«Sea Rose»: Meredith Bricken Mills
Allá donde la íntima pena buscaba las tinieblas abisales descubrió un Edén invertido, limpio, luminoso, calmo.
Y la Voz -aquella Voz- en los tímpanos permanentemente atesorada, címbalo de pueriles primaveras y veranos pubescentes.
[…]
…y así, todavía con el aroma floral suspendido en la consciencia, dejó que los pétalos de la rosa impulsaran su cuerpo desmadejado a la oxigenada superficie para seguir restándole segundos al olvido.
Un olvido que nunca llega…
Abrazos