«Yaiza, II»: Archivo personal
Los tres mastines del Pirineo que guardan los establos de la yeguada de [Casa] Foncillas apenas se envaran cuando ven acercarse a la veterinaria y a la perrilla. Las contemplan, muy quietos, durante unos segundos y olisquean al aire cuando ambas traspasan la puerta de la valla metálica. Yaiza, en cambio, se acerca a ellos, altanera, con la acaracolada cola tiesa y una sucesión de gruñidos que los grandes canes ni se molestan en tomar en consideración. Después, la perrilla se acerca, ya distendida, lanza varios ladridos y, con el rabito en inquieto balanceo, brinca ante los hocicos de los molosos y se deja lamer por dos de ellos mientras Mayoral, el más viejo, se tiende, displicente, junto al abrevadero de madera, cierra los ojos y se evade de las evoluciones de la pequeña intrusa de cuatro patas. Cuando las manos de la veterinaria, acuclillada junto a él, le acarician el lomo, Mayoral se estira, lánguido y meloso, vuelve la cabeza un instante y reacomoda su robusto cuerpo en el suelo de tierra salpicado de humildes hierbas.
Desde el establo llama, impaciente, Caminera, la yegua, con un relincho largo que obliga a la veterinaria a erguirse y traspasar, seguida por Yaiza, el vano sin puerta donde el equino, en fase de recuperación de un molesto cólico, espera para su terapéutico paseo matutino.
Con el calor que estamos pasando en Zaragoza, que bien se lo pasaría Yaiza y los tres mastines si los subiera unos días al Pirineo…
– Jubi, que no cabemos todos en el coche, subes demasiadas cosas para cuatro días que vamos a estar de momento.
¿Te imaginas, a la perrilla ladrando cuando se acercara algún extraño y los mastines enseñando los dientes a los que se arrimaran demasiado?
No te creas… Los mastines del Pirineo imponen por su tamaño pero, en general, son afables, noblotes, escasamente ladradores y saben convivir con los seres humanos; pero, claro, son excesivamente grandotes para vivir en un piso. A Yaiza la tendrías todo el día pegada a ti, pendiente de tus gestos y tus palabras.
-Yaiza, ataca, ataca, no me lamas, ataca ataca, (si es que tiene cara de buena, la pobre)
Pues sí, es una perra dócil y siempre dispuesta a agradar.
Pues que no se confíe mucho Yaiza, que yo he visto a un perro de esos buenazos y grandones dejar en el sitio a una perrita enana que solo quería jugar con él. Le pegó un «viaje» que la hizo volar y estrellarse contra un mueble.
En el caso que comentas, habría que saber la raza del perro agresivo y, sobre todo, conocer a su dueño o dueña; en la mayoría de las ocasiones, la actitud del perro deriva de la nula educación recibida. Convivir con un animal no es únicamente proporcionarle alimento, agua, revisiones y paseos, sino, sobre todo, enseñarle -con cariño, paciencia y frimeza- a comportarse, tanto con las personas como con el resto de animales.
No se la raza del perro grande, pero convivía normalmente en la misma casa con la perrita. Debió ser que ese día lo molestó más de la cuenta…
…o que por circunstancias que se desconocen, perdió los nervios y utilizó su fuerza descontroladamente. Triste
Qué bueno los mastines bien educados, mi beagle suele ser muy molesto (por lo juguetón) con los perros grandes en especial. Tanto que a veces los cansan, pero los que están bien educados no reaccionan más que imponiendo respeto.
Saludos!
Las razas pequeñas suelen ser más alborotadoras que las grandes. Un perro robusto y de temperamento equilibrado se sabe dominante y sólo necesita un único gruñido para poner en su sitio a su minúsculo oponente. A su manera, también educan a los de su especie.
Maravillosa escena que no me cuesta nada imaginar. Todo lo que tenga que ver con animales me interesa y atrae.
Los animales son, por sí mismos, capaces de hacer inolvidable el escenario en el que evolucionan.