“Guara”: Archivo personal
El último rastro de Treseta de [Casa] Cosme se pierde en el cuidado lecho que en el presente acoge el reducido terreno del Parque Infantil, lugar que, pese a su actual función, sigue denominándose, con puntillosa referencia histórica, la Femera Cosme, apelativo que causa estupor en no pocos foranos cuando descubren la alusión escatológica del término.
Teresa Labata, llamada Treseta de Cosme, fue sanadora, y no debían de ser vanos su buen hacer y dedicación cuando su fama de entendedera hizo que se la reclamara desde diferentes puntos geográficos de la Sierra de Guara para ocuparse de los males físicos de personas y ganado, actividad que, por sí misma, no le reportaba más beneficio que la promesa, por parte de los agradecidos familiares del paciente o de los dueños de los animales, de comprar, cuando hubiera menester, algunas libras del aguardiente que Cosme, el padre de la curandera, fabricaba en un alambique situado a la orilla del río.
Cuentan que fue, precisamente, el rudimentario alambique y el, para algunos, preciado licor que en él se destilaba, los que provocaron la caída en desgracia de la joven ensalmadora.
Los Artero, familia pudiente que consideraba propias las tierras donde se ubicaba la humilde licorería, pretendieron que Cosme Labata pagara un tributo considerable por su actividad o que, en su defecto, traspasara a la familia Artero los secretos del líquido que negociaba. No pudiendo Cosme llevar a efecto la primera propuesta y no aceptando la segunda, los Artero reunieron una partida de aparceros que, de noche, destruyeron el alambique, arrasaron el huerto familiar y prendieron fuego al corral donde Cosme y su hija guardaban algunas gallinas y un par de cabras. Pareciéndoles poca la venganza a los caciques, Treseta de Cosme fue denunciada bajo la acusación de haber vertido alguna ponzoña en los abrevaderos del ganado de la familia Artero. Convocada en el Ayuntamiento para que diera cuenta de aquello de lo que se le acusaba, la entendedera negó los hechos y la autoridad, temerosa del poder de los Artero, le prohibió ejercer su oficio bajo pena de fuertes sanciones.
Dicen que Treseta de Cosme dejó de recorrer los caminos de Guara con su morral colmado de hierbas. Dicen que enterró el morral de piel de cabra en la femera y, con él, el don que tanta salud había repartido entre los seres de la sierra. Dicen que, poco tiempo después, una gripe -o el cólera o…- se cebó con el pueblo e hirió de muerte muchas casas, entre ellas, la de Cosme Labata; él y su hija Treseta fallecieron. Y cuentan que en Casa Artero la enfermedad fue especialmente cruel: la abuela, el padre y cuatro, de los cinco hijos, sucumbieron.
Y por los siglos de los siglos, los poderosos, al igual que los Artero, son víctimas (y producen víctimas colaterales) de su propia ambición sin medida.
Pobre Treseta…
Un abrazo. Indignado con la envidia y el abuso del poder, pero muy amistoso para ti
Buena ruta la de Guara para aprender, hacer deporte y comer y beber de pistón.
Salud.
Así es, Almena; se van ganando los siglos pero no se pierden las ancestrales -y malas- costumbres.
Otro abrazo para ti.
Buena, pero buena, buena, Fer. Y para quienes gustan de las “sensaciones fuertes”, nada como el agua(rdiente) de Colungo.
Saludos cordiales.
El poderoso, como siempre, ejerciendo su maldad sobre el que menos tiene.
Aunque de triste final, me ha gustado la historia de Treseta y tu manera de contarla.
Abrazos
Pobre gente, ¡qué injusticia!. Nunca entenderé este tipo de acciones tan destructivas, tan sinsentido…
Me encanta ese diccionario que incluyes, ya que, antes de leerte, ni siquiera sabía que existía el idioma aragonés y creo que conservarlo, difundirlo enriquece muchísimo la cultura.
Un abrazo
Triste final, sí, Trini. A veces, eso es lo malo de las historias locales, que la ventura del “érase una vez” del principio, deriva en tragedia.
Mis afectos.
Lo cierto es, Luz, que el pequeño diccionario de la cabecera es la única manera de mantener cada narración en su contexto, respetando los vocablos que han perdurado en el tiempo.
Otro abrazo y muchas gracias por tu comprensión.