«Ausencias»: Archivo personal
Oroel
Sueñan las cuerdas rotas del violín melodías en clave de luna y enfilan las corcheas, vestidas de atrapasueños, los renglones de la noche; se ovilla el insomnio en el rincón donde reside el aliento perturbador de la soledad y se embozan las desdichas entre los pliegues de las sábanas planchadas del altillo.
Tú, ignara vencedora, duermes entre acordes jamás tensados que el arco ejecuta en el aire manso que te ciñe y libera.
[…y yo arrullo los bordes llagados de tu corazón].
¿Qué no daría yo? Por saber, al igual que tu haces, concentrar una preciosa entrada en un pequeño post, cual si de un buen perfume se tratara.
Muchas gracias por tan generosas palabras, pero no te desmerezcas a ti mismo, Emilio.
Poesía pura, hermosa.
Muchas gracias por esa apreciación, Jenofonte.
«Que oscuro hablas… No puedo entenderte» (R. Tagore)
La persona destinataria sí.
Qué bonito. Seguro que para la persona destinataria significará mucho.
Unas palabras que rozan y abrigan el alma.
Cuánto sentimiento en tan pocos renglones!
Aplausos.
Y abrazos.
Gracias, Contadora de Libros, por tus siempre buenas palabras.
Parece que en el comentario anterior se cortó mi nombre. Ahora sí. Sorry.
Sorryeada estás.
El destinatario se lo lleva todo, contenido y continente, pero a nosotros nos toca al menos la belleza del envoltorio.
Muchas gracias por tan bellas palabras, Tawaki.