“Happy Rain”: Wolfgang Müllner
J’écoute en soupirant la pluie qui ruisselle
frappant doucement sur mes carreaux…
Llama insistentemente la lluvia en los cristales y sus acuosos nudillos dejan un rastro de burbujas amorfas deslizantes que siluetea, del otro lado de la ventana, monsieur Lussot mientras canta, en intermitente sucesión de susurros, el viejo ritmo de Sylvie Vartan.
La sala de estar de la sexta planta del hospital huele al dulzón cappuccino recién derramado en el dispensador de la máquina expendedora de bebidas calientes. La veterinaria que se ocupa de la salud de los gatos del Barrio recoge pausadamente con un pañuelo de papel el líquido depositado en la rejilla; la señorita Valvanera lee a Max Blecher sentada junto a la mesa naranja próxima a la puerta.
Ocupando la pared coloreada en salmón y amarillo que se halla frente a la ventana donde se apoya monsieur Lussot, un poema de Agustín García Calvo, en forma de caligrama mural con las palabras componiendo ondulaciones, engrandece el recogido espacio donde la aparente despreocupación enmascara la incertidumbre.
Al otro lado del pasillo que recorren las auxiliares repartiendo las bandejas con el desayuno de los pacientes, yace, monitorizada en una habitación con visitas restringidas, la Hermana Marilís.
Que la tierra le sea leve al singular García Calvo y larga vida a Marilís, a la que le quedan muchas flores que llevar a la tumba de Ponzán.
Salud.
El uno vivió intensísimamente y la otra volverá a sus quehaceres. Sin duda.
Salud y lucha, Fer.
La canción será de los años 50 o 60, no? No la había escuchado nunca. La sala de hospital es original, muy colorista, como para evadirse.
Salu2.
Es sesentera, efectivamante; hay una versión en castellano…
Las salas de estar del hospital fueron decoradas por el alumnado de la Escuela de Arte. Y dejaron su impronta, desde luego.
Espero que la Hermana Marilis , con los cuidados de sus amigos, salga de esta y pueda volver el 17 de agosto a donde ella suele ir ese día.
Te he “pillado” el poema de Max Blecher, para “No me quites paz” Si lo crees inoportuno házmelo saber.
Un abrazo
Nuestro entrañable Max es universal, Trini. ¿Y dónde va a encontrarse más a gusto que entre las exquisiteces que atesoras?
La Hermana Marilís se halla ya recuperada y tan en forma como siempre.
Besos.
Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.
Haciendo caminos, sí, trazados con infinitas y, a veces, invisibles huellas; las del exiliado don Antonio, entre ellas.
Buen recordatorio, Senior Citizen.
Son tantos los enlaces, que tengo que volver con más tiempo, aunque de momento me quedo con El ritmo de la lluvia, en cristiano, es de mi época, la de los guateques. Aunque efectivamente cantada por Sylvie Vartan me gusta más.
La aniñada y excitante voz de Vartan… También a mí me gusta más su versión que la de Miguel Ríos, amigo Jubilado.