«Palma»: Archivo personal
Cerca de quince minutos después de alcanzar con el monovolumen el Paso de Ciumârna, en las ondulaciones de Obcina Mare, llegan a la explanada, exhaustos, los tres ciclistas, con sus bicicletas sobrecargadas, a quienes el vehículo rebasó en mitad de la estrecha y serpenteante subida del puerto de montaña. Son tres amigos ucranianos que, como los cuatro ocupantes del monovolumen —en ruta hacia el monasterio de Moldovița—, se sienten atraídos por la insólita mano de hierro y hormigón armado, de siete metros de altura, que preside, entre diversas variedades de abetos y pinos, esa estribación de los Cárpatos Orientales.
En la pequeña explanada abierta alrededor de la escultura, dos puestos —uno de bebidas y carne asada y otro de souvenirs— dan la bienvenida a los sorprendidos viajeros, que circunvalan la base de la inmensa mano, suben y bajan por sus escaleras interiores, otean el bellísimo paisaje, se fotografían y preguntan a los expectantes empleados de los chiringuitos. “Monumentul drumarilor”, dicen. Se trata del homenaje a los trabajadores rumanos y húngaros que construyeron, en condiciones climáticas adversas, esa carretera, cuya fase inicial empezó en 1949 y que no concluiría hasta 1968, cuando, en ese mismo punto, a mil cien metros de altitud, el responsable de obras del trazado desde Suceava unió su mano a la del compañero que había dirigido la ejecución carretera partiendo de Ciumârna.
Como no me hacía idea del estado de la carretera, así como del monumento al trabajador, he cogido el coche y me he presentado allí, pero he tenido mala suerte, en la parte alta había niebla y no he podido disfrutar del paisaje.
Pue te has dado una señora vuelta… Y sin necesidad de estar pendiente de esquivar los baches.
bueno si acabaron la carretera… bien está lo que bien acaba
El problema es que no la mantienen en condiciones óptimas para circular por ella; aunque esa despreocupación casi es general en las carreteras rumanas.
Esa mano correspondería muy bien con esta cabeza
Sí, pero sin la finura del mármol.
Bonita manera de llevarnos a un lugar. Y de explicarnos tanto el recorrido como el destino, con su historia y simbolismos.
Gracias!
Algunas carreteras guardan sus historias en sus curvas.
Un monumento con historia, como todos, solo que la de éste es diferente. En la Feria del Libro de Madrid, que este año tenía a Rumanía como país invitado, había muchas fotos sugerentes que me hicieron incluirlo en mi lista de posibles destinos. Tiene muy buena pinta y parece que de momento está poco explotado.
En los últimos años los paisajes rumanos han experimentado un extraordinario crecimiento en el número de turistas que lo eligen como destino. Tiene lugares que acarician la vista, una gastronomía potente, unas gentes, en general, amables y, salvo en las zonas de pijerío, unos precios muy asequibles.