«Minervas en el panical»: Archivo personal
A poca distancia del bosquecillo de coníferas, al socaire del peñasco de la margen izquierda que, enfrentado a su homónimo de la orilla derecha, forma la garganta que encajona el cauce del río, crecen los cardos panicales, tan ordenadamente distribuidos que bien parecen sembrados por manos hortelanas. Aseguran los viejos que merced a esas plantas perennes se dio nombre a las escurridizas paniquesas que, acometidas por las víboras, buscaban en la savia del azulado y enhiesto vegetal remedio para las mortales mordeduras. Y si esa prodigiosa simbiosis de listeza animal y empatía herbácea resulta extraordinaria, no lo es menos la supervivencia de una menguada colonia de mariposas minervas refugiadas en esa franja de terreno resguardado que compone una impresionante terraza con vistas al río. Animosas ellas bajo los débiles rayos de un Sol que las alienta y confunde, resisten los alfilerazos fríos del otoño recién venido, ajenas a que su sobrepasado ciclo vital está llegando a su fin. Extasiado, las observo coquetear con las brácteas de los cardos y, en un impulso cándido, acerco, necio de mi, la mano ansiando que me rocen los dedos y cosquilleen mis yemas… Mas, apenas iniciado el avance, me detiene una punción leve, como si el panical, consciente del efímero revoloteo de sus anaranjadas rondadoras, quisiera transmitirme con la superficial estocada su tajante apercibimiento: «¡Déjalas tranquilas, humano!».



Debemos cuidar la naturaleza. Te mando un beso.
Esa es una de las tareas más gratas.
Beso para ti
Lastima da como van destruyendo a tajos la naturaleza, quizá no tanto en nuestro país pero en otros que he visitado, madre mía!
Actuar contra la Naturaleza es hacerlo contra nosotros mismos. Aprender algo tan sencillo es vital.
Buena semana.
Así es. Buena semana. Salud.
Esa mariposa tuvo más suerte que estahttps://el-macasar.blogspot.com/2017/12/por-una-mariposa-muerta.html?m=1
Entiendo tú disgusto ante lo sucedido a esa mariposa urbana.
Me temo que un comentario mío ha ido a spam por llevar un enlace.
Pues no. Ahora sale…. aunque bastante deficiente.
Parece ser que no hay sincronización entre el momento de darle a responder y la publicación.
Qué bonito como lo cuentas!
Y qué sabia la naturaleza. Primero pensé (al ver la foto), pobre mariposa, tan frágil sobre todo un campo colorido pero espinoso. Después, al leerte, admiré esa simbiosis casi «salvavidas» de cada ser en su hábitat.
Un fuerte abrazo, amigo!
No se me había ocurrido que las dos mariposas que aparecen superpuestas en la imagen pudieran interpretarse como ensartadas en el cardo; lo cierto es que ellas no parecen correr ningún peligro jugueteando entre las espinas ni aun posándose en ellas; son esas prodigiosas circunstancias que se dan en la Naturaleza y que tanto nos maravillan.
Un lujo tenerte por aquí.
Abrazo inmenso
Me ha pasado lo mismo que a Senior. No veo que se haya publicado mi comentario…
Parece ser que, a ratos, hay cierto retraso en la publicación; me di cuenta ayer, comentando en otro blog de WordPress.
Eso, dejemos tranquila a la Naturaleza. Dejémosla que sea.
Salud.
Así tendría que ser, desde luego
Salud.
Preciosos esos cardos. Bien saben las minervas donde buscar almuerzo, esas si se ven algunas todavía por aquí. Y cuidadin con los cardos, mejor no intentar tocarlos, saben defenderse.
Me encanta la foto una mirada. Cuidemos la naturaleza que es mucho nos regala en cada estación. Buen otoño .
Un abrazo.
Son mariposas resistentes cuya vida suele sobrepasar septiembre y aún se las puede ver volar hasta bien entrado octubre porque eligen lugares bien protegidos. Los cardos… ay los cardos, con lo bonitos que son estos azulados pero con unos pinchitos que no perdonan.
Abrazos de otoño .
Aleluyaaaa. El sobrecito me hizo caso hoy
Bravoooooo!!!
Si todo el mundo haría lo que haces tu, este mundo sería bien diferente y, la Natura agradecida. Y no me refiero sólo a observar con detenimiento y en detalles, sino a poder describir de esa manera tan poética lo observado.
Un gustazo pasar por aquí.
Abrazos
Describir no es sino pintar con palabras, que sustituyen a los pinceles. Solo consiste en mirar, apreciar, sentir e interiorizar aquello que se expone a tus ojos e intentar plasmarlo desde tu propio interior. Cuando el sujeto y objeto de tus pinceles o palabras es, además, querido, resulta más sencillo poner el ultimo punto ortográfico, la última pincelada.
Otro abrazo.
Anda que no es lista la naturaleza, ni ná…. paniquesas protegidas con la savia de los cardos, minervas que revolotean alrededor con las brácteas de los cardos y de paso el cardo protegiéndolas de un dedo humano, que aún siendo inocente mejor que las deje. Y todo ello con ese léxico que usas y del que aprendo, un post sí y otro también. Un abrazo.
No hay espacios más equilibrados que aquellos donde los seres humanos no nos hemos impuesto en masa, que normalmente son de difícil y hasta peligrosa accesibilidad, como esa terraza natural de cardos azules espectaculares y mariposas con más tiempo de vida que las de su misma clase que rondan los jardines anexos a las casas.
Un abrazo.
Es que por estadística, son más los humanos que se acercan para hacer daño, que los que pretenden una misión tan innocua como la tuya.
Cuando era pequeña e íbamos a casa de mis abuelos paternos, todos los primos nos perdíamos entre zarzas y cardos, buscando moras que nacían silvestres en un barranco cercano. Me has recordado aquella época, seguro que algún pinchazo de cardo nos llevamos. Aunque me da que……….percibían que éramos “humanos inocentes”, todos niños y aún muy inconscientes en tantas cosas….
La foto es preciosa, Una mirada. Y el texto, tan maravilloso como sugerente. La naturaleza es sabia, entre ellos se protegen, tenemos que dejarla hacer.
un abrazo, apreciado.
Niñez de moras que iban de la zarza a la boca en un visto y no visto; brazos y piernas con arañazos que eran la vistosa marca de los avances por un medio natural en el que, literalmente, se hacía camino al andar, porque, a fuerza de ir y venir, quedaba trazado un sendero entre matojos. Son experiencias, recuerdos de aquella comunión con la Naturaleza en la que está ponía, ante los ojos infantiles, el más extraordinario parque de aventuras por el que trepar, deslizarse, caerse, levantarse y descubrir la vida oculta de plantas y animales.
Con tantos recuerdos así, ? cómo no amar y respetar, ya de adultos, ese espacio de inolvidables veranos infantiles?
Besos, pues, pintados de mermelada de moras (que es casi tan buena como las moras arrancadas(.
Soy Contadora de Libros.