«Ribes de Freser (Gerona)»: Archivo personal
En la comarca gerundense del Ripollés, bajo los imponentes Pirineos, se encuentra, en la confluencia de los ríos Rigard, Freser y Segadell, la atractiva villa de Ribes de Freser. Fue ese municipio el elegido como destino vacacional por el catedrático de Historia, periodista y diputado republicano Miguel Morayta y Sagrario.
Corría el año 1886 cuando el diputado Morayta se instaló en el balneario Perramón —del que actualmente solo queda la capilla, convertida en ermita de Nuestra Señora del Rosario— dispuesto a tomar las aguas y a entretener los días paseando por los alrededores de la localidad. En una de sus salidas por las inmediaciones de las ruinas del castillo de Sant Pere, en una zona oculta que los habitantes de Ribes llamaban Vilademunt, el político madrileño observó unas miserables bordas y se topó, asombrado, con los extraños moradores que las habitaban. Miguel Morayta había desvelado el secreto que guardaban los vecinos de Ribes de Freser: La existencia de los Golluts.
Con una estatura inferior a 1’30, piel muy blanca y sin vello (los hombres, imberbes), ojos achinados, mejillas prominentes, cabellos rubios o pelirrojos, los cuellos exageradamente abombados por el bocio (goll, en catalán) y una notable discapacidad intelectual, aquel centenar de personas desaseadas, de singular morfología y lenguaje verbal rudimentario, anonadaron al turista castellano que, convencido de haber descubierto un novedoso eslabón suelto de la cadena evolutiva o, como mínimo, una tribu de origen tártaro emigrada siglos atrás a los Pirineos catalanes, no dudó en mandar un articulo al periódico en el que colaboraba dando cuenta de su descubrimiento y exponiendo sus teorías.
El alboroto fue monumental. Los habitantes de Ribes de Freser, que no eran ajenos a la existencia de los Golluts porque los aislados en Vilademunt pastoreaban los rebaños propiedad de los ribetanos, temían que la polémica suscitada incidiera negativamente en su economía, boyante en aquel entonces merced al turismo termal y la industria textil. Por su parte, la Iglesia Católica elevó su amenazante voz cuando algunos periódicos no dudaron en relacionar el hallazgo de esas criaturas con los postulados de Darwin.
Ante tanta controversia, fue la Ciencia Médica la que dio la única explicación plausible, acallando los argumentos más peregrinos. La nula higiene, la mala alimentación, la falta de yodo con la subsiguiente disfunción de la glándula tiroides y la continua endogamia eran las causas reales del deterioro físico y mental de aquellos seres humanos a los que el temor, el abuso (se les insultaba y golpeaba y, en algún caso, se llegó al asesinato impune), el desprecio y los prejuicios habían condenado a vivir en semejantes condiciones y alejados de la sociedad. Pero el daño era ya irreversible y aunque se quiso tratar médicamente a los Golluts (llamados también Nans o enanos) en hospitales regidos por órdenes religiosas, la mayoría huyeron de los centros asistenciales para regresar al lugar donde habían pasado toda su vida. Se cree que el último descendiente Gollut falleció en los años ochenta del sigo XX.
Te da pena esta historia. Te mando un beso.
Es una historia tremenda que produce pena y cierta vergüenza.
Otro beso para ti, Citu.
Que historia… Lo que me pregunto es en que momento los Golluts empezaron a serlo. Es decir, cual fue la causa de que este grupo de personas empezaran a distinguirse de los demás de esa zona. ¿La pobreza? ¿Solo se empobrecieron ellos? ¿O los que se empobrecieron se fueron agrupando?
De estas personas solo se conoce su historia a partir de hacerse pública su existencia en 1886 como comunidad «oculta» (salvo para los habitantes de los pueblos de esa comarca, evidentemente); de lo sucedido antes de esa fecha solo hay teorías. Pero queda claro que no llevaban allí veinte o treinta años sino más, porque para que al menos un centenar de personas de diferentes edades adquieran tal similitud de características la endogamia debió llevarse a cabo durante mucho, mucho tiempo.
Tremenda historia
Sí, hay historias que superan cualquier ficción imaginable.
Pero qué historia tan extraña, qué pena me dan los pobres Golluts. Me resultan interesantes todas las posibilidades que se barajaron, tanto lo deleslabón suelto como lo de la tribu tártara, porque todo eso habla de la cosmovisión de la época. Igual de interesante me resulta la definición científica en la que desenlaza ¡eso es pensar!
Gracias por presentarme mundos que desconozco, querido Una Mirada…
Una última pregunta antes de irme ¿Se sabe cuántos eran aproximadamente los Golluts?
Un abrazo
En este caso, como en tantos otros, fue la Ciencia la única que acertó en sus dictámenes, por mucho que la prensa aireara suposiciones de lo más pintoresco. Solo se trataba de un grupo humano dejado de lado y a los que se había bautizado con una de las características más evidentes (Golluts, traducido, sería algo así como «Bociudos»). Parece ser que eran una comunidad de poco más de cien personas. Dicen que, entre las ruinas del castillo, había enterramientos con varios cuerpos y que algunos presentaban signos violentos, pero por lo visto no se llevó a cabo ninguna investigacion… También se cuenta que algunos Golluts fueron vendidos a feriantes para ser exhibidos… La verdad es que, cuanto más se indaga en ese pasado, más historias truculentas salen a la luz.
Otro abrazo.
Qué interesante, Una mirada.
No conocía nada sobre este tema, que me ha dejado perpleja, máxime conociendo el dato de que siguieron con vida hasta la pasada década de los ochenta (o eso se cree). Parece casi algo irreal pero como siempre, la medicina y la ciencia, tienen la palabra y la explicación para estos casos.
Qué cruel lo que hacían con ellos, y qué vida más dura tuvieron en medio de esa endogamia sin más miras que su propia «tribu», con esos efectos en sus condiciones físicas y mentales.
Gracias por traernos más partes de nuestra tierra e historia, apreciado.
Un abrazo gigante.
Llegué a esta historia de manera casual. En Ribes de Freser se celebra, desde 2014, un festival de cine que premia a películas que muestran un claro compromiso social y medioambiental. Se llama Festival Terra Gollut… Indagando sobre las razones de ese nombre descubrí lo que había detrás. La verdad es que, una vez sabido qué buscar, se encuentra mucha información y hasta apreciaciones pintorescas. Lo cierto es que me tocó mucho la moral lo sucedido con esas personas.
Sobre el último Gollut, los datos son dispares: Unas fuentes aseguran que fue asesinado y otras que falleció, ya mayor, y de muerte natural. Pero en lo que sí hay acuerdo es que, actualmente, ya no queda ninguna persona que descienda de esa comunidad.
Otro abrazo inmenso para ti.
Desconocía el tema. Me he quedado impresionada. Muy interesante, pero me pregunto cómo y por qué se quedaron apartados del resto de los habitantes del pueblo.
Sorprendente.
Salud.
Las razones se ignoran y solo existen suposiciones; solo se conocen las tristes consecuencias. Hay quien dice que todo empezó cuando se apartó de los núcleos habitados a personas con deficiencias, pero es solo una especulación porque la verdad nunca se supo.
Salud.
Interesante y a la vez triste historia. Y siempre demos gracias a la ciencia. Porque cualquiera se fia de la prensa, Ya ahora menos con la IA que menos meten por todos lados y ya no sabemos que creer.
Gracias Una mirada por estar siempre. JHe estado un poquino vaga este mes, no ha sido muy buenos que digamos, ya todo normal.
Buen fin de semana.
Un abrazo.
En aquella época la información no estaba al alcance del común de los mortales, quizás por eso este suceso apenas trascendió y hoy siga siendo novedosa la historia de aquellas personas aisladas.
Celebro que vayas remontando; de todas maneras la vagancia bloguera primaveral entra dentro de lo corriente, ¿o no?
Gracias a ti, Laura, y más abrazos.
Soy Laura
Intentaré salir normal.
Solo tienes que acordarte de clicar en el sobrecito…
Salvando las distancias, me recuerda a esas tribus que prefieren no ser «descubiertas» y al poco bien que, al menos en el corto plazo, se les provoca. Es curioso, pero visité la provincia de Gerona en varias ocasiones cuando más lejos me pillaba, cuanto aún vivía en Huelva. Curiosa historia que, por supuesto, desconocía.
Ni siquiera una historia de ese calibre empaña la belleza de la provincia de Gerona y no me extraña que, pese a tenerla en la otra punta del mapa, te acercaras a ella, porque merece la pena perderse en sus paisajes.