«Memoria doliente»: Archivo personal
Se emplearon a fondo, según refiere el hijo de un testigo: “El 23 de agosto los enterradores no daban abasto para transportar gente con carretillas hasta la fosa que habían excavado. La sangre lo empapaba todo. Cuando estaba cargando a un hombre, el enterrador se dio cuenta de que todavía estaba vivo, y se lo dijo a un oficial de la Guardia Civil que estaba de vigilancia en el cementerio. El guardia le contestó: ‘Esto lo arreglo yo enseguida’. Cogió la pala del enterrador y a golpes le machacó la cabeza al moribundo y de este modo lo remató”.- Los ‘buenos vecinos’ de Huesca, de Víctor Pardo Lancina.
Despierta la ciudad y retrocede, agónico, el tiempo consumido aleteando sobre los viejos edificios que la memoria aprendida recoloca y tiñe de blanco roto, azabache y grises. Ascienden las emociones por la empalizada de los recuerdos susurrando los nombres de todas y cada una de las martirizadas víctimas de aquel horrendo festín de odio y sangre cuyo hedor se cuela por las rendijas del tiempo transcurrido.
«Yo, que a menudo me siento abrumado en medio de tanto dolor, en nombre de las víctimas, sobre todo de las que todavía permanecen en las cunetas o en anónimas fosas comunes, deseo que mientras los muertos no tengan una lápida en la que poder leer su nombre, los verdugos tampoco puedan descansar en paz».- Víctor Pardo Lancina, periodista y escritor oscense, en el capítulo, Escenas de un guión inacabado, del libro colectivo, publicado en 2004, Literatura, cine y Guerra Civil.
En Memoria, amarga y viva, de los hombres y mujeres que, entre el mediodía y las nueve de la noche, fueron masacrados en Huesca, en la atroz saca del 23 de agosto de 1936.
Es necesario enfrentarse de una forma objetiva y cabal a esta parte de nuestra historia, sanear la herida de una vez por todas y poder así enfrentar lo que el futuro nos depare. Pero hay que hacerlo sin partidismos, y remontándonos al verdadero origen, que fue anterior al 36, diciendo toda la verdad.
Lo que ocurre es que no interesa hacerlo, y mucho me temo que llegaremos al año 3000 con las heridas aún abiertas.
Estas personas , como tantas otras asesinadas en la retaguardia, no fueron combatientes caídos en el campo de batalla; fueron torturadas hasta la muerte por cuadrillas de psicópatas enarbolando la más perversa de las banderas; psicópatas que fueron jaleados y, en algunos casos, encumbrados y condecorados; psicópatas que se convirtieron en los sicarios necesarios de otros psicópatas que, sin mancharse físicamente las manos, los enardecían y aplaudían y justificaban hasta la náusea las atrocidades.
El golpe del 36, devenido en guerra, se preparó minuciosamente por los que luego, convertidos en vencedores, tuvieron la desfachatez de acusar de rebelión a quienes consideraron desafectos a sus proclamas. Pretendían llevar a cabo una acción cruenta pero rápida, con una oposición mínima, pero se encontraron con mayor resistencia de la calculada y el golpe se transformó en incivil guerra que sembró de horror España durante casi tres años, y de represión y venganza los treinta y seis restantes.
Esto es lo que hay, el recuerdo
Así es; siempre queda, como poético desagravio, la memoria.
Qué barbaridad!
No por el pasar de los años, los hechos se suavizan o nos hacemos a la idea y por eso reducen el dolor, muy al contrario, deben impactarnos como el minuto cero.
Me quedo paralizada ante tanto horror y sufrimiento. Porque me pongo en su piel, en aquella época, en aquel lugar y en aquellas familias de tantos y tantos asesinados.
Detrás de cada uno de esos nombres (fui a tu otra entrada) hay una persona con su vida que le han sesgado. Y a su vez haya un viudo/a, huérfanos, hay un padre, hermanos…..
Fue una masacre en números de asesinados, pero el dolor se extendió mucho más allá de esa cifra y a afectó a muchísimas más personas.
Admirable tu homenaje, Una mirada….
No se puede caer en el olvido, es lo mínimo que merecen.
Un abrazo.
Ciertamente. No sólo se segó la vida de estras personas sino que se les negó a sus familias el derecho a expresar su duelo y se las condenó a convivir (Huesca era y es una ciudad pequeña) con los inductores y los ejecutores de los crímenes. Pero nadie pudo arrebatarles el recuerdo de esas vidas y se preservó la memoria de los ausentes. Y esos nombres durante décadas susurrados pudieron decirse, por fin, en voz alta.
Estos días desgraciadamente, con la exhumación de los restos del dictador están saliendo a la luz historias en muchos casos calladas, aunque nunca olvidadas.
A la afirmación de un representante de un partido político que esta exhumación, hará reabrir las historias ya olvidadas, le contestaba el nieto de una de las víctimas que estas ejecuciones nunca se habían olvidado y ya era hora de que esa «persona» desapareciera del Valle de los Caídos.
No sólo les arrebataron la vida sino que pretendieron el imposible de extinguir sus existencias olvidando que la memoria se transfiere y los años no corroen unos recuerdos tan intensos. Un mentecato con galones ha llegado a afirmar que las personas fusiladas lo fueron «tras ser juzgadas justamente«, que ya es el colmo del cinismo. Ya les gustaría, ya, a algunos «nostálgicos» enterrar la memoria de la represión bajo el hormigón del olvido. Y, como no pueden, insisten en vilipendiar a las personas asesinadas y a sus descendientes.
No hubo juicios ni justos ni injustos en esos dias de Agosto del 36, ni en Huesca, ni En Badajoz, ni en Granada,… ni en ningún lado. Quien lo dice miente-
Ya sabes que algunos son capaces de poner la mentira incluso bajo palio… Fijate, mismamente, en toda esa tropilla que afirma que el Valle de los Caídos es un monumento a la reconciliación…
Muy buenos extractos Una mirada… me gusta donde pones el ojo
Noto en los comentarios que Uds tienen una problemática similar a la que tenemos acá con la dictadura militar del 76, que mientras algunos afirman que es algo que debe quedar atrás, olvidarse, otros preferimos alistarnos entre los que no sólo desean tener memoria, sino conocer los hechos que han llevado a eso, que es lo que nos ha llevado a nuestra actualidad de país tercermundista subdesarrollado
Por otro lado mis tios abuelos escapando de la guerra Civil española hicieron que mis abuelos en la posguerra viniesen a instalarse en Argentina, pero tranquilamente la tierra donde yo (o sus posibles nietos) crecerian pudo ser La Coruña. Por eso también estudio vuestra historia, que desde nuestro nacimiento en 1810 , O TAL vez antes, es un rebote de lo que pasaba en la península iberica
Beso
La memoria es la mejor actitud para encarar el presente y el futuro. El pasado no se puede enterrar en nombre de una falsa reconciliación nacional porque esta se alza sobre la injusticia, la represión, el asesinato y el miedo. Recordar es, también, una manera de desahogo para quienes se vieron obligados a un terrible duelo interior. ¿Por qué no pueden las familias buscar a sus muertos, a sus desaparecidos? ¿Qué delito hay en ello…? ¿Qué temen quienes desearían cercenar el derecho a conocer el paradero de los deudos ajenos?
Todos los Estados tienen sus sombras; Argentina y España acumulan terribles claroscuros. Hágase la luz, pues.