“Château de Lourmarin”: Salva Barbera
En el pequeño paraíso de Lourmarin, en cuyos rincones danzan los sueños, se halla la casa que comprara Albert Camus en 1958 con el cheque que acompañaba el galardón del Premio Nobel de Literatura concedido por la Academia Sueca el 16 de octubre de 1957.
Acostumbrado desde niño a prescindir de tanto y poco dado, ya adulto, a dispendios superfluos, Camus se prendó de la mágica esencia provenzal de Lourmarin y de aquella antigua granja dedicada a la cría de gusanos de seda situada en la calle de la Iglesia —hoy, calle de Albert Camus—, que él concibió como cálido hogar de Francine, su mujer, y sus gemelos Catherine y Jean, nacidos en Boulogne-Billancourt en 1945.
De allí, de aquella casa amorosamente reconstruida y amueblada, con su original terraza circular, sus persianas verdes y su imponente ciprés, salió el reposado escritor hacia París en el Facel-Vega de su amigo Michel Gallimard para encontrar la muerte en la carretera el 4 de enero de 1960.
Cómo lloró Lourmarin, su elíseo, la muerte de su Monsieur Terrasse, apelativo con el que se referían al escritor sus convecinos para proteger la intimidad de la familia Camus de los periodistas y curiosos que acudían a la localidad para importunar al nuevo Premio Nobel francés.
Sus amigos, los futbolistas de Lourmarin, con quienes tantos momentos había compartido, llevaron a hombros el féretro hasta el cementerio, donde una humildísima lápida de piedra —idéntica a la de su esposa, fallecida en 1979— señala su tumba.
Me alegro que a Albert Camus, lo dejaran enterrar sin mayores problemas ya que a un bebé perteneciente a una familia de etnia gitana el alcalde de Champlan (Francia) no dejó que lo enterraran en su municipio.
Un alcalde francés impide enterrar al bebé de una familia gitana acampada ilegalmente
Lo siento, pero es que me ha hecho recordar la noticia y hay algunas que realmente me indignan.
Una aberración más de las innumerables que se cometen contra el prójimo desfavorecido en el mismo país cuyos jerifaltes pretendían trasladar los restos de Camus al Panteón, ofrecimiento que la familia no aceptó.
Un entrañable “extranjero”
Menudo ritmo ha tomado este año anotando
¡bien!
Muy entrañable, tú lo has dicho; por él merecía la pena dar ese pequeño acelerón.
Tengo pendiente desde hace mucho la lectura de ‘El hombre rebelde’ más que nada por eso de que fue la obra que le enfrentó a la izquierda de su tiempo y, sobre todo, sobre todo a Sartre…
Uno que es poco existencialista, no como otros…
Salud de la rebuena.
Su lectura no te decepcionará; su lúcida y argumentada defensa de la concepción anarquista de la libertad en oposición a la ideología marxista es dificilmente superable.
Me he pasado todo el día tratando de encontrar estos dos artículos que recordaba de cuando el centenario y que habían desaparecido en el maremágnum de mis enlaces guardados.
http://mesecosicas.blogspot.com.es/2013/11/espana-libre-de-albert-camus.html
http://blogs.publico.es/davidtorres/2013/11/11/lecciones-de-camus/
Es que Camus no se instaló en las ideas sino que llevó su compromiso a la realidad conocida. Fue una persona coherente, vivaz, generosa y entusiasta que se negó a poner riendas a sus sentimientos nobles y solidarios.
… Para que ahora se queden esperando moderación.
Ya sabes que los “porteros” de los alojamientos de blogs van a su aire.
Sí, ya se que no les gustan los enlaces, pero siempre pruebo a ver si los pillo despistados.
Eso; insistencia y resistencia. A ver si se van acostumbrado.
Mal accidente el que tuvo. Aunque nunca es el momento, claro está.
Al bueno de Albert, al que -como usted dice-, tantas cosas le faltaron de pequeño, aunque no un buen maestro que es cosa rara según lo que tengo vivido; a él, como digo, siempre le guardaré un pequeño lugar en el panteón de mis lecturas decisivas.
Que tenga un buen año.
Leer en Camus es, también, una apasionante búsqueda de uno mismo en ese mapa personal oculto de reflexiones y concepciones que son sus textos.
Buena añada, también, monsieur de Batz..