«Trajes típicos búlgaros en Veliko Tarnovo»: Archivo personal
A modo de prólogo
Nada sabían de los Dimitrov —y muy poco de Bulgaria— los dos viajeros y las tres viajeras que planeaban poner rumbo al país balcánico la ultima semana de agosto, pero, unos días antes de hacer las maletas, cuando la veterinaria que se ocupa de la salud de los gatos del Barrio le contó a maman Malika los lugares que pretendían visitar, ésta le dijo: “Entonces tendrás que pasar a saludar a los Dimitrov, que viven en Plovdiv. Haré unas llamadas para saber la dirección y te la diré”. “Pero maman, si no tengo ni idea de quién es esa gente y…”, protestó la veterinaria. “Estamos emparentados. Una de las primas Gherghina de Rumanía está casada con un Dimitrov. No puedes ir a Plovdiv y pasar de puntillas por la casa de nuestros parientes. Solo tienes que darte a conocer y saludar en nombre de nuestra familia. La prima no te conoce a ti pero sabrá de quién eres nieta. ¿Qué te cuesta?”
La familia Dimitrov
Los Dimitrov son descendientes de un grupo de romaníes kalderash rusos que, a finales del siglo XVIII, emigraron a Bulgaria y se instalaron en la histórica ciudad medieval de Veliko Tarnovo [FOTO], enclavada entre tres colinas y bañada por el río Yantra. Allí, en la llamada Ciudad de los Zares, donde surgió el Primer Imperio Búlgaro, trocaron su oficio de artesanos del cobre por el de constructores, arreglando caminos y levantando y reconstruyendo casas. Un enfrentamiento con las autoridades de Veliko Tarnovo —del que los Dimitrov actuales afirman desconocer las razones— tuvo como consecuencia una orden de destierro contra la familia, que se asentó en Plovdiv, donde continúan residiendo. Una rama de la familia sigue trabajando en su propia empresa de construcción, habiéndose especializado en la rehabilitación y mantenimiento de edificios históricos por todo el país y, por supuesto, en el Casco Histórico de su propia ciudad, donde se han recuperado joyas arquitectónicas del Renacimiento búlgaro [FOTO], [FOTO].
La Ciudad de las Siete Colinas y un gueto
En compañía de Vesela, una búlgara no gitana estudiante de Historia, novia de Georgi —nieto por vía materna del patriarca de los Dimitrov—, y atendiendo a sus muy completas explicaciones en inglés, los cinco viajeros procedentes de España recorrieron Plovdiv que, habitada de manera ininterrumpida desde hace 8 000 años, es la ciudad más antigua de Europa. Se trata de una población protegida por siete colinas y bañada por el río Maritsa, que fue fundada por Filipo I de Macedonia, padre de Alejandro Magno. La puerta medieval Hisar Kapia [FOTO], asentada sobre cimientos de la época romana, que sirve de entrada a su Casco Histórico, es solo un aperitivo de las excelencias que aguardan al otro lado. Bulgaria fue territorio conquistado por los Romanos —los emperadores Galerio, Maximino el Tracio y Justiniano I nacieron en tierras búlgaras— y, como en todos los lugares donde se impusieron, dejaron su magnífica impronta; en Plovdiv se puede admirar una sección restaurada [FOTO] del Estadio Romano de Filipópolis —el resto de secciones se hallan sepultadas bajo el pavimento de la calle peatonal y los cimientos de varias viviendas, aberración común a tantos lugares—, que cuenta la historia de una construcción de doscientos cuarenta metros de largo y cincuenta de ancho, con capacidad para 30 000 espectadores [FOTO DE LA MAQUETA], en la que se celebraban diferentes eventos como los Juegos Píticos, similares a las Olimpiadas. Otra muestra de la presencia romana es el Teatro Romano, en el que, como en el caso del de Mérida, se realizan concurridas representaciones teatrales y operísticas.
Plovdiv es un museo vivo de la historia desde el Neolítico hasta nuestros días; una ciudad de pendientes por las que sube y baja el pasado y se abraza al presente; donde los monumentos, las tradiciones [FOTO], las mezquitas, los templos ortodoxos [FOTO] y la diversidad étnica son la prueba de un crisol de culturas. Pero, a la vez, como en otras ciudades europeas, Plovdiv posee un segundo rostro que los viajeros descubrieron a espaldas de sus gentiles anfitriones: el gueto romaní de Stolipinovo, ubicado a las afueras, en el que la miseria ajena golpea a quienes se aventuran a cruzar la invisible alambrada que separa dos mundos que, levantados uno junto al otro, no pueden ser más opuestos. Y ese segundo mundo, paupérrimo y descorazonador, oculto al turismo gozoso, pregona el fracaso de una sociedad que no ha querido o sabido actuar con justicia.
Agosto, 2025



Creo que tengo que conocer todo eso
Es cuestión de proponérselo, Manu, aprovechando unos días de vacaciones
Salud.
La veterinaria y sus acompañante, seguro que visitaron a los Dimitrow de Plovdiv y después pasearon y bien a gusto recorriendo esos museos al aire libre del gran saber arquitectónico que nos han dejado los romanos, que aún pasando siglos podemos seguir contemplando.
Hemos vivido en Mérida y nunca nos cansábamos de ir a ver su teatro y el puente romano.
Buen domingo.
Un abrazo.
Excelso el Teatro Romano de Mérida. Las huellas romanas en Europa se hallan en casi todos los países; se dieron buenos paseos estos romanos, sí.
Más abrazos.
Me gusto mucho tu entrada, aprendí bastante. Te mando un beso.
Gracias, Citu. Otro beso para ti.
Interesante descripción histórica y monumental de Plovdiv. No tenía ni idea.
Si un día a esa ciudad recordaré tu post.
Salud.
Bulgaria es un país en pleno auge turístico; no es caro para viajar por él y sus paisajes, poblaciones e historia son atrayentes. Te gustaría.
Salud.
Si un día viajo, quería decir.😂😂
Pues ni me había percatado que faltaba «viajo».
Hay veces que los guetos se transforman con el paso del tiempo. El Sacromonte, donde hace años vivían preferentemente familias de raza gitana en las cuevas, en este momento es un lugar turístico y los pocos gitanos que viven allí tienen las cuevas como negocios para el turismo y porque son viviendas privilegiadas, frescas en verano y cálidas en invierno. El único problema allí son precisamente los «okupas» de cuevas abandonadas, casi siempre extranjeros «jipis», rechazados por los vecinos del barrio.
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Stolipinovo se asemeja más a los campamentos de migrantes de Lampedusa y Albania que al Sacromonte. Y no hay nada en él del que se puedan sacar alicientes para hacerlo turístico; tendrían que echarlo abajo y construirlo de nuevo. En España, aunque pueda haber cierto rechazo hacia las personas gitanas, los gobiernos, con mayor o menor acierto, procuran aplicar leyes sociales para todas las personas y la misma Constitución, aunque parezca papel mojado, es garante de la igualdad entre la ciudadanía. En Bulgaria y otros países del antiguo bloque socialista, la gitanofobia viene desde arriba, de tal manera que los romaníes se han visto obligados a formar partidos políticos específicos, partidos gitanos que luchan para desterrar la discriminación y conseguir mejoras para la comunidad romaní. Esto da una idea de cómo están las cosas por esos mundos.
Es increíble que en el siglo XXI exista algo así. Yo ya he contado varias veces que me siento orgullosa de que en nuestra Universidad se hayan graduado ya gran cantidad de gitanos granadinos y de otras provincias y que, incluso, en algunas familias los graduados son ya dos generaciones. Ese es el camino por donde se acaba con el racismo y la segregación . El protagonista de este enlace habla de que ha sufrido algún rechazo, pero creo que es cada vez menos.
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En España se ha tendido siempre a unir a las personas gitanas con la marginalidad, el analfabetismo y la delincuencia, de ahí que todos los gitanos y gitanas que se alejan del estereotipo sean/seamos invisibles. La gente olvida que también hay marginales gadyés (=no gitanxs; no me gusta la palabra payo/paya) y que la bonhomía o la maldad no son atributos étnicos generales sino personales.
Muy interesante post sobre una zona desconocida para mí, llena de historia. Lo de parte del teatro romano sepultado bajo calles o viviendas, lo he visto en varios lugares, hace unos días en Cádiz. No me sorprende lo que llamas gitanofobia en los paises del este, algo he leído al respecto. Coincido contigo en que la maldad o bondad de las personas poco tiene que ver con su etnia u origen. Al parecer estos destinos tienen precios asequibles para un bolsillo español y alejadas del turismo de masas que nos rodea en tantos destinos. Un abrazo.
En la mayoría de los países del Este la ultraderecha lleva en alza desde que cayó el comunismo y las gentes romaníes, a las que tampoco el antiguo régimen político apreciaba mucho, se convirtieron en sus víctimas propicias. En Rumanía, en la época de Ceaucescu, muchas personas gitanas ocultaban su etnia porque solían ser el blanco de las iras del aparato policial y ahora, en democracia, aún hay quienes se mantienen en el «armario étnico» para evitar la discriminación. En Hungría, Orban mantuvo durante meses la segregación del alumnado gitano en las escuelas pese a una sentencia de los tribunales que obligaba a que se les escolarizara sin cortapisas, segregación que también se dio en Chequia y Eslovaquia… Y mejor no contar las víctimas romaníes por ataques contra campamentos gitanos. Un sinvivir. Cuando Netanyahu habla de la persecución que, hoy en día, sufren en Europa las personas judías es porque desconoce o le traen sin cuidado las políticas que muchos de sus amiguetes ultras europeos pergeñan contra quienes, por su etnia, padecieron las mismas atrocidades que los judíos europeos. Mejor lo dejo, que me sulfuro.
Y sí, llevas razón. Bulgaria es un buen destino vacacional porque sus precios son asequibles para un viajero español y es un país con muchos alicientes.
Otro abrazo para ti.
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https://canal.ugr.es/noticia/iv-congreso-sobre-discriminacion-y-delitos-de-odio/
Estas iniciativas, que buscan concienciar a quienes no son gitanófobos para que defiendan sus argumentos, son mucho más contundentes que apelar al humanismo de quienes practican la etnofobia.
Un lugar que es varios mundos al mismo tiempo, con tanto cruce de culturas. Han pasado los «turcos» , han tenido que definir su cutura y alfabeto entre la Roma latina y la que finalmente eligieron. Un lugar donde se puede encontrar el Monumento Buzludja y brujería gitana.
Me recuerda a mi lugar en eso del crisol cultural, y en que se puede encontrar lugares rumbosos, pegados a guetos o villas.
Un abrazo Una Mirada….
Un placer leerte de nuevo
Frodo
Bulgaria es uno de los países europeos más antiguos y eso le imprime carácter porque ha recibido muchas influencias y ha sabido adaptarlas a lo largo de la historia. Hoy en día busca salir adelante y está empezando a atraer turismo; tiene mucho que ofrecer.
Otro abrazo para ti.