“April”: Éva Gabriella Révész
Apenas un cuarto de arco iris se proyecta sobre el lecho herbáceo de la antigua pardina (=Arag., finca en la montaña) Gabarre, allí donde la memoria colectiva recuerda a mosén Ramiro, el cura viejo, arrodillado en el desaparecido esconjuradero, gritando, hasta enronquecer, la letanía pseudorreligiosa que terminaba con el invariable: “¡Au d’astí, au d’astí, au d’astí!” (=Arag., ¡Fuera de aquí!), preludio de la calma tras las durísimas embestidas de los elementos de la Naturaleza.
En una única piedra grisácea -islote inanimado entre un mar de tallos flexibles que aromatizan el terreno- con un desigual motete pintado por manos anónimas, se hallan acumulados los vestigios de tormentas, rayos, culebrinas, ventiscas, vendavales, que bruxas y diaples (=Arag., brujas y diablos) descargaron sobre el Barrio en constante pulso entre las fuerzas de la Naturaleza y las fuerzas humanas, aunadas estas últimas en la pequeña fortificación desde donde las palabras del cura rural acuchillaban las sombras para que, a través de la herida, entraran los rayos del Sol y distribuyeran sus serenas caricias.
–¡Au d’astí, au d’astí, au d’astí!
Bascués, la cigüeña veterana, camina, señorial, por la pardina humedecida, atenta al devenir de las bêtes sur l’herbe y los ratones de campo que asoman sus ojuelos a la gozosa claridad de la mañana.
¡Qué maravilla!
La verdad es que con la descripción del paisaje, me he paseado por el bellísimo lugar, pudiendo asistir a esa especie de exorcismo contra los supuestos “demonios” de la naturleza que batallan con los mortales, intentando con el conjuro transformar sus fuerzas en sobrehumanas.
Dicen que la fe mueve montañas…
…y dicen que las invocaciones eran mano de santo. Dicen…
Todo un lujo entrar aquí y leer tan bellas historias a la par que gozamos de las ilustraciones con que las acompañas. Esta en particular me ha pillado.
Que inutilidad el intentar reprimir a la naturaleza.
Un abrazo
Lucha secular e inútil la del hombre, contra una naturaleza embravecida e indiferente a las humanas cuitas.
Lucha incluso actual, eterna aunque los modos cambien.
Un abrazo!
…por lo visto había hasta una suerte de jaculatoria -dicen que si en latín…- para llevar a cabo esos menesteres.
Cosas de las de antes…
Más abrazos para vosotras.