«Vidas»: Archivo personal
Cada verso que vivo
es la herida de España que me duele
y me enciende la sangre.Un cambiarme la piel por la palabra
que me nace desnuda
y se abraza a la tierra.Cada verso que vivo
es la lluvia que me turba y estremece
los glóbulos más rojos.Un pedazo de lengua que se pudre
en su amargo poema.Cada verso que vivo
es un himno a la vida
y un respeto a la muerte.
Luciano Gracia Bailo (1917-1986)
Suspiran, en las baldas combadas, los poetas muertos.
Susurran desde el tiempo carcomido arremolinando, en las esquinas de los estantes polvorientos, motas de palabras alguna vez leídas y sepultadas en la frivolidad del olvido.
Carraspean Guillermo Gúdel, Luciano Gracia e Ildefonso Manuel Gil, astillando la gaveta del presente donde se encierran los viejos apuntes del pasado.
Parpadea la mañana entre las rendijas del grueso batiente que amordaza el ventanuco.
Sueñan con humanos dedos misericordiosos los vates recluidos en el destartalado territorio de los xilófagos.
Preciosa la poesía y tus letras.
Me encanta que te gusten.
Precioso el poema de Luiciano Gracia Bailo. He intentado localizar en mi biblioteca la biografía de de Guillermo Gúdel que escribió Antonio García Diestre pero no a habido manera de encontrarla. Un desastre. Como tú dices poetas en muy contadas ocasiones recordados. Que el encierro te sea leve.
No he leído esa biografía, pero en este habitáculo hay alguna cosita de Gúdel, que es uno de mis poetas imprescindibles; incluso la estrofa de un poema suyo fue parte de la esquela mortuoria de una persona muy amada por mí que residió en el mismo orfanato, coincidiendo una corta temporada con el poeta.
Seguiremos sobrellevando el arresto domiciliario con paciencia.
De estos tres que mencionas, recuerdo haber leído «El incurable» de Ildefonso Manuel Gil y es posible que lo tenga, pero a los otros no los conozco, aunque me parece muy bueno el poema que transcribes.
Tienes, pues, una joya -muy pesimista-, pero joya. De los tres, Ildefonso es el que, en su momento, mayor trascendencia tuvo fuera de esta tierra, quizás porque ya tenía una buena trayectoria poética en Madrid y fue , además, uno de los represaliados, encarcelados y exiliados.
Lo siento al único que había oído algo de el, es a Ildefonso Manuel Gil, como verás las letras no me han ido excesivamente nunca.
Ahora ya los conoces a los tres y, si te animas a leer algún poema como el de Luciano, seguro que les cogerás gusto.
El tiempo abuhardillado es propicio para, con ese gesto de pasar la yema de los dedos por el lomo de los libros, nos detengamos en uno, abramos sus páginas……….y nos pongamos cómodos con lo que nos deparará su lectura.
El poema que nos traes hoy es muy bonito y sentido.
Y al menos a mí, me has hecho ir a buscar más sobre este autor y los que citas.
Muy interesante todo.
Quise ir un poco más allá y buscar sobre esa revista que fundaron pero no encontré nada, lástima. Lo que no me impide, imaginar esas reuniones donde se daban cita la poesía, la amistad, las tertulias, el pensamiento y la humanidad.
Un abrazo fuerte.
Rozar las hojas, detener la mirada en las vivencias que se agolpan en cada página y dejarse llevar por los vaivenes que, mucho tiempo atrás, grabó el poeta… Ahí parece detenerse el tiempo y en él mora la voz de lo que no solo es escritura, sino fuerza vital. Estos tres poetas muertos viven en esos versos y estrofas cuyos ecos vibran en los ojos y el entendimiento lector. A veces, me paso horas contemplando -sí, contemplando- un único poema que parece ser declamado, sentido, susurrado, matizado por un ser incorpóreo que llena las horas abuhardilladas con atemporales retales de vida y sentimientos. Porque, como expresaba Blas de Otero, de todo lo íntimamente acontecido, queda la palabra.
Otro abrazo.
Cada verso que vivo…
gracias
Gracias a ti, por ser y estar.
igual para vos
Suspiran Sancho, señal que cabalgamos… ¡y pensar que eso nunca lo dijo el Quijote!
No conozco esos poetas, pero me los apunto, al menos mentalmente de nombre para cuando vuelva a encontrármelos en el camino
Abrazos!
Hay tantos dichos mal atribuídos que apenas quedaría espacio en una robusta librería para contenerlos.
Ojalá te tropieces alguna vez con ellos, con estos poetas, y los hagas tuyos.
Más abrazos.
Es bonito, pero la poesía no me llama. Necesitaré muchos meses más de confinamiento para acercarme a ella, pues hay cosas que me gustan más. Ello no quita para que cada uno aproveche este parón obligado para poner orden en sus anaqueles.
Escribía Gabriel Celaya que la poesía-herramienta “es arma cargada de futuro expansivo con que te apunto al pecho”, pero mejor que no tengas/tengamos que pasar muchos meses más de encierro para que ellos, los versos, te llamen…