«Kroeller4»: Gerhard Katterbauer
«Respecto a la serie de afirmaciones que se han hecho esta tarde contra el voto de la mujer, he de decir, con toda la consideración necesaria, que no están apoyadas en la realidad. Tomemos al azar algunas de ellas. ¿Que cuándo las mujeres se han levantado para protestar de la guerra de Marruecos? Primero: ¿y por qué no los hombres? Segundo: ¿quién protestó y se levantó en Zaragoza cuando la guerra de Cuba más que las mujeres? ¿Quién nutrió la manifestación pro responsabilidades del Ateneo, con motivo del desastre de Annual, más que las mujeres, que iban en mayor número que los hombres?».
-Extracto del discurso de la diputada Clara Campoamor en las Cortes, el 1 de octubre de 1931, defendiendo el derecho a voto de la mujer.-
Modista, dependienta, trabajadora de Correos y Telégrafos, profesora de taquimecanografía, abogada —intervino en la defensa de dos encausados relacionados con la sublevación de Jaca—, diputada, conferenciante, articulista, traductora y escritora, a Clara Campoamor Rodríguez, cuyas únicas ideologías confesadas, independientemente de los partidos en los que militó, fueron el republicanismo y la defensa de los derechos de las mujeres, se la acusó de haber ayudado al triunfo de la derecha en las elecciones de 1933, gracias al voto femenino del que fue, en primera instancia, única valedora, enfrentada a las también diputadas Margarita Nelken y Victoria Kent, que consideraban que la influencia de la Iglesia Católica en las mujeres las encaminaba a votar, vía confesionario, a los partidos conservadores.
Las convicciones que la llevaron a luchar por la no exclusión de la mujer de las decisiones políticas, y las circunstancias adversas que le sobrevinieron a raíz de su empeño, fueron narradas en su obra, de carácter autobiográfico, “El voto femenino y yo: mi pecado mortal”, publicada un mes antes del estallido de la Guerra Civil.
Exiliada durante la dictadura franquista —se negó a renunciar a su condición de masona y a denunciar a compañeros de logia, condiciones impuestas por las autoridades para regresar a España—, vivió en Argentina, Francia y Suiza, país este último, en el que falleció en 1972.
Sus restos reposan, por decisión personal, en el cementerio de Polloe de Donosti, por ser ésta la ciudad donde se encontraba —inmersa, como ya se ha comentado, en los procesos por rebelión militar que tuvieron lugar en la capital guipuzcoana, tras los fusilamientos de los capitanes Galán y García Hernández en Huesca— cuando se proclamó la II República.
«Tenéis el derecho que os ha dado la ley, la ley que hicisteis vosotros, pero no tenéis el derecho natural, el derecho fundamental que se basa en el respeto de todo ser humano […]; dejad que la mujer se manifieste y veréis cómo ese poder no podéis seguir detentándolo.»(Op. cit.)
Leer lo que dijeron mujeres así, como Clara Campoamor, te solivianta el cuerpo. Quiero decir que te dan ganas de salir a luchar por unos derechos y otros, por todos los derechos que perdemos o nos roban y, no hablo exclusivamente de las mujeres.
Recientemente nombraron «Clara Campoamor» a la calle más importante de mi pueblo. Ahora cada vez que la recorra rememoraré estas sus palabras y otras.
Un abrazo
Y aún queda tanto por hacer, Trini… Tantas mujeres condicionadas por el hecho de serlo en este mundo que miramos desde este Occidente de aparentes conquistas sociales…
Mujeres como esta no hay muchas y son las que encabezan la marcha sin embargo hay otras que con idéntico coraje siguen tratando de emularlas. Espero que llegue el día que no haya que reivindicar el día de la mujer, como consecuencia de que los derechos y deberes sean iguales, entre hombres y mujeres.
Yo creía que este artículo ya lo había leído anteriormente, así que me he puesto a buscar y aunque ha desaparecido de su sitio original, la información sigue presente en la red.
Ojalá llegue un momento en que ser mujer o ser hombre tenga una única equivalencia en todo el planeta: Ser persona.
Y sí, efectivamente, este artículo tiene ya cuatro años; muchas veces republico aquellos escritos antiguos míos que no han envejecido.
Esta mañana pensaba que tratándose de la mujer, hasta los homenajes son excluyentes, pues este día empezó llamándose Día de la mujer trabajadora, excluyendo a las que «solo» trabajan en su casa, y hoy he subido a Flickr la foto de un monumento que se erigió en Granada un 8 de marzo en homenaje a la mujer joven del siglo XXI, dejando fuera por tanto a las que no somos jóvenes aunque vivamos en este siglo.
Quiero creer que ninguno de estos homenajes/conmemoraciones es excluyente. No pueden serlo porque la lucha de unas es, siempre, empuje y lucha de otras. La invisibilidad de las mujeres como coprotagonistas de la Historia ha durado demasiado como para establecer distinciones.
Me ha gustado que en las etiquetas al artículo hayas incluido la palabra feminismo en relación a Clara Campoamor. Ella fue feminista y lo demostró en su vida pública y privada y un referente para el feminismo actual que la tiene en alta consideración.
Feliz descanso de fin de semana.
Un abrazo, amig@.
Sin duda, la señora Campoamor fue feminista pionera; reivindicarla dentro del feminismo no es sino hacerle justicia.
Provechosa semana, Pili.
A mi me encantaría saber por qué a pesar de tanta lucha de algunas personas, por qué a pesar de tanta celebración del día de la mujer y sobre todo por qué si todo el mundo dice que está a favor de la igualdad, todavía esa igualdad no existe ni camino lleva de que se llegue a ella.
…porque la cerrazón persiste. E igual que el racismo y la etnofobia pululan por la sociedad, la discriminación por sexo/género sigue ahí, enraizada.