su protagonista ni su historia, pero es realmente abyecto Alfred Siegfried y su asociación Pro Juventute.
Un abrazo, amigo Una mirada.
…y abyectos los organismos gubernamentales. cómplices necesarios de esos delitos.
Otro abrazo para ti.
Estupenda cita la Mariella Mehr. También la fotografía muy acertada.
Desconocía la historia de esta mujer y la despreciable asociación Pro Juventute .
Bien por hacerla visible.
Buenas noches.
A veces, la única justicia posible es hacer públicas las injusticias y barbaridades y dar visibilidad a las víctimas.
Salud.
Por no conocer, no conocía ni la palabra abyección.
Las minorías étnicas siempre han sido maltratadas, degradadas, humilladas… especialmente los gitanos en sus diversos grupos étnicos y los pueblos seminómadas europeos.
Por eso es importante denunciar las tropelías que se han cometido y cometen contra cualquier persona, sea cual sea su raza o etnia. Porque los Derechos Humanos lo son para todas las personas.
La tan cacareada neutralidad, el paraíso de los Alpes, con sus muchos lagos, su limpieza y su orden esconde una historia siniestra que todavía ha de ser reconocida y asimilada por los propios suizos. No hay lugar en el mundo en el que todo sea blanco o negro, pero aquí falta la autocrítica que sí han mostrado otros pueblos.
Por muy aséptica que pretenda mostrarse una sociedad, la porquería que oculta emerge a la superficie y no hay paisajes idílicos que distraigan de una realidad que, para muchos, no fue un paraíso sino un infierno.
La cita del inicio habría que tatuársela a los que dividen a la humanidad por sus características físicas. Estas historias de racismo me dejan muy mal sabor, no me entra en la cabeza que sigamos tratando a las personas por el tono claro u oscuro de la piel.
Saludos.
JBernal
El tono de la piel y la estructura física racial siguen siendo criterios de discriminación, algo menos cuando el/la «diferente» posee una abultada cartera, porque el racismo económico prima sobre el racismo en general. La estupidez de definir a las personas según su etnia o raza ha justificado tantas atrocidades a lo largo de la historia que ya sería el momento de desterrar prejuicios para entender que las personas pertenecen a una única raza: la humana.
Salud.
Sorprende que en Suiza, supuesto paraíso de la neutralidad en todos los temas, políticos, bancarios, etc…se desarrollara una asociación tan repugnante como la que mencionas. Tremenda la historia de Mariella Mehr. No conocía nada de este asunto. Gracias por traérnoslo a tu blog. Un abrazo.
La neutralidad digamos que fue aparente (de eso podrían hablar, y mucho, algunas personas judías expoliadas…), de lo que no hay duda es del hermetismo que ha rodeado a ese país, razón por la que este asunto tan grave apenas traspasó sus fronteras. Claro que, como otros países europeos actuaban hasta hace poco de forma pareja con «sus» nómadas, tampoco había mucho interés en la denuncia.
Otro abrazo.
Wow, el tatuaje es inmenso, impresiona, es como nazi el águila o algo de esa clase?
El tatuaje procede de la simbología nórdica. El cuervo de Odín se relaciona con la memoria y la calavera lleva en la frente un «vegvisir» que es una especie de brújula mágica para guiar hacia el camino correcto. En cualquier caso, la persona del tatuaje no guarda ninguna relación con la ideología nazi.
Salud.
Todos los paises tienen historias tremendas. Y así deberia ser… Que sólo nos importara el ser humano.
Gracias por descubrirnos a Mariella Mehr.
Buena noche.
Un abrazo.
Imagina una sociedad donde las personas son la prioridad… Ojalá, algún día…
Gracias a ti, Laura.
Salud.
Parece mentira que, en un país que tan bien describe Tawaki, sucedieran cosas así. Y lo que me pregunto -con miedo a la respuesta- es si podría ocurrir ahora.
Por poder ocurrir, cualquier cosa es posible. Pero hay demasiados focos para que se atrevan.
Conocía todo esto, hay una película francesa muy buena que trata este tema y que me gustó mucho, aunque ahora no recuerdo el título no doy con ella.
Es escalofriante las mentes que pensaron eso y lo llevaron a cabo. Escondidos bajo una institución y cierta reputación que solo era el maquillaje de lo maquiavélico que subyacía detrás, arruinaron muchas vidas truncadas desde la infancia.
Un horror.
Gracias por rescatarlo y traerlo hasta aquí.
Un abrazo ataráxico.
Te refieres, sin duda, a la película Donde caen las sombras, de factura italiana y catalogada como de «terror»; una película donde hasta el color es inquietante y cuyo guion se basó en las terribles experiencias infantiles de Mariella Mehr… Es una película donde el «basado en hechos reales» sobrecoge hasta el límite.
Bienvenido sea ese abrazo capaz de deshacer la angustia que dejan estas vivencias ajenas. Otro para ti.