«Homenaje a Coluche de Zag & Sia»: Archivo personal
«Llamo a los holgazanes, a los pordioseros, a los drogadictos, a los alcohólicos, a los gais, a las mujeres, a los parásitos, a los jóvenes, a los viejos, a los artistas, a los convictos, a las lesbianas, a los aprendices, a los negros, a los transeúntes, a los árabes, a los franceses, a los melenudos, a los locos, a los travestis, a los antiguos comunistas, a los abstencionistas convencidos, a todos los que no cuentan para los políticos, a votar por mí, a inscribirse en los Ayuntamientos y a extender la noticia.
¡Juntos con Coluche para darles por el culo!
Soy el único candidato que no tiene ninguna razón para mentir».
—Llamamiento al Pueblo del candidato Coluche en las elecciones francesas de 1981—
Esperpéntico, procaz e insolente (“Propongo que votemos a un imbécil que no se entera. O sea, a mí”), el cómico Michel Colucci (1944-1986), alias Coluche, irrumpió en las elecciones francesas de 1981 sin otra intención que dejar al aire las vergüenzas de los partidos y candidatos que, con calculada seriedad, concurrían a los comicios llevando en sus programas todas las panaceas, espejismos y parafernalias al uso que decantaran el voto hacia sus formaciones, nada, por otra parte, muy diferente de lo que se hacía y se hace en cualquier confrontación electoral.
El candidato Coluche, con su humor grueso y sus astracanadas, no hizo sino despojar de marrullerías y grandilocuencias los discursos de unos y otros, denunciando sin sutilezas que, en general, sean cuales sean los resultados de unos comicios, los desfavorecidos de la sociedad permanecen, ad infinitum, en Tierra de Nadie.
Cuando las encuestas sobre intención de voto señalaron que aquel “ridículo bufón” podía rozar el 16% de los sufragios, las burlas de sus adversarios y los medios partidistas se transformaron en furibundo acoso y las diatribas de los más exaltados extremistas ultramontanos en amenazas de muerte. Coluche, que se consideraba “un antiguo pobre” pero reconocía no tener madera de héroe, decidió retirarse finalmente de la contienda por la presidencia de la República Francesa y pedir el voto para los socialistas.
Coherente, no obstante, con las prédicas de su efímera campaña electoral, ideó y fundó Les Restos du Coeur, una organización que empezó dando de comer a personas en situación precaria —porque, como él mismo afirmaba, “Dios dijo que debíamos compartir, así que regaló la comida a los ricos y dejó el hambre para los pobres”—, y que pervive todavía prestando gran variedad de servicios sociales (alimentación, alojamiento, búsqueda de empleo, acceso a la cultura, vacaciones infantiles…) a quienes más necesitan de la solidaridad del prójimo.
Fallecido en 1986, en un accidente de moto, su iniciativa de Los Restaurantes del Corazón, continuada en la actualidad por sus hijos, dio lugar, en 1988, a la conocida como Ley Coluche de deducciones fiscales a quienes realizan donaciones a instituciones benéficas.
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Genial. Pero lo peor es que aquí dos veces han votado por uno y este ni siquiera tiene talento ni humor, y no nos ha resultado… un saludo.
El talento en política escasea tanto como el papel higiénico durante la pandemia, y me temo que al humor quienes recurrimos somos la ciudadanía por aquello de reír para no llorar.
Salud.
Reír para no llorar, tienes mucha razón en eso amigo, Un abrazo.
Al menos este señor lo dijo de manera clara y directa. Tenemos otros que hipnotizan con frases cuasi correctas y ejemplos cuasi modélicos. Y lo peor de todo es quienes les votan, esos sí son los «borregos» (con perdón) que caen en la trampa.
Ainsss la política, qué poco me gusta, con humor o sin él.
Dicho esto, vaya parrafada se echó el señor Coluche, de entrada y en otra situación no hubiera terminado de leer su discurso (entrecomillado), más que nada por eso de no perder el tiempo.
Y ahora nos vienen las Europeas. Ommmmmm.
Un abrazo, apreciado.
Coluche tuvo la habilidad (o la desvergüenza, que también) de mostrar que una campaña electoral no es sino un circo cutre con la carpa llena de descosidos y el elenco haciendo juego.
Me apunto al Ommm, Ommm…, el mejor mantra para seguir con la cotidianidad sin que afecten los cantos afónicos de tantas sirenas de secano.
Abrazo grande.
Para mi los politicos siempre son ladrones. Te mando un beso.
Yo diría que, en conjunto, son plastas, cargantes… Lo de robar lo hacen algunos, sí, pero no todos.
Otro beso para ti.
Desde hace tiempo la atención a la política no está entre mis prioridades. Estoy harta del «y tú más». De ahí no salen. No me interesan mucho, hay momentos en que no puedo evitar mirarlos aunque sea de reojo, pero sin ningún entusiasmo.
En su discurso Coluche al menos nombró a todos esos que a la hora de la verdad para nadie cuentan.
Que tengas una buena semana.
Es como subirse a una noria desvencijada y estar en lo más alto viendo cómo saltan los tornillos. Solo se desea que la cesta regrese al punto de inicio, apearse rápidamente y salir de esa feria para no volver jamás.
Salud.
Hay una place Coluche cerca de las escaleras con su imagen, es muy recordado por Les Restos. Coluche demostró su humanidad.
No sabía que había una plaza con su nombre.Ciertamente fue un tipo peculiar; empezó burlándose de las elecciones y terminó ganándose el favor de mucha gente demostrando que su generosidad no era una boutade.
Salud.
Bien por Coluche y sus descendientes… pero con alguna reticencia, pues las leyes de beneficios fiscales para las donaciones les sirven a los bancos y las empresas para presumir de obra social cuando en realidad van buscando esas rebajas fiscales para cuadrar sus cuentas.
Habrá quienes sacan tajada de su naciente generosidad, pero miremos lo práctico: Lo que se da revierte en personas que lo necesitan. Otra cuestión es la ética personal. Imagino que Coluche, de estar vivo cuando se promulgó esa ley, le hubiera sacado punta, porque él, para conseguir dinero y mantener Les Restos, además de poner su dinero, juntaba a sus amigos de la farándula que actuaban gratis en festivales para recaudar fondos; en esas representaciones, todas las personas, desde los iluminadores a los que montaban el escenario y quienes cedían el espacio o imprimían la propaganda, colaboraban sin más beneficio que la satisfacción de echar una mano en un proyecto solidario.
Que maravilla la propuesta de Coluche a la que tal y como está el patio, yo mismo hubiera secundado. Como era de esperar se lo tomaron a broma hasta que las encuestas le daban el 16% y ahí empezó el bombardeo. Dices que fue coherente, adjetivo no aplicable a nuestra manada política y lo de manada no es retórica, que no hacen más que mentir y tomar al pueblo por imbécil, a base de mordiscos y andanadas más propias de lobos o de zorros. No quiero ponerme nostálgico con esos políticos de mi juventud que eran capaces de defender sus ideales políticos, haciendo precisamente política, ni más ni menos que política. Voy a buscar lecturas sobre Coluche porque me parece que fue un adelantado. Un abrazo.
Coluche puso patas arriba aquella campaña electoral, y lo hizo a conciencia, con una cartelería y unas intervenciones tocapelotas. Era obvio que no pretendía ser presidente sino alborotar, como así ocurrió,. Lo que sí les quedó claro a todos fue que aquel anarquista malhablado, gamberro y faltón no había olvidado sus orígenes y era precisamente a aquella capa social de los siempre olvidados a quienes quiso hacer visibles para poner en la picota a una República que apenas miraba de reojo los rincones de miseria condenados a perpetuarse.
Como tú, también echo de menos a los juliosanguitas (y hubo varios) que fueron leales a sus convicciones hasta el final de sus vidas.
Otro abrazo.
Gracias por presentarme a esta personalidad. Si lo hubiese conocido antes así hubiese llamado a un antiguo compañero de trabajo que también se apellida Colucci, y le hubiese dicho con mucho gusto Coluche.
Por aquí se cumplen 6 meses del ascenso de Milei a la presidencia ¡Cómo nos hubiese ahorrado disgustos ese muchacho si después de haber sacado el 17 % que obtuvo en 2021 luego se hubiese bajado! Pero no, ya la sociedad estaba infectada de odio y resentimiento, dos emociones no aptas para pensar qué nos conviene elegir. Y aquí vamos… a la deriva.
Veo que las cosas por Europa no están mejor, aunque yo creo que somos los campeones mundiales de fútbol, de inflación y de presidente payasesco
Un abrazo
Los mileis, abascales, orbanes, melonis y lepenes de este mundo no son dignos ni de los chascarrillos de Coluche. ¡Vaya tropa! Resulta inquietante que semejante manada concite apoyos del votante de a pie y con cada sufragio se encienda un cartucho de dinamita para pulverizar los derechos que tanto ha costado conseguir. Solo resta que, a medio plazo, regresen la ilusión, la cordura y el empuje social para devolver a esta plaga a las cloacas, que es su ubicación natural.
Cordialidades.
Con el desencanto generalizado no solo suben los extremos, sino que aparecen este tipo de personajes que van recogiendo votos a diestra y siniestra. Mala señal, porque los políticos profesionales no van a solucionar nada, pero estos tipos tampoco. ¡Qué desesperación!
En el caso de Coluche su singularidad radica en que cuarenta y tres años después de su estrambótica incursión electoral, la organización solidaria que creó sigue ahí.