El oxígeno sisea a través de las diminutas aberturas y la fina goma que lo conecta a la llave de paso se abraza al cordón de la vida que, gota a gota, transporta esencias hasta la impaciente vena del brazo izquierdo. A menos de medio metro de la extremidad expuesta a la acción del gotero, otro brazo a una aguja unido atesora el plasma contenido en una fea bolsa que oscila, mal colocada, en la percha metálica del cabecero de la cama.
El tiempo se sucede lentamente; los minutos son horas que marcan los pasos de las enfermeras y auxiliares. Ora el gotero, ora las píldoras. Ora los inyectables, ora las mascarillas. Y, entre medias, las bandejas de las comidas, las idas y venidas al baño, las visitas, la prensa del día, las miradas envidiosas al mundo que se entrevé al otro lado de los ventanales. Y el hastío.
–Si me pasa algo…
–¿Qué te va a pasar…?
–Si me pasa algo, ya sabes qué tienes que hacer.
–No te va a pasar nada.
–Pero si me pasa….
Detrás del muro acristalado se apresura la vida en cada coche que accede a la rotonda, en cada pareja de piernas que transportan un cuerpo en vaivén acompasado mientras parpadea el Sol en el horizonte de edificios y se intuye la silueta de la Luna entre las masas gaseosas de la atmósfera.
Te he leído dos veces y no sé qué decir. Me has pillado de sorpresa. No esperaba ese texto… no es que esperara nada, pero…
Quizás sea la forma de contar lo que has contado. Casi lo he visto… y me ha dolido. No sé por qué pero me ha dolido la imagen que describes.
Simplemente un abrazo. No sé por qué lo de «simplemente», pero está escrito y no lo voy a borrar.
Ahora soy yo quien se ha quedado sin las palabras adecuadas.
El abrazo, ya sabes, es recíproco.
Hay en los hospitales algo que siempre me empuja a describir escenas, porque mira que hay para escribir en cada sala…
Te felicito por esta estampa que tan maravillosamente has descrito y que tanto me suena.
Un abrazo
Un mundo dentro de otro, tan cerca y tan lejos.
Que no pase nada o si pasa, que sea el restablecimiento de ese equilibrio que llamamos salud. Sea quien sea…
Un abrazo
«Hay en los hospitales algo que siempre me empuja a describir escenas, porque mira que hay para escribir en cada sala… »
Y si el hospital es madrileño, además tendrás todo el tiempo del mundo para hacerlo. 8 horas esperando los resultados de un analisis en urgencias, casi nada.
Así es, Trini; los «momentos hospitalarios» ofrecen a los sentidos y a los sentimientos diferentes composiciones dignas de un retablo.
Un abrazo también.
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…y el cúmulo de pulsiones cerebrales que se aceleran en el interior mientras se espera/desea que ese equilibrio deje de ser precario, Luz.
Besos.
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Desgraciadamente, Dani, las esperas interminables ya no son exclusivas de Madrid.
Mi afecto.
Creo que las esperas en Urgencias de los hospitales, así como para las citas médicas, son en todos lados igual o muy parecidas, para peor, no es «privilegio» de Madrid.
El día 4 de mayo visitaron a mi madre en un hospital de Sevilla y le han vuelto a dar cita para el 16…de septiembre. Esto sin contar que la consulta era algo parecido a la cocina de una caseta de la Feria en hora punta. Tal así era la serenidad que se respiraba con entradas y salidas. Vamos, que tuve que decir como el del chiste «Virgencita, al menos como vinimos»…
Abrazos
Impotencia y surrealismo a partes iguales, Trini.
Besos.
Tienes algo en mi blog. Pasa a recogerlo.
Besos.
Recogido queda.
Gracias por la distinción y un afectuoso abrazo.
Mi última visita a Urgencias (y no vivo en Madrid) fue de no recordarla. Entré sobre las 22 horas ya pasadas con mi madre, y la subieron a una habitación a la mañana siguiente. Y eso que tenía una cadera y una pierna rotas…
Entiendo que están saturados, entiendo muchas cosas, pero es que llevamos años con esa saturación y no parece importarles a quienes pagan por pensar.
Lo que yo decía el otro día no sé dónde: será cosa de ir planteándose dejar las urnas sin nada, a ver si entonces «ven la luz» y se dan cuenta que estamos enfadados por demasiadas cosas.
Abrazo a todos.
El que más y el que menos, en algún momento hemos pasado por estos «hoteles» mal atendidos.
Pero también es cierto que el tiempo no pasa igual de despacio para el paciente como para el familiar.
Cuándo eres tú el enfermo (por lo menos en mi caso), te encuentras tan verdaderamente mal, que deseas que te dejen en paz cuánto antes y se olviden de tí, y te aparquen en una esquina y no te den tanto la murga y te den tantos paseítos que si a rayos, que si a scaner, que si…. total para ponerte un goteo lleno de medicación y no dejarte dormir por las noches…….
Lo mejor no necesitar de esos servicios, porque cada día están peor atendidos, y eso es un mal generalizado , mi opinión, por lo que yo conozco desde Burgos ¡¡¡ que vuelva el INSALUD!!! ¡¡¡¡ que se vaya el SACYL!!!
Indudablemente las experiencias personales en el ámbito hospitalario son el baremo por el que nos regimos a la hora de enjuiciar la sanidad. Ojalá ello sirviera -además de las denuncias donde corresponde- para que se produjeran mejoras.
Gracias por opinar, Chesana, Esperanza y mi cordialidad para ambas.