«Calle Navarrería»: Archivo personal
Arrecia el cansancio. O a ello han apelado Agnès Hummel y la señorita Valvanera para declinar el almuerzo grupal, en la bajera de Zizur, con pintxos de la vermutería Río, a cambio de pasar la mañana en la piscina de la casa unifamiliar que la hija de Juana Mari tiene en Villava, a pocos kilómetros de Pamplona.
En la Navarrería, a las diez de la mañana, ya no cabe un cuerpo más; hay tanta aglomeración que se podría incluso tentar al sueño sin perder la verticalidad ni desplomarse sobre el pavimento que las brigadas municipales han desinfectado pocas horas antes y por el que miles de pies restriegan la suela de las zapatillas (¡ay, de quienes cometan el error de calzar sandalias!) cientos de veces pisoteadas.
Recorren a bandazos las callejuelas tomadas por la jarana y, codazo va, roce viene, llegan a la plaza del Castillo para acceder a la calle San Nicolás, con la gula disimulada bajo las mascarillas y el recuerdo del sabor de las delicias por comer azuzándoles los estómagos.
A las tostas de bacalao y los pintxos de huevo de la vermutería, se unen las especialidades piscícolas preparadas por Livia, la madre de Madalina y Camelia, que aprovecha cualquier oportunidad para ofrecer a las amistades de sus hijas platos de la gastronomía rumana: fingers de pescado con salsa tzatziki y tostas de caballa ahumada, además de servirles chupitos de Palincă, un licor de ciruelas de graduación prohibitiva que elabora artesanalmente la abuela de las hermanas Cristea en su Tulcea natal.
No hay delicia mejor que el bacalao a la bizkaina
Bueno, bueno, bueno. Aunque te diré que, en mi caso, cuaquier plato que lleve bacalao como ingrediente principal me resulta delicioso.
¡Eso! Pero en València no he encontrado el plato de bacalao preciso igual que lo hacía mi madre. Un saludo.
Ni lo encontrarás, porque ese plato materno de bacalao posee un ingrediente que no hallarás en ningún sitio: el sentimiento.
De acuerdo, sun dudas, gracias y Salud
Por esos lares y por estas fechas cada uno le da a los suyo. Unos a correr delante de los toros y otros a los pintxos. Yo me apuntaría a lo último. Qué ricos. A disfrutarlo.
Salud.
Tú si que sabes, chiqueta. Unos buenos pintxos en buena compañía son insuperables, que los encierros se pueden ver en la tele, desde el sofá, y sin miedo a que te arreen un puntazo o te pateen.
Salud.
Cansancio, fatiga, desánimo, depresión… por esto y alguna cosa más no me apetece ni estar en medio de las aglomeraciones, ni siquiera me envidia tomarme un pintxo, dichosos los que pueden hacer ambas cosas… Sin embargo he conseguido al menos virtualmente, estar delante del Bar Cordovilla y enfrente del «Mesón La Nabarrería».
De ilusiones también se vive.
Pues mira, como yo, que he estado in situ delante de esos bares pero no he entrado nunca, y seguro que estarán bien surtidos de pintxos.
Date tiempo, Jubi. Ya sé que da rabia y nada me gustaría más que tener una pócima mágica para enviártela… Pero solo puedo mandarte un abrazo y todo mi aprecio.
Los pintxos son la versión norteña de nuestras tapas (o al revés) y no debe haber mucha diferencia entre un montadito de lomo* y algo similar de ahí.
*Montadito: Se dice de una pequeña rebanada de pan con un filete fino de lomo de cerdo a la plancha de parecido tamaño. Sobre él, va algunas veces un pegote de mayonesa, tomate frito, mostaza o, incluso, un huevo de codorniz también a la plancha. Hay que advertir al no indígena que, al morderlo, es fácil que caiga sobre la ropa el aceite del lomo o la yema del huevo, pero eso le da más autenticidad a la tapa y se lleva de recuerdo.
Dicen que la diferencia estriba en que la tapa te la ponen al pedir la bebida y el pintxo/pincho lo pides independiente de aquella. Pero, vamos, que en esencia, son lo mismo, no en vano el tapeo es un deporte nacional. Los montaditos también se estilan por estos arribas, ya sea de lomo o de otro producto. En lo del pringue que chorrea en la ropa no había caído, pero, oye, a modo medalla…
El chorreón de aceite quizá puedas evitarlo, pero el de yema de huevo es fijo, aunque algunos indígenas tenemos el truco de ponernos en pie para el primer bocado. Y sí, aquí la tapa la regalan, pero, si es buena, terminas pagándola con la cerveza a mayor precio.
Aquí, como mucho, te ponen un cuenquillo con palomitas o almendras…. Vamos, para fomentar más la sed y pedir más y más bebida.
Paz, salud, saludos, mirada.
Mis mejores deseos para usted también, Olivia.
Muchas gracias, mirada.
Andan todos de fiesta por allá.
Aquí todos encerrados esperando que asome el sol, a ver si en algún momento superamos los 20 grados.
Pasenla bien, disfruten!
Abrazotes!
No te creas, que con 40º a la sombra, en mi tierra hay pocas ganas de fiesta. Al menos, en mi caso…
Los Sanfermines abren, en el norte de la península, la temporada festiva, que resultaría envidiable si, en vez de la temperatura rayana en los 40º, estuviera más cercana a los 20º vuestros. Son días divertidos pero achicharrantes y con las variantes de la covid causando revuelo.
Más abrazos.
Pues leerte ha sido como estar allí.
Cuando el sueño vence pero te mantienes erguido en medio de la multitud que se aglomera.
Sí lo de las sandalias, pobre de quien se le ocurra llevarlas puestas allí.
La diversión acompañada de buena comida es el summun de cualquier fiesta.
Gracias por compartir, Una mirada. Todo un lujo.
Feliz verano.
Un abrazo gigante.
Lo negativo de los festejos veraniego es el calor que hace y lo mucho que se deja notar en las aglomeraciones, y eso que por estos lares las madrugadas son menos calurosas y, muchas veces, no sobra una chaqueta o una sudadera, aunque este año, con la ola de calor, apenas han hecho falta. Eso sí, no hay fiesta sin los consabidos papeos.
También, buen verano para ti.
Abrazotes.
«en Villava, a pocos kilómetros de Pamplona» …
Pampelune est une belle ville avec une bonne ambiance. J’y suis allée une fois avec des amis de Saint-Jean-de-Luz, de la partie française du pays basque. Nous avons traversé la frontière et passé une journée à Pampelune. C’était très agréable.
Amitié, Olivia
C’est vrai, Pamplona est une belle ville, surtout la Vieille Ville. Et ses festivités de San Fermín sont fabuleuses, de nombreux français viennent les apprécier.
Salutations.
Oui, c’est vrai. Les français aiment Pampelune.
Bonne journée, mirada.
Como hijo de una pamplonica, adoro Pamplona. He estado en los sanfermines en varias ocasiones y he disfrutado mucho, aunque algunas aglomeraciones me causan cierto agobio. No he corrido nunca delante de los toros, me dan mucho respeto, por más que mis primos me azuzaran a ello, cuando era más joven. En cuanto a las viandas, sean pinchos o tapas, las hay que son una delicia. En verdad en Navarra se come de fábula generalmente. Siempre regresaba a casa con 2 o 3 kilos extras pero bien merecidos. Un abrazo.
En mi caso, no solo no he corrido jamás delante de los toros sino que hace años que veo los encierros exclusivamente en la televisión, que es donde con mayor comodidad se disfrutan. Pamplona es una ciudad que me encandila y donde he pasado momentos irrepetibles. El Casco Histórico es magnífico y en cualquiera de sus rincones podría pasar meses y meses… siempre que tuviera acceso a esos pintxos únicos y a unos buenos botellines de agua. ¿Que se ganan unos kilicos…? Bah, dos o tres vueltas por los alrededores del río Arga y ¡en forma!
Cordialidades.