«Circo de Soaso y cascada de la Cola de Caballo»: Archivo personal
A Lola Haas le llama la atención el número de personas que, a hora tan temprana, se hallan en la pradera rodeada de paredes escarpadas de Ordesa para internarse por los diferentes senderos que se abren y recorren el impresionante territorio glaciar al que sus más de sesenta millones de años de antigüedad han dotado de una belleza sin parangón. Lola y sus acompañantes se encaminan por la Senda de los Cazadores [FOTO] al circo de Soaso, donde, entre la Punta Tobacor y el macizo de Monte Perdido, emerge el salto de la Cola de Caballo [FOTO].
Pasta, indiferente al extasiado pulular humano, el ganado vacuno [FOTO], al que Jenabou saluda —como si las vacas fueran viejas conocidas— antes de unirse al grupo de adolescentes del campamento del Refugio de Bujaruelo que la han invitado a ascender junto a ellos por la vía ferrata [FOTO], guiados por un montañero de la zona. Los adultos, en cambio, toman la ruta de la Faja Racón, que remonta hasta 1.900 metros de altitud y se interna en un espectacular bosque de abetos y hayas. Caminan en silencio, con los oídos prestos a los sonidos del entorno y esa sensación —a la que anoche se refería Lola Haas— de sentirse dianas de miradas ocultas. Es la propia Lola la primera en avistar los sarrios, a pocos metros por encima del sendero, tan ágiles y escurridizos como temerosos [VÍDEO], molestos, quizás, por esas presencias humanas, ahora quietas y fascinadas, que incursionan en el exclusivo hábitat que cobija la vida salvaje.
“Me duelen hasta las pestañas. He caminado más estos cinco días que en siete meses”, confiesa Lola esa misma noche, ya en el Refugio, en la sobremesa de la cena, haciendo balance grupal de la jornada, mientras la veterinaria que se ocupa de la salud de los gatos del Barrio termina de marcar en el mapa, con rotulador rojo, la travesía realizada. “¿Y esto en verde?”, pregunta Lola. “La ruta que hicimos por los valles de Bujaruelo y Otal. ¿Ves…? En este punto está el puente colgante de Burguil [FOTO] que tanto canguelo te daba cruzar, y aquí el salto del Pich [FOTO]”, señala la veterinaria. “Cuando cruzamos ese puente no sabía que era la parte más sencilla de la ruta. Se balanceaba tanto…”, se justifica la visitante francesa sin dejar de observar el mapa. ”¿Y los círculos azules, qué significan?”. “Se corresponden con las cascadas en las que hemos estado. Aquí está la de la Cueva [FOTO], aquí la de Abetos [FOTO], aquí la de la Paúl [FOTO], aquí…”.
Van apagándose luces y voces. A medianoche, la oscuridad en el Refugio va pareja con la negrura exterior, salpicado el silencio por el ulular de las rapaces nocturnas y algún ronquido que se escapa de entre los yacentes que ocupan el dormitorio comunal.



Fenomenal la foto y genial el articulo… Un saludo.
Muchas gracias.
Salud y buen comienzo de semana.
De nada. Salud.
Preciosas fotos, lo que hubiera disfrutado yo haciéndolas, pero ya no puedo permitirme semejantes andadas, el vídeo, poniéndolo a pantalla completa también es una chulada, y por supuesto el artículo.
Ya sabes, por experiencia, que acceder a los lugares más espectaculares de la Naturaleza implica buenas caminatas, pero también hay lugares maravillosos a los que se puede llegar sin apenas esfuerzo, y más en Broto, que tiene un «patio de recreo» impresionante al ladico mismo.
Me quito el sombrero antes este post, con unas fotografías bellísimas a cual mejor, además del íntimo video de los sarrios. Naturaleza en estado puro. He disfrutado mucho leyéndolo. Espero que las agujetas vayan remitiendo. Gracias por compartir. Un abrazo.
Las agujetas y las rozaduras, los arañazos y las picaduras de insectos terminan siendo irrelevantes ante las satisfacciones de esa Naturaleza salvaje que se fija en la retina para los restos.
Gracias por tanto cumplido.
Más abrazos.
Un site magnifique
Très vrai ce que tu dis.
Un gros câlin.
Qué lujo de naturaleza la que nos muestras. Todas las fotos y vídeos una gozada.
No conocía hasta hoy la existencia de los sarrios, ya he estado leyendo sobre ellos en el enlace que pones.
Y tu artículo… ¡qué decir! ya sabes cómo admiro tu forma de escribir y describir. Magnífico.
Un abrazo!
Aunque la palabra en castellano es rebeco, por estos lares se utiliza siempre el nombre sarrio para estos bóvidos pirenaicos primos, algo más grandes, de los rebecos de la cordillera Cantábrica, las dos únicas zonas españolas en las que habitan. Fauna salvaje en un entorno natural fascinante.
Muchas gracias por tus palabras.
Abrazos mil.
Vine anoche y tanto me extasié viendo las fotos de las cascadas, que se me hizo tardísimo y me fui a la cama sin decir ni pío.
Son preciosas, aunque en las fotos no se aprecia su vitalidad y la sinfonía de sones que regala el agua. Cada salto de agua tiene una musicalidad única.
Es que, además, con el verano que estamos teniendo y sin haber visto una gota de lluvia desde hace muchos meses, esas cascadas dan una imagen tan refrescante que atraen y da envidia poder verlas al natural.
Estas cascadas de alta montaña son consecuencia del deshielo en una zona glaciar que también está sufriendo los efectos del cambio climático, hasta el punto de haber perdido tanta masa que, en unos años, puede desaparecer.
Como nuestra Sierra, que yo recuerdo perfectamente los veranos en los que «La Cuerda de los Tresmiles» se veía blanca hasta que empezaba a nevar de nuevo, mientras ahora ya está sin nieve en junio.
Pues ya ves, los pepevoxeros insisten que no, que la temperatura es la misma que cuando Dios le entregó a Moisés las escrituras de España a nombre de la derecha… ¿O eran las Tablas de la Ley…?
En Ordesa he estado pero viendo y leyendo tu artículo me perdí lo mejor. Los sarrios del vídeo tienen suerte, nadie les dará caza para poner sus cabezas en la pared.
Saludos.
JBernal
La fauna de Ordesa está bien protegida al tratarse de un entorno catalogado como Parque Nacional, donde no se puede ni cazar ni pescar, pero el resto de los sarrios son especies cinegéticas lo mismo que los cérvidos.
Salud.
Es un lugar tan bello como inhóspito. Me gusto la historia te mando un beso.
Es un entorno propicio para una flora y una fauna específicas en un paisaje espectacular.
Salud.
Una mirada. Gracias por esta maravilla. Las fotos son para recrearse en ellas. Ver el agua correr libre es un auténtico gustazo. Larga vida a los rebecos que sigan recelando de los humanos, así se protegen. Que pena que no valoremos lo que la naturaleza nos da y cada vez destruyamos más.
Al final del día recordando lo vivido, se olvidan las rozaduras y picaduras.
Buen fin de semana.
Una abrazo.
Es un paisaje que cada sentido experimenta; no importan el esfuerzo de las caminatas ni las agotadoras ascensiones porque cada paso va a acompañado de vistas, aromas, sonidos que obligan a continuar mientras va avanzando el día y ya no se mide el recorrido en kilómetros sino en maravillas contempladas.
Otro abrazo.
Hola, Una mirada.
Coincido plenamente con Laura, es una maravilla de post, donde cada enlace que nos dejabas (fotos y vídeo) era un deleite para los ojos y el sentir.
Debemos valorar más la naturaleza que nos rodea, protegerla, cuidarla y respetarla.
Y sin duda, las rozaduras y picaduras se olvidan porque en comparación es un bajo precio a pagar por esa gran experiencia vivida en plena naturaleza donde se respira vida, paz y libertad.
¡Qué vistas tan increíbles! Un verdadero placer recorrerlas a través de tu prosa y entusiasmo. Gracias mil.
Un abrazo.
Las palabras y las fotografías son apenas un aperitivo de unos lugares que se presentan a la vista con esa belleza salvaje y abrupta de la alta montaña, donde la fauna y la flora se desarrollan sin más restricciones que las de los elementos naturales y el ser humano no es sino un privilegiado visitante que, mire a donde mire, se siente en un paraíso.
Muchas gracias a ti, Contadora, y otro abrazo enorme.
Hermoso relato de senderismo vacacional.
He disfrutado de cada una de las fotos y del video.
Qué precioso paisaje, qué bien descrito, pude sentir cada uno de los rincones de ese paseo, incluso el detalle final con el ronquido. Genial.
Abrazo gigante, Una mirada…
sigan disfrutando por allí
¿Has visto…? Te has dado unos buenos paseos sin cansarte, jeje. Es una zona fantástica donde, por muchas veces que se vaya, sigue fascinando.
Otro abrazo para ti, artista.
¡Cuánta belleza en esas fotos! El verde, el color del agua; se adivina el sonido de las cascadas. Ni idea tenía de lo que eran los sarrio, pero sí parecen tímidos. Da la impresión de que esta Lola lo mismo sube riscos que zigzaguea por las calles de Paría.
Bueno, Lola es una urbanita con cierta prevención por lo que ella llama «campo», donde hay muchos bichos pero no ascensores para salvar cómodamente los desniveles. Pero ha dado por bien invertido el cansancio ante lo que ha podido observar.
Perdone usted, Una mirada, pero no fue Moisés el de las escrituras de España, sino el apóstol Santiago, el tocayo de Abascal y obispo de Jerusalén, que se pasó por aquí en un rato libre para librarnos de los moros y cerrar España.
Jajajaja, pues ya tienen faena los voxigodos: ¡A buscar esas escrituras en la tierra de Feijóo! Jajaja