In memoriam
Francisco, 17 años.
Romualdo, 19 años.
José, 32 años.
Pedro María, 27 años.
Bienvenido, 30 años.
El miércoles 3 de marzo de 1976, a partir de las cinco de la tarde, hora de la asamblea obrera, los huelguistas fueron entrando en la iglesia de San Francisco de Asís, del barrio de Zaramaga de Vitoria. Cerca de cinco mil accedieron al templo observados por la policía; uno de los mandos del cuerpo armado contactó con el párroco para que los concentrados desalojaran el recinto y apeló el sacerdote al Concordato firmado en 1953 que otorga a la iglesia protección contra la intrusión policial en sus propiedades… Segundos después “la policía atacó y asaltó la iglesia con gases lacrimógenos y material antidisturbios, por lo que, presos del pánico y la asfixia, los allí congregados comenzaron a salir huyendo, momento en el que los policías procedieron a golpear y disparar indiscriminadamente tanto sobre los que intentaban escapar, como sobre los que, desde el exterior, atraían su atención para dejar vía libre a los que abandonaban aquel infierno”.
—(…)¡Buen servicio! […]hemos contribuido a la paliza más grande de la historia—, comunicó por radiofrecuencia uno de los policías intervinientes.
Más de dos mil disparos. Cinco muertos. Ciento cincuenta heridos.
«Hemos contribuido a la paliza más grande de la historia».
La calle —la que Fraga Iribarne, Ministro de la Gobernación de entonces, decía suya— se llenó de sangre obrera. Y nadie, en los treinta y ocho años transcurridos, fue juzgado ante un tribunal por ello.
Asesinos de razones y de vidas
que nunca tengáis reposo a lo largo de vuestros días
y que en la muerte os persigan nuestras memorias.
LLUÍS LLACH.- Campanades a Morts.
No sé qué decir. Sólo que, cómo tantas cosas que aquí expones, es la primera vez que leo sobre ello:(
Debió de ser un horror hallarse allí y es un horror que aquello quedara impune.
Un abrazo
Los testigos que pudieron contarlo dicen que fue dantesco: humo, porrazos, disparos, gritos… Y, como colofón, Fraga presentándose a visitar a los heridos, como si se hubiera tratado de un lamentable accidente…
Otro abrazo.
Estas muertes ya en pleno proceso de transición son aun más lamentables que las de la dictadura. Como la de García Caparrós todavía más tarde.
…pero fíjate, Senior citizen, que se nos intenta vender una Transición pacífica, apacible, apelando a la desmemoria.
Me queda pendiente el homenaje a García Caparrós.
Siempre preferimos recordar las cosas buenas y no las malas, pero es que, además, comparado con el tiempo anterior hubo alguna diferencia. Había esperanza y eso es importante.
…ni tampoco había marcha atrás -a los USA y a la Europa ajena a la URSS ya no les interesaba una dictadura detrás de los Pirineos-. Entonces, como ahora, la política iba por un lado y el personal de a pie por otro. La esperanza y la lucha estaban en la calle, en las empresas, en el sindicalismo, en la universidad, mientras los que habían cortado el bacalao junto al autócrata bruñían sus herramientas para seguir cortándolo; con un tajo más cuidadoso pero cortado por los mismos.
Hace pocos días en el cementerio de Zaragoza, en una de las ocasiones me entretuve en ir leyendo la edad de todos los que allí estaban representados en los caídos en la guerra civil en Zaragoza, desde los 17 años hasta 35 aproximadamente aunque había de todas las edades. Las guerras, posguerras y las transiciones hacen que cualquier resquemor que se tuviera con una persona sea llevado a sus máximas consecuencias.
No conocía este cuento episodio que nos cuentas.
Cruento no cuento.
Ya imaginaba que no era «cuento», aunque lo traducía, in mente, por «cuarto», en referencia a que era el cuarto episodio de los Crímenes de la Transición.
La paz igualitaria de los cementerios… Yo también suelo recrearme en la contemplación de las sepulturas y en los escritos que las familias dedican a sus difuntos; algunos son joyas literarias.
Hay en el cementerio de Huesca una lápida nuevecita que no tiene nada de especial pero que a mí, que viví la historia del cuerpo enterrado bajo ella, me conmueve especialmente: Es la de un fusilado en los cuarenta cuya hermana murió en 1972 sin saber dónde estaba el cuerpo de su hermano menor. Años después de la muerte de ella, se descubrió que su hermano estaba en una fosa a apenas doscientos metros del nicho de ella.
Sobran las palabras… Por proximidad, recuerdo aquello perfectamente. Son episodios difíciles de olvidar y en los que se nos plantea la impunidad con la que en ocasiones actúa el poder.
Salud!
Impunidad… Y la rabia y la desesperante sensación de que siempre pierden los mismos.
Salud.
El otro día, las lluvias pusieron al descubierto en Alfacar* huesos que pueden ser de una fosa común de la guerra incivil.
* Entre Viznar y Alfacar
mataron un ruiseñor
porque quería cantar.
Los elementos de la Naturaleza terminan siendo notarios de la historia, se trate o no del poeta y/o de quienes compartieron con él horror y enterramiento.
Según parece, hay más de 2.000 personas enterradas en ese barranco, así que los restos pueden ser de cualquiera de ellas.
Entonces sólo resta que se daten los huesos para conocer la época;identificar a quién pertenecen ya es más difícil.
En toda esa zona se han estado encontrando huesos a lo largo de los años sin que nos enteremos o enterándonos después, cuando ya no se sabe ni a donde fueron a parar. A un paso de donde han salido ahora se construyó una urbanización y muy cerca de donde se suponía que estaba Lorca hicieron un parque con su nombre y se dice que sacaron de allí multitud de esqueletos que sepa Dios donde estarán. Por eso, lo mejor que se podía haber hecho en ese barranco era echar encima toneladas de tierra, sembrar árboles y no volver a tocarlo en la vida.
Ya sabes que los huesos se presentan o se ocultan por turbias razones. Un arbolado sería una solución, sí, aunque habría que conocer la opinión de quienes creen que los restos de sus deudos se hallan en ese lugar.
Si yo tuviera allí a alguien de mi familia, es lo que hubiera deseado.
.Y yo comparto lo que dices, pero ya sabes que no todos los descendientes estarían dispuestos a ello.
He estado leyendo las transcripciones de lo q decían los polis por la radio y es para flipar y con lo de Fraga yendo a visitar a los heridos es para caerse y no levantarse.
Salu2.
De Fraga —un individuo capaz de ordenar la falsificación del diario del estudiante Enrique Ruano para que pasara por suicidio lo que era un asesinato en dependencia policiales— pocas actuaciones podían asombrar; incluso entonces.