«La diosa en el Olimpo de lo cotidiano»: Archivo personal
Son femeninos los símbolos de la Revolución Francesa, mujeres de mármol o bronce, poderosas tetas desnudas, gorros frigios, banderas al viento.
Pero la Revolución proclamó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, y cuando la militante revolucionaria Olympia de Gouges propuso la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, marchó presa, el Tribunal Revolucionario la sentenció y la guillotina le cortó la cabeza.
Al pie del cadalso, Olympia preguntó:
—Si las mujeres estamos capacitadas para subir a la guillotina, ¿por qué no podemos subir a las tribunas públicas?No podían. No podían hablar, no podían votar. La Convención, el Parlamento Revolucionario, había clausurado todas las asociaciones políticas femeninas y había prohibido que las mujeres discutieran con los hombres en pie de igualdad.
Las compañeras de la lucha de Olympia de Gouges fueron encerradas en el manicomio. Y poco después de su ejecución, fue el turno de Manon Roland. Manon era la esposa del ministro del Interior, pero ni eso la salvó. La condenaron por “su antinatural tendencia a la actividad política”. Ella había traicionado su naturaleza femenina, hecha para cuidar el hogar y parir hijos valientes, y había cometido la mortal insolencia de meter la nariz en los masculinos asuntos de Estado.
Y la guillotina volvió a caer.—Olympia, texto perteneciente a la antología Mujeres (2015), de Eduardo Galeano—.
Poco antes de morir, Eduardo Galeano (1940-2015) preparó y revisó el que sería su libro póstumo, Mujeres, una antología de textos desperdigados en sus obras que quiso reunir en un solo volumen y en el que las mujeres, conocidas y anónimas, protagonizan ese universo galeaniano de trazado literario aparentemente simple pero de tal intensidad que se entremete por los ojos y explosiona en el ala cerebral donde se abrazan comprensión y sentimientos. Santas y putas; doctas e ignorantes. Novelistas, poetas, sindicalistas, obreras, pintoras, actrices. Jóvenes y maduras; de perfil público o anónimas viandantes de lo cotidiano; aristócratas y plebeyas. Reales o ficticias. Tan distintas y, a la vez, tan iguales y tenaces dignificando una condición femenina opuesta en significado a la que la sociedad diseñó para ellas. Mujeres que lucharon por ellas y por otras, que se batieron por un mundo justo, que se reivindicaron a sí mismas con sus actos dejando un rastro de integridad, a modo de miguitas, junto a las que no se puede pasar sin percibirlas y admirarlas. Sherezade, Josephine Baker, Teresa de Ávila, Alfonsina Storni, Marilyn Monroe, Juana de Arco, Camille Claudel, Rigoberta Menchú, Frida Kahlo, Rosa Luxemburgo, Juana Inés de la Cruz, Marie Curie, Harriet Tubman, mujeres revolucionarias, antiesclavistas… Mujeres defensoras del feminismo cuando el término carecía de sentido… Todo un retablo de acciones realizadas por mujeres, solas o como colectivo, que fue recuperando durante años el autor uruguayo sin dejar resquicios a la indiferencia.



[…] Galeano póstumo […]
En España, la mujer consiguió el derecho al voto en 1931, pero lo perdió poco después con el franquismo. Bien es verdad que lo perdió también el hombre, pero, al menos, lo conservó para aquel simulacro de elecciones que hubo durante la dictadura, en las que votaban los «cabeza de familia» y el voto era obligatorio para los funcionarios. Yo veía a mi padre irse a votar con cara de fastidio, me daba pena ver en lo que se había convertido en nuestro país algo tan importante como el derecho al voto y soñaba con el día en que votáramos todos, hombres y mujeres. Ese día llegó y, por eso, como he dicho tantas veces, no dejaré de votar mientras sea capaz de acercarme al colegio electoral. Se lo debo a las mujeres que dieron su vida o su libertad para yo pueda votar.
Me parece muy loable el homenaje que haces, votando, a quienes se dejaron la piel por el derecho femenino al voto; sin embargo, la lucha de aquellas mujeres no solo hacía referencia al voto, sino, sobre todo, a la capacidad individual de la mujer para hacer uso de su libertad, ya fuera votando o absteniéndose, sin que se la guiara en una u otra dirección.
Por supuesto que, una vez conseguido el derecho a votar, se puede ejercer no votando o votando en blanco, pero primero está el derecho y por eso murieron o fueron encarceladas. Pero es que también- y eso se menciona pocas veces- fueron ridiculizadas, pues no hay más que ver los dibujos de la época de las llamadas «sufragistas», todas mujeres mayores, feas, con ropones oscuros poco favorecedores…
Eso sucede siempre; como no se pueden meter con el intelecto porque ellas les dan muchas vueltas, recurren a menospreciarlas por su físico. Ocurría entonces y continúa en la actualidad.
Creo que las mujeres han conseguido todos los derechos, han llegado a ocupar altos puestos civiles, políticos y militares y lo que pasó en otras épocas no se pueden juzgar. La historia no se hace al reverso. Las mujeres tendrán que seguir logrando puestos iguales a los que ocupan los hombres, especialmente en las artes. Yo siempre destaco mujeres artistas que son un fenómeno y que aún no han alcanzado la misma fama que los hombres ni se venden sus cuadros al mismo precio. Pero cuando se habla de los derechos del hombre se habla de todos los seres humanos. No hay que buscarle la quinta pata al gato. Saludos
No hace mucho he visto en el museo Thyssen de Madrid, dos exposiciones de Rosario Velasco y de Isabel Quintanilla, ambas excepcionales, si bien Quintanilla formaba parte junto a su marido, del grupo de Antonio López. Ahora por fortuna es más normal ver exposiciones de artistas femeninas españolas. Hace años era bastante más difícil, aunque las dos mencionadas llevaran una exitosa carrera. Saludos.
Tiene usted razón, hoy en dia es mas común ver exposiciones de mujeres artistas, pero en las facultades de Bellas Artes aún no las mencionan mucho todavia y eso tiene que cambiar también porque fueron y son tan parte de la historia del arte como los hombres. Gracias y saludos desde Valencia.
Los Derechos del Hombre y del Ciudadano dictados por la Convención eran literalmente masculinos porque las mujeres y ciudadanas tenían tales restricciones que, en la práctica, quedaban fuera.
El camino por la igualdad se lo han labrado a pulso las propias mujeres demostrando que, incluso con los obstáculos que se les impusieron, fueron y son capaces de hacerlos trizas y hacerse su espacio en todos los ámbitos de la vida.
Salud.
Sin duda alguna. Salud.
Tremenda historia la de Olympia de Gouges. No le faltaba razón, podía subir al cadalso pero no podía ofrecer su opinión. El avance de las mujeres ha sido muy importante en los últimos veinte o treinta años. Cada uno cuenta según su experiencia, yo solo digo que en mi empresa de nueve puestos del comité de dirección, cuatro los ocupan mujeres. Me discuten que eso no es lo normal, pero eso es una larga polémica que nos va a acompañar siempre. Apunto el libro póstumo de Eduardo Galeano dentro de mi apoyo a las justas reivindicaciones de las mujeres. Un abrazo.
En una sociedad justa no sería necesaria la paridad obligatoria, porque a lo que aspira cualquier persona es a qué se le reconozca su valía, sea hombre o mujer. En realidad, la igualdad plena se logrará cuando aceptemos que igual que hay tarugos en puestos importantes, hay tarugas y que la capacidad de dirección no tiene que ver con el sexo de quien está al mando.
De la antología de Galeano he entresacado la historia (real) de Olympia de Gouges por su significado paradójico, pero todas las mujeres a las que dedica sus letras el autor tienen su moraleja social, como no podía ser menos tratándose del comprometido Galeano.
Otro abrazo.
Absolutamente de acuerdo con que las capacidades no tienen que ver con el sexo. Evidentemente el grado de «taruguez» no va asociado al puesto profesional, ni al personal (me refiero a los criticados «cuñaos». Pero es tal la efervescencia de estos temas, que si yo llamo tarugo por ejemplo a un tal Fernando, podré tener opiniones diversas, probablemente razonadas, críticas o no, pero si llamo taruga a una tal Marisa, no dudo que se me acusará irremediablemente de machista empedernido. Y tampoco es eso, creo yo.
Ah, amigo, pero es que hay tarugas. Y las hay en puestos de responsabilidad y esa apreciación no va en demérito de las mujeres sino que avala la igualdad hasta en la capacidad para la incompetencia. Y eso, digan lo que digan, no es machismo sino constatación de la realidad.
Un claro ejemplo de «taruguismo» femenino es el de una ministra de Sanidad que dice no tener ni idea del conflicto sanitario que afecta a tres millones de españoles. Vamos, que pasa del asunto y ni siquiera se ha puesto a pensar como se las va a arreglar para meterlos en los Centros de Salud y en los hospitales de la Seguridad Social.
Es que en política la paridad en incompetencia es notable.
Es tremendo y demencial leer que «La condenaron por “su antinatural tendencia a la actividad política”. Sobre todo, araña ese adjetivo: «antinatural». Nos parece tan inconcebible ahora…
Muy atrayente el libro de Galeano, Gracias, amigo por reseñarlo.
Un abrazo fuerte
Ya ves, mucho gritar ¡libertad! pero en masculino, y aquellas que la reclamaban terminaban probando la medicina de monsieur Guillotin. Todo muy revolucionario.
Otro abrazo para ti.
Mi comentario creo que ha ido al post anterior.
Me acabo de dar cuenta al responderte.
Recuerdo cuando lo publicitaron, pero no lo he leído.
Luego de tu reseña me dan ganas de conseguirlo. Aunque en este momento tengo dos ladrillazos esperandome, uno en curso: <I> El péndulo de Foucault</I> de Eco y <I> Contrapunto</I> de Huxley.
Un abrazo, Compañero
En internet hay una versión descargable de Mujeres en PDF; por si quieres echar un vistazo
Ya veo que vas bien servido de lecturas. El del péndulo lo tengo leído, pero no el de Huxley que no me llama, de momento, la atención..
Abrazos.
Vaya, no me funcionó el código html…
No pasa nada (es que has puesto i mayúscula y es en minúscula), se entiende perfectamente.
Gracias a esas pioneras que pagaron con sus vidas por el simple hecho de ser mujeres. Y tanto que estamos capacitadas para todo amigo, pero hay mucho ciego que niega lo real. Algo se ha logrado y aún hoy sigue existiendo diferencia y desigualdad. Ojalá esa libertad que tanto gritan algunos sea real. Buccaré las Mujeres de Galeano.
Buen domingo Una mirada.
Un abrazo.
Es un libro no solo interesante sino pedagógico, porque de cada una de esas mujeres —incluso de las ficticias— se aprende y quizás un día la humanidad entera interiorice que, estando compuesta por hombres y mujeres, son ambos sexos los motores que la mantienen y la transforman.
Abrazos.
Very interesting post!
Thanks.
Rescato dos fragmentos que me resultaron concisos y resumen muy bien la lectura que yo saco y destaco. Una es de tu propia cosecha, y otra del Eduardo Galeano.
«…..con sus actos dejando un rastro de integridad, a modo de miguitas…..»
«Lo que dijo en el patíbulo Olympia: Si las mujeres estamos capacitadas para subir a la guillotina, ¿por qué no podemos subir a las tribunas públicas?«
Dice mucho de ella, que en un momento tan desesperado y desconcertante, tenga ese pensamiento y lo verbalice.
Y me gusta tu frase, en realidad me ha gustado todo lo que has expuesto, pero esa frase es como un hálito de esperanza, de que cada persona (hombre o mujer que realmente defienda el feminismo)suma, aunque piense que es poco lo que aporta. Con sus actos de integridad, a modo de miguitas, es así se hace el camino.
Un abrazo grande, Una mirada. Hoy con lluvias y cielo plomizo, un día maravilloso para darle la bienvenida al otoño.
La historia muestra cómo, pese a las restricciones, muchas mujeres se rebelaron contra los roles impuestos y demostraron su valía fuera del confinamiento hogareño. Olympia, que fue una privilegiada porque tuvo acceso a conocimientos que las mujeres de clase baja no tuvieron, dio en la diana con su pregunta retórica —la dijera realmente o se la atribuyera Galeano—. Porque no se puede hacer una revolución dejando al margen a la mitad de las personas; porque las aportaciones de los seres humanos, hombres y mujeres, son claves en la sociedad y nadie es más o menos por su sexo.
Abrazos con chirimiri.
Interessante!
Muchas gracias, Luisa.
Grazie a te 🙏🌹🙏
Es terrible que para pelear y para dar hijos nos necesitan pero al mismo tiempo nos temen . Por lo menos hoy tenemos voz y voto en mucho partes del mundo . Pero en otras ha pasado tantos años y a veces seguimos siendo solo un símbolo sin mucho poder . Te mando un beso.
Por eso es crucial mantener el activismo tanto en la vida privada como en la social uno consentir actitudes que menoscaben el derecho que asiste a las mujeres como seres plenos.
Otro beso.
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