“White Trees”: Stanley Zimny
“Como si no hubieran sido suficientes las prebendas y posesiones de que disfrutaban las Órdenes Militares por los servicios prestados, les legó el Batallador el reino con ligereza impropia de un hombre cabal”, argumenta Manuel, andarín, ex-bibliotecario y estudioso de la Historia de Huesca, cuando el exiguo grupo de caminantes echa a andar hacia la alberca de Cortés, con el familiar y modernista puente de San Miguel transformado en kilómetro cero de la marcha.
Pese a la temperatura —cero grados a las siete y trece de la mañana— Manuel, que en agosto cumplirá setenta y ocho años, únicamente lleva un ligero chubasquero sobre una camiseta de manga larga, finos pantalones de loneta hasta los tobillos y, en los pies, sus sempiternas sandalias de tiras cruzadas y suela neumática; sin calcetines. Como si fuera inmune al frío. Dejando en evidencia a sus acompañantes —con ropa deportiva térmica— de los que, por edad, podría ser padre y, en algún caso, abuelo.
El grupo festonea la orilla derecha del Isuela al ritmo de las zancadas del hombre mayor que, de vez en cuando, reduce la marcha para trazar, señalando con las manos, una línea imaginaria en el paisaje, delimitando las antiguas posesiones eclesiásticas donadas por los sucesivos reyes aragoneses y las heredades de otros prohombres de la Corte medieval en una época donde una de las preocupaciones de los monarcas era mantener el flujo de agua necesario para regar las extensiones de cultivo oscense, ampliando los recursos hídricos que habían dado renombre a la agricultura con la red de acequias construidas cuando la ciudad era gobernada por los sarracenos.
En 1134, en virtud del testamento de Alfonso I el Batallador, los Hospitalarios, los canónigos del Santo Sepulcro y los Templarios se convierten en los herederos del Reyno, no renunciando a los derechos que les correspondían hasta el reinado de Petronila, casada con Ramón Berenguer y constituida ya la Corona de Aragón. A cambio de esa renuncia, las Órdenes Militares recibieron diferentes posesiones en el Reino de Aragón, que fueron incrementando a lo largo de los años. Con la caída de los Templarios, la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén se convirtió en la encomienda con más propiedades en Aragón y Cataluña, creándose la Castellanía de Amposta, desde la que se gobernaban las tierras y haciendas hospitalarias que, además, gozaban de privilegios y exenciones fiscales.
“Y esta alberca de Cortés”, señala Manuel aspirando profundamente al detenerse frente a ella, “fue mandada construir a finales del siglo XV por Diomedes de Vilaragut, máxima autoridad de la Castellanía de Amposta, que tenía su sede, por concesión real, en el palacio de la Zuda de Zaragoza. La terminaron de construir allá por 1501 y la calcularon para que pudiera contener medio millón de metros cúbicos de agua. Y aunque el objeto de la misma era la traída de agua a Huesca, los primeros beneficiarios fueron los propios sanjuanistas, cuyas posesiones se extendían por toda esta zona. No eran lerdos, no”. Vuelve a aspirar, como si quisiera absorber todo el oxígeno del entorno.
En el centro de la alberca se mece una solitaria focha mientras lo que parece una cerceta común permanece en el carrizal inundado de la orilla.
Se avistan desde el sendero el puente de San Miguel y el torreón del convento de las Miguelas. El Isuela baja silencioso y regresan los paseantes bordeando el cauce.
Son las diez menos veinte de la mañana. En el acceso peatonal del puente se despide y dispersa el grupo. Manuel cruza el paso de cebra, se vuelve a saludar con la mano desde la acera contraria y, a buen ritmo, prosigue su camino por el Paseo de Lucas Mallada.
Menudo paseo nos has dado no solamente por Huesca, que eso si que soy capaz de seguir, pero donde ya tengo que concentrarme y al final me pierdo es el paseo por la Historia.
Ha sido una asignatura que siempre la tenía cogida entre alfileres y cuando tenía que recordar alguna fecha o enlazar a reyes, coronas, episodios militares, ahí fracasaba totalmente.
La finalidad del paseo no era sino la de conocer una alberca de finales de la Edad Media cuya construcción estuvo muy relacionada con el curiosísimo testamento del rey Batallador, que legó Aragón y Pamplona a Dios, Jesucristo y el santoral completo para conseguir plaza en la Corte Celestial. Y como tales seres no iban a bajar a la Tierra a hacerse cargo de la herencia, fueron los monjes de las cruzadas quienes pasaron a administrar el legado en nombre de los Cielos.
El conocimiento de la historia lo entiendo como crucial pero tengo que reconocer que la que a mí me enseñaron se hacía pesada y aburrida hasta aborrecerla. Otra cosa es que cuando no es necesario su conocimiento para sacar nota, acabe interesando e incluso gustando. Este es mi caso y por eso agradezco estas aportaciones históricas que haces porque son las más desconocidas.
Buena semana, Mirada.
Lo mejor de la historia es que se puede interpretar según el punto de vista que se desee… Detente, por ejemplo, en Isabel la Católica. ¿Quién fue esta mujer…? Pues ni más ni menos que la usurpadora más jaleada de la historia de España. Y esa es otra perspectiva desde la que acercarse al personaje.
Felicísima semana también para ti.
Es curioso como el agua ha marcado la historia de los pueblos a lo largo de los siglos
Mucho. No en vano, los asentamientos humanos lo fueron junto al río correspondiente y fue el caudal del mismo el que primero estableció la riqueza de un pueblo.
la “focha” no la conocía, o no me había fijado bien antes, vista así en imagen… se parece a la “polla de agua” de las tierras manchegas, pero esta tiene la mancha encima el pico roja, NO BLANCA
Saludos
Las fochas y las gallinetas (pollas de agua) son primas hermanas y tan comunes en los humedales que suelen pasar desapercibidas.
Salud.
De esos hospitalarios se ha hablado menos que de los templarios y míralos ellos que hasta tenían una castellanía (ni sabía que existía eso hasta que te lo he leído) para gobernar lo suyo y moco de pavo no sería. Lo que les debieron sacar a la Petronila y al cónyuge estos “pobres” frailecicos.
Iglesia, puagggg.
Salud.
Los Templarios fueron, hasta su final, la “orden bonita” en la Corona de Aragón; pero, cuando el Papa decretó que esa Orden Militar fuera abolida, sus bienes en Aragón pasaron directamente a los Hospitalarios, que se convirtieron así en poderosos latifundistas y tan ricos que hasta ejercieron de prestamistas de los mismos reyes.
Lo de los escorzos dinásticos de la corona de Aragón es de ver y no creer… Apasionante.
Internarse en los vericuetos históricos de cualquier territorio es una extraordinaria aventura donde el tedio es imposible.