«Enterrar y callar»: Francisco de Goya y Lucientes
Si han muerto entre centellas fementidas
inmolados por cráteres de acero,
ahogados por un río de caballos,
aplastados por saurios maquinales,
degollados por láminas de forja,
triturados por hélices conscientes,
quemados por un fuego dirigido,
¿enterrar y callar?
Si han caído de espaldas en el fango
con un hoyo violeta en la garganta,
si buitres de madera y aluminio
desde el más alto azul les dieron muerte,
si el aire que bebieron sus pulmones
fue un resuello de nube ponzoñosa,
si así murieron sin haber vivido,
¿enterrar y callar?
Si las voces de mando los mandaron
deliberadamente hacia el abismo,
si humedeció sus áridos cadáveres
el llanto encubridor de los hisopos,
si su sangre de jóvenes, su sangre
fue tan sólo guarismo de un contrato,
si las brujas cabalgan en sus huesos,
¿enterrar y callar?
Enterrar y gritar.
—Enterrar y callar, título de un grabado de la serie Los Desastres de la guerra, de Francisco de Goya (1746-1828), y del poema del escritor venezolano Miguel Otero Silva (1908-1985)—.
Los pelos de punta. Buenísimo. No lo conocía.
Salud.
Estremece, porque presenta, con crudeza la realidad de esos jóvenes que van a la guerra-matadero.
Salud.
Goya plasmó con certeza artística esos 82 grabados, no solo para la guerra de la independencia, sino para cualquier guerra que conceptualmente, siempre es un desastre. No conocía al poeta Miguel Otero por lo que lo he descubierto en el enlace a su nombre. El poema es severo e invita a la reflexión. Un abrazo.
En esos grabados se dejó el alma, el genial don Francisco. Horror y gritos. Después, el silencio, el hedor… Es un grabado que enlaza con el texto del escritor venezolano que, aun siendo de otra época, pinta con palabras crudas a los jóvenes enviados a una batalla donde el dolor y lamuerte acechan.
Cordialidades.
Conocía el poema por haberlo leído en alguna parte, pero no recordaba el autor y ahora me he leído en tu enlace toda su biografía de punta a rabo. Todos los días se aprende algo… Y es un consuelo, pues decía Marañón que envejecemos cuando dejamos de aprender.
El poema venía, junto con otros, en unas fotocopias que se repartieron tras una manifestación contra la guerra, allá por el año 2003; al pie del escrito estaba el nombre del autor. Me acordé de él hace unos días, cuando miraba un catálogo sobre Goya y vi ese grabado con el Enterrar y callar que me trajo a la memoria aquel poema guardado dieciocho años atrás.
«Cosas veredes, amigo Sancho, que farán fablar las piedras», aunque la expresión no es de Miguel de Cervantes en el quijote ya que es mucha más antigua. Al parecer se remonta al romancero derivado del Cantar de Mío Cid, cuando Rodrigo Díaz de Vivar le dice a Alfonso VI, cuando le propone al guerrero conquistar Cuenca: «Muchos males han venido por los reyes que se ausentan…» y el monarca le replica: «Cosas tenedes, Cid, que farán fablar las piedras»
A su manera, las piedras hablan, o, al menos, pueden ser interpretadas y es posible que contengan más verdades del pasado que muchos de los textos donde se explican circunstancias que no se corresponden con la realidad sino con los deseos de quienes las narraron.
😢😢😢😢
Un cúmulo de sentimientos.
Le recorre a una un escalofrío en todo el cuerpo, cuando lee estos versos y ve (imagina, interpreta) el cuadro de Goya.
Es tremendo cómo puede el dolor condensarse y transmitirse en el tiempo. Nos hace recordar y no olvidar.
Gracias, Una mirada.
Un abrazo apretado.
Cuentan que, tras el desastre de Annual, se ofreció a España la posibilodad de rescatar a unos seiscientos prisioneros pagando una cantidad de dinero. Alfonso XII, en cuyo nombre habían luchado aquellos soldados capturados, solventó el tema con un «¡qué cara se vende la carne de gallina!«. Ese era el respeto que tenía hacia quienes defendían las posiciones de España.
Otro abrazo grande.
Buena conjunción de funebreros por artistas de distintas disciplinas.
Conozco a un Otero, que debería conocer el poema de un tío lejano suyo. Vamos a ver si se arrima por aquí
Abrazos
Seguro que JLO se sentiría orgulloso si se diera el caso de que el Otero venezolano fuera de la rama familiar próxima a los Otero argentinos…
Más abrazos.