«Bambuesa y el mar»: Archivo personal
Reculaban las olas, rebaño insurgente, ondulando con sus respingones espinazos los añiles decolorados del piélago…
Retornaban, ebrias de espuma, al aprisco arenoso desde donde Bambuesa, la mansa can de Chira, las contemplaba, embebecida, arrebañando brisas húmedas que expelían adioses de cormoranes expatriados.
El texto es una maravilla, la foto una preciosidad. Echo mucho de menos ese mar que tan lejos me queda ahora. Tan cambiante que nunca te cansas de mirarlo, tranquilo y seductor a veces, violento y amenazador en otras ocasiones.
Quizás por eso, porque está lejos, no cesan los ojos de beberlo cuando se tiene ahí mismo, inabarcable, calmo o excitado, con sus azules y verdes en vaivén continuo.
La belleza de las palabras se acomodan junto a la belleza del paisaje. Por supuesto he entrado en el enlace sobre el Can de Chira, perro pastor aragonés. Un abrazo.
Las sensaciones que despierta un paisaje, tanto interior como de costa, son muy difíciles de traducir en palabras. El paisaje se siente y se absorbe y hasta engulle todo el vocabulario que necesitaríamos para explicarlo.
Estos perros, que han sido los grandes desconocidos, empiezan a ser muy valorados como aninales de compañía.
Otro abrazo para ti.
Embebecida, qué bonita palabra, perfecta para describir ese arrobamiento que uno siente frente al mar.
Hace mucho que no lo experimento y lo echo de menos.
Sí, es una hermosa palabra; el castellano está repleto de términos que enseñorean la frase en la que se usan.
Cualquier día de estos y cuaquier circunstancia o situación, te llevarán hasta ese arrobamiento que echas en falta.
Que linda esa foto… y hoy breve el posteo, saludos
Es que la imagen no necesitaba muchas palabras…
Saludos.
El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
Él tenía más motivo para añorarlo, puesto que había nacido a sus orillas.
Yo echo de menos el mar en invierno, no en verano, pues una playa llena de sombrillas ya no me atrae nada… Por eso fui (o me llevaron) unos días antes de Navidad y fue una gozada toda la playa para nosotros y el mar allí, también para nosotros solos.
…Como para Bambuesa.
Ella lo contemplaba, también, en soledad, con sus dos acompañantes humanos discretamente alejados.
Nunca es tan hermoso y sugerente como cuando se contempla su inmensidad sin interrupciones humanas.
Cada vez me doy cuenta de que soy un inculto, he tenido que buscar unas cuantas palabras en el diccionario para tratar de interpretar tu entrada.
Conozco la raza del Mastín del Pirineo, raza originaria del Pirineo aragonés, pero no tenía ni idea de la raza del “Can de Chira” que por lo visto es un perro de origen asiático que viajaba con clanes de pastores trashumantes a través de la estepa.
No eres tú, sino yo que me enreveso…
El can de Chira es una raza autóctona, aragonesa de pura cepa, deriva, sí, como la mayoría (por no decir todos) de los perros pastores. incluídos los mastines del Pirineo, de un remoto antepasado común asiático que dejó de existir hace cientos de años.
Muy buena foto. Precioso can. Quiero darle un me gusta, pero no localizo el lugar.
Muchas gracias por tus palabras. No te preocupes por el Me gusta, es una opción que no está habilitada en la bitácora.
Es un post lindo y me enamora esa fotografía 😍
Gracias.
Qué bonita manera de expresar ese sentimiento placentero que se vive a orillas del mar, mirándolo tan calmo, como uno mismo. Y escuchándolo, olfateándolo, dejándote llevar por esa manera en que te lleva y te trae. Te llena y te vacía. La retina y el corazón en un solo pulso.
Sí, pocas cosas igualan a esa sensación de arrobamiento frente al mar, en un momento solitario, íntimo y tranquilo.
Preciosa entrada, Una mirada. Y preciosa Bambuesa, una foto para enmarcar.
Besos.
Lo has expresado magníficamente. El mar conquista los sentidos de quien se le acerca para ser obsequiado con infinitas sensaciones que inundan cerebro y espiritu, que se mecen con los vaivenes del oleaje. Y el aroma… Ah, el aroma es indescriptible.
Cordialidades.
Queda tan lejos el mar…que Bambuesa quedo embelesa en semejante inmensidad. Poema en prosa.
La perra quieta, contemplando el mar, es una visión tan gratificante que hasta la imaginación se embala.
Arrobados nosotros viendo el arrobamiento de Bambuesa frente al mar.
Desconocía esa raza, pero es un estilo de perro que se suele ver (aunque no sea exactamente la raza)
Abrazos
Tiene aspecto de perro común, como tantos otros que no destacan por ninguna singularidad; la raza siempre es lo de menos. O debería serlo.
Cordialidades.