«Auschwitz-Birkenau»: Archivo personal
Finalizada la II Guerra Mundial, cuando Europa todavía sangraba y los escombros parecían formar parte del paisaje, los Juicios de Nuremberg dieron a conocer a la opinión pública las atrocidades cometidas por los partidarios del nazismo y sus colaboradores. Los padecimientos de tantos millones de judíos ahondaron aún más en el horror vivido en suelo europeo al hacerse públicas las imágenes de los cadáveres apilados junto a las cámaras de gas o en fosas inmundas y la espantosa visión de aquellos muertos vivientes tras las alambradas que enfocaban las cámaras de los liberadores de los diferentes campos de la muerte. Judíos de distintas nacionalidades, edades, sexo y condición cuyos rostros quedaron fijados en las conciencias de millones de seres humanos en las siguientes décadas.
Pocos supieron que, al igual que las personas judías, los romaníes europeos soportaron un calvario inenarrable que ni siquiera ocupó dos líneas en un teletipo, pese a los testimonios que gitanas y gitanos supervivientes prestaron también en los Juicios de Nuremberg. Fue tal la desinformación o la indiferencia por estos Hijos e Hijas del Viento que hasta 1982, Alemania, en la persona del canciller Helmut Kohl, no reconoció al Pueblo Romaní como víctima racial del nazismo. ¡¡En 1982!! Ese ¿olvido? ¿indiferencia? fue tan obvio desde el fin de la guerra que aquellas Leyes Raciales que se habían aplicado a judíos y gitanos durante el III Reich y que tanto horrorizarían a la Europa liberada, se mantuvieron vigentes para los romaníes alemanes hasta los años sesenta, como si la derrota del nazismo y el enjuiciamiento y condena de sus cabezas visibles no hubieran tenido lugar en relación al Pueblo Romaní, que continuó en condiciones legalmente similares a las padecidas durante el nazismo.
Tendrían que ser los propios romaníes, en los años setenta, quienes se alzaran contra la iniquidad agrupándose en asociaciones para exigir justicia y reparación, en una lucha contra el olvido que se mantiene viva en nuestros días. Las cerca de millón cien mil (y no las 500.000 que se dicen oficialmente) víctimas gitanas del Samudaripen (La gran matanza) merecen el mismo trato digno e idéntica consideración histórica que las demás: judíos, discapacitados, homosexuales, republicanos españoles, testigos de Jehová, cristianos, izquierdistas, resistentes, opositores y cualquier ciudadano/ciudadana que sufriera los desmanes de los Tiempos Oscuros.
Tras la ascensión de Hitler a la Cancillería alemana, la situación de los gitanos alemanes, que ya era dura, empeoró al promulgarse la Ley de Prevención de Enfermedades Hereditarias, que suponía que cualquier romaní detenido era esterilizado forzosamente; las Leyes Raciales de Nuremberg, promulgadas después, afectarían a judíos y gitanos, que vieron restringidos sus derechos (si acaso los romaníes los tuvieron alguna vez) hasta límites insoportables. Después vendrían los Juegos Olímpicos de 1936 y la primera gran redada contra los romaníes, que fueron detenidos y hacinados en el campo de concentración de Marzahn, cerca de Berlín, en unas condiciones que serían el antecedente de lo que les irían deparando los años venideros.
A partir de 1938 y con la creación de la Oficina Central para la Lucha Contra los Gitanos y el Centro de Investigación de Higiene Racial, la persecución de los gitanos alemanes y su confinamiento en campos de concentración formó parte del devenir cotidiano, agravándose a partir de 1940 cuando, tras ocupar la Alemania nazi gran parte de territorio europeo, la suerte de los romaníes de los diferentes países corrió pareja a la de sus hermanas y hermanos alemanes y a la de los judíos. Fue el comienzo de las masacres y el horrendo protagonismo del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, en territorio polaco, donde, a partir de 1943, empezaron a ser trasladados romaníes de la Europa ocupada.
Hasta primeros de agosto de 1944, se censaron en el Zigeunerlager (Campo Gitano) de Auschwitz-Birkenau 23.000 romaníes de 11 países, de los que solo lograron sobrevivir cerca de 2000 que habían sido trasladados a otros campos.
Hoy, 16 de mayo, con los ojos puestos en Auschwitz, el Pueblo Romaní conmemora el DÍA DE LA RESISTENCIA GITANA, en homenaje a los seis mil quinientos hombres, mujeres y criaturas de esta etnia que, hace ochenta años, advertidos por otros prisioneros de que iban a ser gaseados porque el sádico Mengele ya no necesitaba experimentar más con ellos, se encerraron en los barracones y provistos de tablas, piedras y hasta instrumentos musicales plantaron batalla a los guardias armados que pretendían meterlos en los camiones para llevarlos al matadero. Fue tal el ímpetu de aquellos desharrapados, liderados por las mujeres gitanas, que Georg Bonigut, jefe de seguridad de la zona gitana de Auschwitz y que había dado alguna muestra de compasión, ordenó a sus hombres que se retiraran.
En días sucesivos, los hombres más jóvenes y más fuertes fueron desalojados a la fuerza y trasladados a otros campos, quedando en Auschwitz los gitanos enfermos, los más mayores, las mujeres y las criaturas. El 2 de agosto de 1944, cuando Georg Bonigut ya había sido trasladado a otra jefatura, los guardias rodearon los barracones romaníes y pese al intento de las personas encerradas por rebelarse, unos y otras fueron arrastrados a los camiones y llevados a las cámaras de gas.
Cuando el 17 de enero de 1945 el ejército soviético liberó Auschwitz ya no quedaba allí ningún romaní vivo.
No sé que es más duro lo que la aniquilación de pueblo romaní o la indiferencia de los demás ante su matanza. Lo peor es que los seres humanos no aprendemos de nuestros errores y en la actualidad vamos por el mismo camino.
Esa es la reflexión que deberíamos hacernos, porque la indiferencia abre la puerta a todo tipo de desmanes, entonces y ahora.
Salud.
Cuando hablan del holocausto solo se refieren a los judíos, pero la II Guerra Mundial fue un holocausto para toda Europa y muchos más que judíos sufrieron el odio de los nazis como por ejemplo los gitanos. Hay que hacer una revisión histórica para ver si algún día podremos saber la verdad. Muy interesante tu artículo y con mucha información. Un saludo.
Ocurrió que el número de víctimas judías capitalizó el recuerdo de ese horror y lo sucedido con los gitanos europeos quedó en triste anécdota. Pero los hechos están bien documentados; otra cosa es que interesen.
Salud.
Son los grandes olvidados. Rara vez se hace mención a las penalidades del Pueblo Romaní. Muy bien traído ese recuerdo para ellos.
Lo peor, como dice Citu, es que no aprendemos. Las historia se repite con otros nombres, con otros pueblos…Muy doloroso todo lo que está pasando.
Salud.
Fíjate que estos días se habla mucho de antisemitismo; y lo hay, claro, porque los prejuicios siempre están presentes; una cosa es criticar al gobierno de Israel y su política de masacrar a los palestinos y otra estereotipar a las personas judías. Pero no olvidemos la gitanofobia, tan «tradicional», que les pregunten a los romá de Hungría, Chequia, Polonia… cuyos gobiernos actúan sin cortapisas contra los derechos de las personas romaníes. Y suma y sigue.
Salud.
El horror del Holocausto judío ocultó que hubo otros holocaustos como el que narras. O como el de los católicos en Dachau y el de cristianos en general. Y, recordando esto, da miedo mirar como se está votando en algunos países de Europa. No podemos olvidar que Hitler llegó al poder mediante unas elecciones libres.
Por eso mismo es importante que no nos haga aguas la memoria. Cualquier grupo que aspire a gobernar y lleve en sus proclamas la voluntad de actuar contra colectivos humanos debería alarmarnos lo suficiente como para evitar que alcancen las mínimas cotas de poder. Son un peligro.
Y nos alarma. Pero ¿que podemos hacer para que alarme a otros? Parece ser que los votantes de VOX no son personas mayores como podría suponerse, sino jóvenes, los que no vivieron el franquismo y estos horrores de la guerra en Europa les suenan a prehistoria.
Sí, también he leído que muchos votos ultraderechistas proceden de personas entre 18 y 24 años, pero que no vivieran el franquismo no es eximente para no ser capaces de razonar determinadas propuestas y entender a qué pueden conducirnos.
Il me met mal à l’aise, amigo. El racismo mata.
😥💔
Sí, estremece lo sucedido, y todavía más sabiendo que de las barbaridades del pasado no se ha sabido crear un antídoto.
Salud.
El holocausto popularmente solo refiere a los judíos. Pero es bien sabido que otros grupos sufrieron también similares penalidades. Tu texto es claro y contundente, y también conmovedor, con fechas, nombre y referencias. Te felicito por ello y por recordarnos el sufrimiento del pueblo romaní, entre otros. Un abrazo.
A veces, se trata el intento de exterminio de los gitanos europeos por los nazis como un simple daño colateral, cuando fue una acción tan planificada como la de los judíos. De vez en cuando conviene airear ese pasado no tan lejano y recordar a qué pueden conducir la etnofobia y la estigmatización de un grupo humano por la razón que sea (que siempre es una sinrazón).
Abrazos.
A menudo, cuando nombro los campos de concentración (y estoy preparando otra entrada sobre uno poco conocido), me encuentro con que la gente no quiere saber de ellos. Es cierto que no son precisamente plato de gusto, pero considero que lejos de olvidar la historia, hay que tenerla fresca. Espero ir a Auschwitz en algún momento, por mucho que ya sepa lo que me voy a encontrar.
Y claro que hay que recordar a todas las víctimas. Algunas parecen tener padrinos más poderosos, pero hay que acordarse de todas, porque el sufrimiento no entiende de riqueza, religión o posición social, por lo que haces muy bien en dedicarles esta entrada a quien cuentan con menos protagonismo mediático.
Leeré con muchísimo interés esa entrada que preparas sobre esos demenciales campos que nos recuerdan la ignominia de unos sucesos que no están tan lejanos como parece y que no solo avergüenzan a Europa porque en este planeta nuestro los hay en abundancia gritando el dolor de unos humanos y la vileza de otros.
( te lo dejo por segunda vez, no sé si has recibido el otro o voló al limbo cibernético ; )
Absolutamente injustificable el olvido del sufrimiento del pueblo romaní a manos de los nazis, como lo es el olvido de cualquiera que haya sufrido la barbarie, únicamente por ser diferente. Lo humanos tendemos a ser olvidadizos y por eso repetimos indefinidamente los mismos errores una y otra vez. Lo siento y te pido perdón, si mi comentario en el blog de DANIEL te resultó molesto u ofensivo, nada más lejos de mi intención. Te aseguro que intento ser respetuosa con todo el mundo, lo cual no quiere decir que a veces, sin ser conscientes de que podemos herir o molestar, hablemos de las peculiaridades de los demás, no por prejuicios, si no porque lo diferente llama la atención, sin más. Sin ir más lejos, los españoles en general, somos pintados desde fuera todos con traje de faralaes y montera de toreros, nadie nos libramos de los tópicos y todos caemos en ellos, de ahí a despreciar o atacar a cualquier etnia o grupo minoritario del tipo que sea va un abismo. Lo que estigmatiza al pueblo romaní no es su raza, es la marginalidad en la que habitualmente se mueve, como ocurre con cualquier otro colectivo que por las circunstancias que sea vive ahí, ahora mismo ocurre con todos los refugiados y emigrantes subsaharianos y magrebís, naturalmente que entre ellos habrá de todo, bueno , malo y regular como en cualquier otro colectivo, en fin, que lo siento de corazón y sí, es terrible que partidos como VOX sean abanderados de la xenofobia, la homofobia y todas las fobias sembrando odio y buscando chivos expiatorios como en el pasado hicieron los nazis, no es más que miseria humana, esa que siempre necesita una víctima a la que culpar de todos sus males y frustraciones, lo dicho, no aprendemos, mucho ánimo y bien por ti, por enseñarnos a los que no sabemos. Un placer leerte y un abrazo!
He mirado la localización de tu anterior comentario y estaba en la carpeta de spam. Ignoro qué criterio ha seguido WordPress para colocarlo allí, pero ya sabes que, muchas veces, los alojamientos de los blogs van a su bola.
No tienes que disculparte (solo faltaría) por opinar y contar tus experiencias; poco reflexivo sería yo si no entendiera/supiera que hay actitudes de algunos gitanos y gitanas que cumplen con todos los estereotipos. Frente a todo ello están las gitanas y gitanos llamados invisibles porque su presencia está diluida en la masa social y es poco probable que te encuentres con estas personas como visitantes habituales de los juzgados o montando follón en las urgencias de la Sanidad Pública. Son gente que no solo no es marginal sino que estudia, oposita, tiene una vida laboral sin más sobresaltos que los del paro (como el resto) y vive su vida (y su gitanería) con toda la normalidad que los entresijos cotidianos dejan (como a las personas no gitanas). Meter a toda una etnia en el mismo saco es tan injusto y desmesurado como afirmar que cada europeo no gitano es un nazi potencial (dado que entre los nazis no había gitanos).
Muchas gracias por la visita y el comentario, pero, eso sí, no hay nada que disculparte.
Cordialidades.
Injusto olvido. Y muy bien tu entrada recordándolo. Pero la historia está ahí y muchos quieren olvidarla. En el Holocausto aleman no solo exterminaron judios muchas etnias fueron atacadas también y poco de habló de ello. Tengo un sobrino casado con una gitana, Ángela, una persona llamada invisible como dices en tu comentario y haciendo vida normal. No todo vale para que muchos al escuchar la palabra ya critiquen sin saber. Me ha gustado leerte.
Buena semana.
Un abrazo.
Sabiendo las derivaciones que tienen el racismo y la etnofobia, viene bien revisar los prejuicios y reconocer su arbitrariedad, en un sentido y en otro. Las personas somos seres individuales y cada cual somos responsables de nuestras acciones, correctas o no; de las nuestras, no de las de las demás por mucho que pertenezcamos al mismo grupo racial o étnico. Si no somos capaces de entender eso, mal asunto.
Un abrazo.
La historia del pueblo romaní es con toda justicia un tema recurrente en estas páginas. He aprendido mucho de cada una de las entregas. Ahora, no he entendido eso de los Hijos e Hijas del Viento ¿es sólo una manera de referirse para no utilizar una palabrota?, es que la mayúscula me desorienta. ¿O es algo de público conocimiento y soy yo el (como diríamos aquí) «caído del catre»?
Abrazo gigante, querido Una Mirada….
Lo de Hijas e Hijos del Viento tiene una explicación sencilla: Así se solía llamar, de manera poética, a las personas nómadas de cualquier etnia. Ese es todo el misterio de la expresión y, como ves, no disimula ninguna palabrota.
Cordialidades.