«La esencia de las amapolas»: Archivo personal
Yo, al escribir, no hago literatura; escribo sujetándome el hígado o apretándome el corazón. Si canto suave o fuerte, canto sin saberlo, como los buenos árboles cuando les sopla el céfiro o les azota el aquilón.
[…]
Odio todas las cosas, que las cosas todas tienen su lado odioso; las amo a todas, que todas tienen algo que las hace amables. Por eso mi lápiz y mi pluma (los dos torpes, de principiante) se mojan en dos colores: uno rosa, como las mejillas de las adolescentes; el otro negro rojizo, como el color de los ataúdes a medio pudrir y las gangrenosas heridas de puñalada. Si alguna vez hubiese de dibujarme un ex-libris, sería este una chulona tocando unas castañuelas y bailando sobre el agujereado cráneo de un uncido.
El término medio en todo, donde están los horteras, los prácticos, los adaptados, me asquea; si alguna vez dejase de ser revolucionario, con la puntera de la bota metido en la anarquía, sería para irme a un monte, a vivir en una ermita y llamar, como el místico, al agua “hermana agua” y al lobo “hermano lobo” […]. [*]
NOTA
[*] RAMÓN ACÍN AQUILUÉ (1888-1936). Pintor, escultor, cartelista, articulista, pedagogo. Profesor de Dibujo de la Escuela Normal de Huesca. Anarquista. Asesinado por los fascistas, el 6 de agosto de 1936, en la ciudad que tanto amó.
Corta pero dinámica vida la de Ramón Acín, en el año 2005, la CNT de Huesca le homenajea, acto durante el cual se inaugura una placa conmemorativa en su domicilio situado en la calle Las Cortes, 3, conocida como la Casa Ena. Casa que de manera virtual acabo de visitar, aunque la placa no se llega a leer bien.
En la placa (sufragada por suscripción popular), que me sé de memoria, pone: «En esta casa vivieron Concha Monrás Casas y el artista, anarcosindicalista y pedagogo Ramón Acín Aquilué. El 6 de agosto de 1936 fueron sacados de su hogar para ser fusilados.
Su delito: amar la libertad y luchar por ella. Huesca, 12 de diciembre de 2004«.
Acín fue y sigue siendo un referente. Lo asesinaron, pero su legado más emblemático, las Pajaritas que esculpió para los niños y niñas de Huesca y que llevan en el parque desde los años veinte, han mantenido intacto el recuerdo de su autor. A él lo mataron por anarquista y personaje influyente de la sociocultura oscense; a Conchita, a la que mataron diecisiete días después, por ser su mujer. Eran dos buenas personas.
Nunca me acuerdo de que en tu blog, los enlaces casi no se ven y hay que ponerlos en cursiva o en negrita para que destaquen un poco.
Ya he resaltado el enlace que has puesto para que se vea bien.
Me gusta esa prosa, directa, al hueso, sin tapujos ni melindres.
No se nada de Ramón Acín Aquilué. Empezaré por tu enlace.
Abrazos
Debajo del post, en la zona de etiquetado, si pinchas en la etiqueta Ramón Acín, accederas a todo lo que, en relación a él, he ido publicando en la bitácora.
Otro abrazo.
Es importante no olvidar la historia y las personas que tanto hicieron y aportaron para hacerla avanzar en pro de la dignidad del hombre. Ramón Acín Aquilué. Salud
…que sus luchas no hayan sido en vano.
Salud y buen comienzo de la fase 2.
Varias veces ya te he leído de Ramón Acín, pero sin embargo, nunca me he fijado en que fue profesor de dibujo en la Escuela Normal, cosa que me llama la atención hoy por la coincidencia con Hermenegildo Lanz, que también tiene una historia desgraciada, aunque no tanto como Acín.
Tirando del hilo del mismo ovillo que tú, hay una circunstancia más que une a Hermenegildo Lanz y Ramón Acín. El primero fue amigo de Ismael González de la Serna, pintor granadino enamorado de Lorca, y Acín coincidió y se relacionó con de la Serna en París, en 1926, así que es probable que Lanz y Acín supieran el uno del otro o, incluso, que se conocieran gracias a terceras personas.
Por cierto, que, allá por 1915, Ramón Acín residió en Granada; de esa etapa es un óleo sobre lienzo en el que compuso una vista de la parte baja de la ciudad y el Albaicín desde el Generalife.
¿A que viene aquí Hermenegildo Lanz? Pues a que si vas a las Notas de ese artículo de la Wiki, verás que menciona a Manuel Fernandez Montesinos y su hermano José. O sea el Fabián Vidal del que hablabas hace poco.
Que pequeño es el mundo… ¿No te parece?
Por cierto, que la Wikipedia no dice que Lanz fue profesor de dibujo de la Normal… pero lo fue. Y hasta diseñó los muebles de su nuevo edificio en el año 33 o 34. Muebles muy parecidos a los que mi padre diseñó para casarse y que ahora mismo me rodean mientras escribo.
Es decir que tu padre era, también, un artista. Cuánto orgullo y emotividad hay en ese «que ahora mismo me rodean mientras escribo«.
Perdón. Me he confundido. El hermano de Montesinos no era Fabián Vidal, sino que este fue hermano de Luis Fajardo, asesinado en las tapias del cementerio en el 36. De todas formas, sigue siendo pequeño el mundo…
(Mejor me acuesto que, a estas horas ya no está la mente muy despierta)
Fíjate si es un pañuelo que incluso hay una foto, fechada en los años treinta, de Acín, su mujer y sus hijas con cuatro caballeros entre los que se entrevé al mismísimo Federico García Lorca.
A Acín se le ha llegado a llamar el Lorca de Huesca, por el peso que ambos tenían en la cultura de sus respectivas ciudades y por la inquina con que las autoridades fascistas fueron a por ellos.
Tirando más del hilo, la primera exposición de G.de la Serna la organizó mi abuelo en el Centro Artístico, como encargado de ese tipo de cosas. Así que no sería muy descabellado pensar que, cuando Acín estuvo en Granada, mi abuelo lo conoció, lo mismo que hay fotos suyas con Rusiñol y otros pintores que visitaban Granada. .
No es imposible, no. A Acín le concedió una pensión la Diputación de Huesca para que ampliara estudios artísticos en algunas ciudades, entre ellas, Granada, donde se instaló en enero de 1915, residiendo allí algunos meses. Ignoro dónde se alojaría, pero si existía un Centro Artístico lo lógico es que se acercara por allí a visitar exposiciones o incluso a colaborar, y que se relacionara con quienes compartían sus inquietudes artísticas y de los que pudiera ampliar conocimientos, porque ese era el objetivo de la beca que le habían concedido .
Acín tendría 26 años por esas fechas y además de simpático y culto poseía don de gentes, así que si tu abuelo se encargaba de las exposiciones en esa época tuvieron que conocerse -Acín era buen conversador- aunque fuera superficialmente; es más que probable que fuera así.
Vaya si ha dado de sí el hilo del que hemos ido tirando poquito a poquito…
excelente trabajo!!
Gracias, compañero, aunque en realidad el trabajo es el propio legado de Acín, a quien los fascistas hicieron desaparecer físicamente pero cuyo recuerdo sigue vivo ochenta y cuatro años después de su muerte.
sin embargo vos tambien formas parte del trabajo porque mantener viva la memoria es un arduo trabajo. Un abrazo compañero
Otro abrazo para ti.
Es una buena razón para leerte.
Pues muchas gracias. Intentaré darte razones para que lo sigas haciendo.
Todo un personajes, una desbordante personalidad.
«…..Escribo apretándome el corazón…..»
«….el término medio en todo, me asquea….»
La palabra es un arma de doble filo. Pero qué gran poder tiene, en unas manos certeras ¿no crees?
Gracias por traerlo hasta aquí.
Un beso.
Esos fragmentos los escribió en 1913, con veintipocos años, con la sinceridad que presidiría sus palabras y acciones. Era un articulista diáfano en sus asertos, un revolucionario que creía en la transformación social y que se involucró en ella sin más armas que la palabra. Por eso fue el primero al que fueron a buscar para matarlo.
Besos.
Buena muestra de su maravillosa forma de escribir nos traes, porque hay muchas formas de decir las cosas, pero hacerlo de una forma tan bella solo está al alcance de unos pocos. Lástima que algunos valorasen más sus ideas políticas a la hora de acabar con su vida y con la de su mujer.
Era, además, un gran y convincente orador. En los mitines de la CNT en los pueblos de la provincia, era consciente de hablar para gentes sencillas y por eso sus charlas eran llanas y directas. Era un hombre dialogante y, por lo mismo, respetado, lo opuesto a lo que se entiende como revolucionario al uso. No lo mataron extraños, sino gente que lo conocía. Murió con sus lápices de dibujo en los bolsillos. A su mujer la asesinaron diecisiete días después. Fue, desde luego, terrible.