«Trapped»: Rudy Labordus
El general Vicente Navarro cambió la réplica de la Gran Cruz al Mérito Militar que había llevado en las dos primeras sesiones del juicio por un pin de la silueta de un avión. Esta acción sería irrelevante si las sesiones no se celebraran en la Audiencia Nacional, si no se tratara del juicio por las identificaciones erróneas de muchos de los cadáveres del accidente del Yak-42 y, sobre todo, si el general médico Vicente Navarro no fuera una de las tres personas juzgadas.
Al cambalache de la condecoración por el pin ha unido el Sr. Navarro su personalísima manera de argumentar las circunstancias que le llevaron a identificar incorrectamente treinta cadáveres. Así, cuando el fiscal interrogaba al dicharachero general del avioncito en la solapa sobre cómo era posible confundir el cadáver de un hombre negro con el de otro de raza blanca, don Vicente, con dignidad no exenta de cierta socarronería macabra, se escudaba en que los cuerpos presentaban idéntica envergadura y que uno de ellos no era exactamente de raza negra sino “canario mulatoide” (sic).
[…]
Fernando Burgos, fiscal: Un general como usted, ¿tiene alguna explicación para el hecho de que las 32 identificaciones que hicieron con los [forenses] turcos fueran correctas y las 30 que hicieron ustedes solos fueran erróneas?
General Navarro, acusado: No me lo explico. Llevo seis años preguntándome qué ocurrió. Hubo muchas manipulaciones, cambios de saco… Hice tres listas, me pudieron bailar números, puede ser. No hay ningún general infalible. Los generales también se equivocan.
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Esto… la desfachatez no produce rubor ¿verdad?
ah! bueno!
Para tí un abrazo
🙂
…al parecer, no sólo no produce rubor sino que algunos especímenes son catedráticos en ella -en desfachatez, digo-.
Aunque el detallito del pin supera cualquier baremo de cinismo que se pretenda configurar.
El abrazo, ya sabes, es recíproco.
Pues que intente contárselo a los familiares, a ver si ante ellos y a solas lo justifica tan banalmente.
No creo que este señor sepa ni lo que es rubor.
Un abrazo
Ignoro si este hombre ha hablado directamente con las familias; sí lo hicieron, en su momento, otros mandamases de defensa y, al decir de las familias, incluso hubo advertencias -¿o eran amenazas más o menos veladas?- para que no se quejaran.
En última instancia quien tendría que dar las explicaciones pertinentes sería Federico Trillo, ministro de Defensa cuando sucedió el accidente.
Otro abrazo para ti, Trini.